Qué difícil era ser novio de Joaquin Bondoni.
Emilio sabía que Joaquin no podía dejar de ser simplemente él. El chico de cabellos ahora castaños siempre se paseaba por los pasillos del instituto, saludando alegremente y regalando sonrisas con mejillas teñidas y ojos escondidos. Algo que había cambiado desde que comenzaron a salir dos meses atrás fue que en todos los recesos se sentaban juntos en aquella mesa de piedra bajo el gran manzanero que solían frecuentar junto sus amigos, incluso los dos amigos de Joaquin se habían unido.
Otra cosa que había cambiado era que Emilio se la pasaba mimándole con pequeñas caricias inclusive si eran distraídas, solía tomar su mano y entrelazar sus dedos entre los suyos sonriéndole divertido para después burlarse de sus pequeños dedos. Besaba fugazmente sus mejillas siempre tomándole desprevenido y le obligaba a sentarse entre sus piernas para así abrazar su cintura y descansar su mentón en la curvatura de su hombro. Habían hábitos que nunca podrían cambiar, y uno de ellos era que Emilio seguía quejándose de lo irritablemente adorable que su novio era incluso frente a él.
Joaquín solía reírse ante sus palabras y aplastando sus mejillas besando su nariz lograba hacerle relajar el ceño fruncido.
Pero ser el novio de Joaquin Bondoni no era tan fácil. Y Emilio intentaba acostumbrarse a ello.
Joaquin nunca dejó de hacer sus caminatas habituales al rededor de su colonia por si algún vecino necesitase ayuda y usualmente obligaba a Emilio acompañarle con la excusa de que era bueno ayudar. Pura mierda. Aunque Emilio se negase excusándose con los proyectos del instituto o que su madre le había castigado, o debía de alimentar a sus mascotas, Joaquín siempre se las arreglaba para convencerlo.
Bueno, un par de besos y palabras bonitas podían incluso con el malhumor de sus mañanas. Emilio era débil cuando se trataba de él y sus estúpidos pucheros. Juraba que Joaquín era alguna clase de brujo malvado que lo hipnotizaba con sus ojos de cachorro pulgoso de la calle.
Era perverso.
En serio, de verdad trató de acostumbrarse a los paseos al rededor de varias cuadras, a cargar cajas pesadas, a verle sonreír hacia las personas, a detenerse porque Joaquín siempre mimaba a los gatitos que se encontraban en el camino, a pasear perros y de en vez en cuando cuidar a la mocosa de dos años del vecino. En verdad quería ayudar a su novio en todo eso pero eso no era lo suyo. Lo suyo era dormir hasta tarde, mandar a la mierda a todo mundo, a mimar únicamente a Samay y en vez en cuando a Mr. Botas, a cuidar de su madre cuando llegaba cansada del trabajo (que pensándolo mejor era igual que cuidar de una niña). Lo suyo era ser un holgazán desinteresado.
A veces, en ocasiones, Joaquín iba a su casa y cuidaba de la señora Osorio, les hacía de comer e incluso bañaba a Samay de ser que estuviese muy sucia. Jugaba con Mr. Botas y, Emilio sabía que era ridículo, pero sentía celos de ese gato. Apenas Joaquín tocaba el timbre Mr. Botas y Samay iban corriendo a rasguñar la puerta o sentarse a esperar a que alguien se dignara a abrir, Emilio rodaba los ojos cuando eso sucedía y cuando abría la puerta para dejarle pasar apenas podía abrazarlo.
Mr. Botas se restregaba en sus piernas ronroneando mientras Samay saltaba para que lo cargaran. Comenzaba a pensar que Joaquín quería más a esas bolas de pelo que a él.
Otra de las cosas difíciles de ser el novio de Joaquin Bondoni era soportar lo increíblemente amable que seguía siendo. Admitía que sentía celos cada vez que saludaba a algún chico o ayudaba a las chicas a llevar los libros, les sonreía a las personas y siempre aceptaba los obsequios que le ofrecían. Era algo que no estaba de acuerdo, pero Joaquín era demasiado sociable como dulce y amable, y no podía obligarlo a dejar de serlo.
Joaquín era Joaquín y siempre sería así.
Una vez Alejo le preguntó curioso qué era lo más difícil de ser el novio de Joaquín . Lo había estado pensando durante un largo rato, incluso pasó la semana y seguía sin respuesta.
— Gatito, ¿me das un besito? — le sintió removerse en el sofá y la voz empalagosa de Joaquin le sacó de su ensimismamiento. Le miró con una sonrisa ladina sintiendo su corazón chillar enternecido ante las mejillas enrojecidas y aquellos ojos mirándole ilusionados. Las miles de millones y brillantes estrellas seguían en ellos.
Sin decir nada se inclinó hacia su cuerpo y dejó un suave beso en sus labios, tan rápido como un pestañeo y tan lento como para saber que ese día llevaba su bálsamo favorito. El de dulces de fresas.
— Otro y ya — su voz sonó un poco chillona y le sonreía como un niño pequeño. Rió levemente porque sabía que siempre decía lo mismo pero nunca era suficiente, por lo que se acercó para dejar dos besos rápidos que le causaron cosquillas haciéndole reír tiernamente —. Emilio ~ ¿me das otro?
Acunó sus mejillas entre sus manos y tocó sus labios en un beso prolongado. Lento, suave, dulce. Queriendo pasar el sabor de los ajenos a los suyos. Joaquín no perdió tiempo, se levantó y rápidamente se sentó sobre sus delgadas piernas enredando sus brazos en su cuello para besarlo cómodamente.
Emilio sujetó su cintura acariciándole con cuidado sin dejar de besar sus labios.
El sonido de la televisión encendida se escuchaba lejano siendo reemplazada por los latidos rápidos de su corazón.
— Hyu... — murmuró al separarse, sonriendo divertido cuando Emilio volvió a besarle impidiendo que siguiera hablando
— Hyung, deje... — beso — me ha... — beso y un par de risitas por parte de ambos —. Hyung ~
— ¿Qué pasa, bonito?
— Te quiero, gatito.
Sonrió tanto que dejó al descubierto sus encías e hizo pequeños sus ojos felinos.
— Te quiero, bestia.
Joaquin rió sinceramente aplastando las mejillas de su hyung logrando que sus labios se abultaran para volver a besarle.
Entonces la pregunta de Alejo regresó a su cabeza y supo la respuesta.
Lo más difícil de ser el novio de Joaquin Bondoni era sobrevivir a los ataques de corazón que su ternura lograba causarle.
Ah~ qué difícil era ser novio de Joaquin Bondoni.
Fin
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✩Sweetie✩
Fanfic«Mírenlo siendo tan lindo y adorable... debe ser un truco, quizás trama algo. Ese niño no es normal, es demasiado amable para ser real, debe ocultar algo realmente oscuro. iEs perverso! ¡El mal personificado! Si buscas en el diccionario la palabra "...