Dimitri.

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Estaba feliz con Ezra al parecer. Aunque Dani decía que no era más que sexo, yo la veía riendo con él y a mí se me partía el alma.
Aquel día, cuando se sentó a mi lado en el cine y mi mano rozó su piel, pude sentir vibraciones en todo el cuerpo, de esas que había sentido la primera vez que la vi. Samantha había cambiado mi vida, y aunque una parte de mí seguía enfadado por lo que había oído aquella noche que atacamos la base, la otra parte deseaba que ella me siguiera queriendo como yo la quería a ella.
Había ido en contra de mis ideales, había traicionado a los míos con tal de mantenerla a salvo, y ahora estábamos tan distantes que era difícil pensar en el pasado que compartíamos.
El día que marchamos hacia el centro, Abigail me había besado con una pasión que me costaba sentir, noté que Sam nos había visto pero desvió la mirada rápidamente, estaba cansado de esas muestras de afecto por parte de Aby en público, pero sabía muy bien que con lo insegura que era lo hacía solo para que su ex amiga la vea. Y es que siendo sincero, no sé porque acepté la idea de salir con ella, simplemente tuvimos sexo una noche de despecho y luego se instaló en mi vida cotidiana. En la camioneta, me movía para todos lados producto de los baches del camino y no dejaba de pensar en mi discusión con Abigail. Habíamos comenzado a salir hacía pocos meses y todo fue gracias a su insistencia permanente. En un momento llegué a pensar que era como una garrapata, a donde sea que iba ella estaba ahí, esperándome con una enorme sonrisa. Era bonita, claro, pero no era la chica que yo quería y supuse que debería condenarme toda la vida a estar con personas a las que yo no quería solo por haber estropeado lo único bueno que había conseguido en mi vida.
Eres un idiota y lo sabes.
La voz de Otis sonaba en mi cabeza constantemente y a veces no me dejaba en paz.
Confundiste las cosas y arruinaste todo.
A pesar de que había sido el menor entre los dos, siempre sabía qué decirme aunque eso no me gustara demasiado.
Iba sentado en el asiento del acompañante, mientras mi equipo hablaba y reía en los asientos traseros. Constantemente buscábamos provisiones de combustible y siempre que las conseguíamos, eran usadas en misiones importantes, y aquella misión lo fue.
Llevábamos planeando eso hacía meses. Analía estaba emocionada. Yo sabía que era una misión suicida y no me gustaba la idea de que Dani y Dylan estuviesen sentados detrás de mí. Intenté convencerlos de que se quedaran en la comunidad, pero decirles eso fue como un golpe bajo, se sintieron ofendidos.
Mientras pasábamos a toda velocidad por un bosque silencioso y oscuro, en mi mente se reproducían las palabras de Sam aquella noche en la que lo nuestro terminó. Ella le había dicho a su madre cuánto había querido a aquel sujeto y yo me sentí ofendido por todo lo que habíamos pasado juntos y el hecho de que ella aún no lo superaba.
—Es realmente buena—dijo una voz molesta desde el fondo de la camioneta. Al pronunciar esas palabras, los demás vitorearon, todos menos Dani y Dylan que se miraban entre sí y luego me miraban a mí. Sabía a qué se refería Ariel con aquellas palabras y un cosquilleo recorrió mi columna, llevaba meses intentando conquistar a Sam y ella se negaba rotundamente.
—Con esa boca debe hacer unas mamadas de la puta madre—dijo otro y todos volvieron a reír.
—Lo mejor debe ser tenerla en cuatro—por el reflejo del vidrio pude ver el rostro victorioso de Ariel. Tenía ambas manos por detrás de la cabeza y su espalda erguida en el asiento, me miraba. Yo lo observaba a través del espejo sobre mi cabeza, y sabía que estaba haciéndolo a propósito. No había historia entre él y Sam, pero no paraba de mencionar lo afortunado que era el doc al tenerla en su cama. Siempre supe que Ariel hubiese hecho lo posible e imposible por cogérsela, pero Sam al parecer nunca aceptó porque solo era una fantasía en la cabeza enfermiza del otro.
—Cierra la boca, Ariel—dijo Dylan molesto. Había madurado bastante el último año, estaba en una relación seria con Maia, la hermana de Sam. Tenían la idea de irse a vivir juntos e incluso había escuchado que se querían casar. A él le molestaba tanto como a mí la actitud de Ariel, pero fue mucho más valiente que yo al hacerlo callar, aunque eso fue un error, ya que Ariel se dio cuenta de lo molesto que era y siguió con su juego.
—No te haces una idea de cómo gime en la cama—dijo acercándose a su oído y Dylan se apartó enfadado—Los vecinos se han quejado de los ruidos molestos en casa de Ezra ¿Su hermanita es igual?
—No te atrevas a meter a Maia en esto.
Ariel lo miró un breve instante y luego lanzó una carcajada que resonó en todo el coche, sus amigos lo siguieron.
—Me conformo con la mayor, esa sí que es un espectáculo.
Casi de manera instintiva moví mi cuello y este sonó, troné mis dedos y aunque parecía que estaba dispuesto a pelear en el fondo no quería hacerlo, porque sabía que Sam se molestaría con eso. Últimamente le molestaba todo lo que yo hacía, siempre que estaba cerca de ella rodeaba los ojos antes de marcharse.
—Cierra la puta boca, Ariel—dije al fin y sus amigos que se reían dejaron de hacerlo, pese a todo seguían manteniendo cierto respeto por mí, algunos eran de las bases militares que habíamos atacado, por lo que seguían viéndome como el líder que no era.
—Solo estoy hablando con mis amigos ¿O me dirás qué tú nunca hablaste de eso?
Él estaba siendo un irrespetuoso y no tenía ni un mínimo de vergüenza por exponerla frente a todo el equipo, Samantha no merecía que la imaginaran así, ni siquiera debían mencionarla.
—Cierra. La boca—dije apretando los dientes porque ya comenzaba a sacarme de quicio.
Todos guardaron silencio un instante, pero sabía que él no me dejaría ganar fácilmente.
—¿Quieres saber lo que dice el equipo de ella?—lanzó y luego se rió.
—Detente—le dije al conductor y este me miró extrañado—dije que te detengas.
Y lo hizo.
—No vale la pena, Di—dijo Dani desde su asiento. Ella mejor que nadie sabía que lo que haría no me enorgullecía en absoluto.
Bajé del vehículo, caminé hacia la puerta trasera y la abrí para sacar a Ariel a rastras. Él se resistió en cuánto pudo pero cuando lo lancé al suelo se puso de pie rápidamente y levantó sus puños en alto.
—Estás con otra mujer ahora ¿Qué te molesta lo que pase con ella?—preguntó fingiendo inocencia.
Lancé el primer golpe que lo desestabilizó. Dio unos cuantos pasos hacia atrás mientras se limpiaba la sangre de la comisura de la boca. Intentó golpearme pero me aparté a tiempo para esquivar su golpe.
El pecho me subía y bajaba violentamente, había deseado esto desde el momento en el que supe que Sam salía con Ezra, Ariel no tenía la culpa pero la estaba denigrando y ella no merecía eso. No me importaba si era serio o no, ella no merecía que la describieran así. Ella era mucho más que solo un buen polvo.
Lo golpeé otra vez, y otra y otra. Hasta que una mano sostuvo mi hombro y me obligó a voltear.
Dani tenía una expresión de preocupación.
—¿Lo ves?—dijo en voz baja señalando a nuestro alrededor. Todas las camionetas se habían detenido a presenciar la escena que estaba montando—No puedes hacer eso, Di. Eres el líder del escuadrón.
Sabía que entre los hombres que me miraban sorprendidos, estaban aquellos con los que compartía cervezas junto a Abby. Ellos correrían a contarles a sus esposas que yo había golpeado a Ariel para defender el honor de Sam, y aquello provocaría una pelea entre nosotros, otra vez. Pensé en seguir golpeándolo, quizás si Abigail se enteraba me dejaría en paz de una vez, pero luego descarte la idea, debía ser un hombre y afrontar la realidad. Cuando volviera a la base, le diría la verdad, que yo no sentía lo mismo por ella, que mi corazón no era suyo y evitaría decirle que cada vez que teníamos sexo, era a Sam a quien me imaginaba en la cama.
Dio un paso para alejarme de Ariel, mientras sus amigos lo ayudaban a levantarse, fue entonces que todo se volvió negro cuando él dijo—Dime que lo disfrutaste tanto como yo.
Volteé y volví a golpearlo, intentaron apartarlo de mis manos, pero lo tomé del cuello de su camiseta y con nuestros rostros casi rozándose, le dije—¡No me tientes a dejarte aquí!
No volvió a abrir la boca en todo el camino, pero sus palabras se clavaron en mi interior ¿Aquello era verdad? ¿Sam había aceptado tener sexo con él?

El Nuevo Mundo (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora