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— Cachetes, deja esa cosa horrorosa en el suelo — le había dicho con una mueca asqueada, observando al menor agachado en medio de la calle mimando a un pequeño gatito —

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— Cachetes, deja esa cosa horrorosa en el suelo — le había dicho con una mueca asqueada, observando al menor agachado en medio de la calle mimando a un pequeño gatito —. Te va a contagiar sus gérmenes.

Joaquín rió levemente, girándose para encararlo y levantándose con el animal en brazos. — ¿Pero qué dices? Es adorable. Mira, se parece a ti.

Se acercó rápidamente, extendiendo sus brazos para que el animal estuviera a centímetros de su rostro. Emilio abrió mucho los ojos, frunciendo el ceño y alejando al animal de un empujón. A lo que, por instinto, el gatito había enseñado sus dientes bufando agudo y resguñándole en el proceso. Soltó un chillido asustado y miró al animal espantado, mientras tanto Joaquín abría mucho los ojos.

— ¡Gato del demonio! — Joaquín comenzó a reír a carcajadas, soltando al animal cuando se retorció en sus manos y le miró huir rápidamente — No te rías

— Ya hyung ~ sólo fue un rasguño — tomó su mano herida aún con la sonrisa burlona en su rostro y depositó un suave beso en el dorso, justo ahí, donde tres líneas chuecas se tornaban rojizas —. ¿Le duele mucho?

Emilio le observó en silencio, sintiéndose tranquilo de pronto. Los ojos castaños del pelirosa le miraban curiosos, ladeando la cabeza y sonriendo dulcemente. Todavía sostenía su mano y acariciaba lentamente las heridas con su pulgar.

Perverso.

— Ajá — murmuró agitando la mano con una mueca incómoda, a lo que Joaquín comprendió rápidamente, soltándole. Aclaró la garganta y reacomodó las correas de su mochila deshilachada sobre sus hombros —. Yo... T-tengo — volvió a aclararse —. Me largo.

Le empujó con un poco de fuerza haciéndole a un lado, provocando que Joaquín se quejara en un susurro y sobara su pecho mirándole avanzar rápidamente.

— ¡Te un buen día hyung! — aceleró al escucharle.

— Pero, ¿lo hiciste? — Soora había preguntado distraídamente, mientras mantenía sus ojos enfocados en la pantalla del televisor, donde un videojuego se encontraba en curso

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— Pero, ¿lo hiciste? — Soora había preguntado distraídamente, mientras mantenía sus ojos enfocados en la pantalla del televisor, donde un videojuego se encontraba en curso. Había ido a casa de Alejo para, por lo menos, dejar de sentirse miserable, encontrándose con Soora jugando contra él a Mario Kart en su habitación. Como siempre.

— No puedo — habló con el rostro escondido en la almohada de su amigo —. Es inútil.

Soora pausó el juego y se giró a mirarle.

— ¿Te rendirás? ¿Así de fácil?

— Sí.

— ¿A caso no tienes huevos?

— ¡Soo! — encogió los hombros al escuchar el regaño de Alejo — Pero sí, tiene razón. No deberías rendirte tan pronto, a Joaquín le gustas, sólo es cuestión de que tú vayas a segunda base.

— ¿Por qué yo? — ladeó la cabeza mirándoles con un ojo.

— Es obvio Emilio, porque Joaquín es el de abajo — la chica pareció pensarlo y luego achicó los ojos —. Ahora que lo pienso... Tú, con esas piernas y esa cara de niña podrías serlo.

Emilio salió de su escondite y sentándose como los indios le miró ceñudo, intercalando los ojos entre el par frente a él sentados en el suelo.

— No, Emilio tiene la apariencia pero no la actitud — comentó Alejo con una mueca pensativa —. Además, los dotes de Joaquín no pueden ser desperdiciados.

— ¿A que sí? — la chica le miró con ilusión — Joaquín fue creado para serlo. Alejo asintió de acuerdo y Emilio les miró confundido.

— ¿De qué mierdas hablan?

— Joaquín es el pasivo y tú por ser el activo debes dar el siguiente paso — contestó Alejo —. Es bastante obvio hyung... Pero si decides ser el pasivo te seguiré queriendo igual.
M
— No tengo ni puta idea de lo que dijiste. Soora rió con ganas. — Sólo da el siguiente paso. Sé hombre y afrontalo como tal. Ya me tienen harta con tanta mamada.

— ¡Park Soora! — Alejo volvió a reñirle y luego se dirigió a Emilio — Pero sí, dejen las mariconadas y follen de una vez.

Soora soltó una estruendosa carcajada al ver el rostro enrojecido de Emilio y sus ojos tan abiertos, como si le espantara la idea.

Soora soltó una estruendosa carcajada al ver el rostro enrojecido de Emilio y sus ojos tan abiertos, como si le espantara la idea

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✩Sweetie✩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora