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Abby:

Le había pedido a Dimitri que trajese a Dylan y a su hermano para que pudiese escapar con ellos, pero ya había pasado un día y no habían aparecido. Pensé en la posibilidad de irme y dejarlos a su cuidado, pero esa idea no me agradaba para nada, menos al saber las cosas que él me había contado aquel día bajo el árbol. La idea de pedirle que viniese con nosotros se presentó, pero la descarté al pensar en que él no dejaría su puesto en la base por mí, no rompería su lealtad hacia el Ejército por mí.
Comenzaba a sentirme incomoda, y estaba algo nerviosa, intenté tranquilizarme cuando noté que mis venas comenzaron a oscurecerse y un terrible dolor de cabeza se hizo sentir. Con los años había aprendido a controlarme pero aquello aún era difícil.
Había preparado mi mochila con todas mis cosas, me había colocado el uniforme, o lo que me quedaba de él, porque no era buena idea caminar por el bosque en shorts y zapatillas, prefería el pantalón cargo y las botas.
Observé una vez más el paisaje frente a mí y pensé en todo lo que había vivido. Quería quitarme de la cabeza la idea de buscarlas, pero con el pasar de los años lo necesitaba, necesitaba saber si estaban vivas o muertas, si habían sobrevivido, si el plan de papá había funcionado o solo nos había privado de los últimos momentos en familia. Sabía que había prometido que jamás lo haría, pero con los últimos acontecimientos, pensé que era buena idea, quizás, abrazar por última vez a mamá y a Maia. Quería sentirlas.
El miedo se apoderó de mí y sentí como mi cuerpo se paralizaba cuando sentí un motor. Esperaba a Dimitri pero a lo lejos vi que no era su Jeep ni el caballo de Dani. Me oculté detrás de la puerta y esperé.
El coche se detuvo y alguien se bajó de él.
—¡¿Abby?! ¡Soy Lucas! ¿Abby estás aquí? Dimitri me envió con cosas para ti.
Lo dudé.
Por un instante dudé si abrirle la puerta o no. Dimitri nunca mencionó que podía confiar en Lucas, y a diferencia de Dani, Lucas no se presentó diciendo:
—Puedes confiar en mí, Abby. Dimitri confía en ti—haciendo referencia a lo que él me había dicho el día siguiente a mi escape.
Debí haber seguido mi instinto y esconderme, pero en su lugar abrí la puerta y me dejé ver.
Lucas llevaba uniforme negro sin ningún tipo de identificación. Parecía muy diferente a la última vez que lo había visto, su barba había crecido y su pelo rubio caía en rizos muy bonitos, pero también notaba las ojeras pronunciadas que le daban oscuridad a su blanco rostro.
Oscuridad.
Se abalanzó sobre mí y me abrazó, aquello me tomó por sorpresa pero no lo aparté, no quería que pensara que era una desconsiderada.
—Por Dios, Abby—se apartó pero aun sujetaba mis hombros—¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué escapaste?
—Lo necesitaba, Lucas. Ese lugar no era para mí.
Entramos en el granero, aunque yo no quería pero él prácticamente se invitó solo. Observó el lugar atentamente, mirando todo a su alrededor en silencio.
—¿Cómo has sobrevivido todo este tiempo?—preguntó—¿Alguien te ayudó?
Me di cuenta de que si Dimitri lo hubiese mandado por mí, él sabría que Di y Dani me habían traído provisiones todo ese tiempo. Busqué disimuladamente el arma que colgaba en mi cintura, pero él se dio cuenta y me apuntó primero.
Era rápido.
—Lamento que las cosas sean así, Abby. En serio me caes bien y no es nada personal. Pero esto es por un trasfondo mucho mayor de quien me agrada y quién no. Algo que supera tus límites, los míos y por supuesto, los de Di—de repente sus ojos se pusieron rojos y aquello me asustó un poco. Parecía que estaba analizándome por completo y fue entonces que su boca se abrió con asombro y muy asustado dijo—por Dios, Abby ¡Estás infectada!—yo no sabía que estaba viendo y me puse realmente nerviosa, porque de seguro eso que llevaba en el ojo era algún tipo de sensor nuevo. La tecnología post apocalíptica no estaba a mi favor
—El sensor te marca por completo en negro—dijo asombrado—estás muerta.
Tomé la barra que usaba para cerrar la puerta y rápidamente lo golpeé con ella, haciendo que cayera de espaldas. Me lancé sobre él y forcejeamos por el arma, no es que quisiera quedarme con ella pero necesitaba dejarlo en desventaja. Lucas no dejaba el asombro de lado y aquello era una mala señal.
Me estaba molestando, mi ritmo cardiaco había aumentado y de repente sentía una particular sed de sangre. Sentí que mis fosas nasales aspiraban todo lo que me rodeaba, incluso el olor a los jazmines que estaban a casi cincuenta metros de mí. Papá había dicho que aquello era una especie de efecto secundario, al igual que todos los demás. Cuando el virus tomaba posesión de mí, sacaba la peor parte de la enfermedad y me convertía en un zorro, solo que un poco más viva que ellos. Mis venas se habían oscurecido, sentía la presión en los ojos y la boca seca. Lucas comenzó a gritar aterrado y lo entendía, de seguro no se creía lo que estaba viendo que era digno de pesadillas.
De repente me golpeó la cabeza con la misma barra que yo había usado en él y me dejó paralizada unos segundos, se sentó a horcajadas sobre mí y comenzó a apretar mi cuello. A lo lejos, se sintió el ruido de un motor y rogaba porque sea la salvación, pero a esas alturas creía más probable que fuese un vehículo del Ejército dispuesto a llevarme a la base principal.
Él lo había dicho, estaba muerta. Y quizás no solo él lo sabía, quizás ya habían descubierto la verdad.
—¡Suéltala!—gritó alguien. Alguien que se abalanzó sobre Lucas quitándomelo de encima. Me desesperaba que mis pulmones no se llenaran de aire más rápido. Tenía la vista algo nublada y me costó acostumbrarme a la luz de nuevo. Alguien me tomó por detrás y al principio me asusté e intenté quitármelo de encima, hasta que me di cuenta de que lo que querían era ayudarme a recuperarme.
Giré para ver que Dimitri estaba golpeando a Lucas pero este se defendía con uñas y dientes. Me zafé de los brazos de Dani y ambas miramos la pelea un tanto alejadas, aun me costaba respirar.
Dani tenía su arma en mano y cuando dirigió su vista hacia mí, sus ojos se abrieron como platos, su ojo también se puso rojo y en voz baja dijo—Di, tienes que ver esto—pero Dimitri no prestó atención—¡Dimitri!
—¡Está infectada!—gritó casi con desesperación Lucas—Está infectada por eso escapó de la base—cuando Dimitri me miró, parecía que al principio no entendía de que hablaban, hasta que sus ojos también se pusieron rojos y abrió la boca formando una pequeña O—Tienen los nuevos sensores—dijo Lucas—los sensores marcan en negro a los muertos ¿Ven la nube negra sobre ella?
—Dimitri—dijo Dani casi sin creerlo.
Lucas apuntó su arma de nuevo hacia mí y me sentí vulnerable al ver que quienes pensé que estaban allí para ayudarme no hacían nada por detenerlo.
Había recuperado la esperanza. Por fin había encontrado un motivo para seguir viviendo. Pensaba buscar a mi madre y a mi hermana, pensaba en volver a sus brazos y recuperar el tiempo perdido, pero en ese momento, en el momento justo que su arma me apuntaba, pensé que era el fin de todo y que mi vida no había valido para nada salvo, traer desgracia a este mundo.
—¿Te mordieron?—preguntó Dani.
—No—respondí casi sin ganas—he estado encerrada en este maldito lugar desde que llegué.
—Di la verdad, Abby—Dani sonaba incrédula—¿Te mordieron? ¿Un rasguño? ¿Mataste un zorro y te salpicó sangre?
—¡No! ¡Te estoy diciendo que no! Él entró aquí. Vino a matarme ¿Lo mandaron ustedes? ¿Ese era su maldito y enfermizo juego? ¿Querían que confiara para quedarme aquí el tiempo suficiente y matarme?—no estaba enfadada, estaba súper enfadada. No podía creer haber sido tan estúpida como para confiar en alguien del maldito Ejército, en alguien que pertenecía al grupo al que tanto le temía mi padre.
—Está infectada—repitió Lucas, esta vez bajando el arma, pensó que ya los tenía de su lado—Ambos lo saben. Felipe les dijo que se pusieran los nuevos sensores en la reunión. Su temperatura bajó, por eso la nube negra sobre ella.
Dimitri estaba quieto en su lugar, sin quitarme los ojos de encima, de repente habló, en voz baja y gruesa—Lo siento—me miró de aquella forma que solía hacerlo y a mí se me congeló el corazón.
—Lo siento—repitió. Yo asentí y podía sentir las lágrimas en el borde de mis ojos. No iba a permitir que me vieran llorar en mi lecho de muerte, por eso me tragué el nudo de la garganta y esperé. Rápidamente él dirigió su arma hacia Lucas y disparó.
Nadie te prepara para ver una escena de esas, aunque se supone que ya deberías estar acostumbrado en un Nuevo Mundo que se rige bajo las normas de la muerte, pero ver los sesos de Lucas manchando la pared del granero fue espeluznante.
Sentí pasos afuera y vi a aparecer a Dylan y su hermano pequeño Dante.
Dylan se abalanzó sobre mí y me abrazó y yo me permití sentirlo.
—Esto es nuestra sentencia de muerte—dijo Dani.
—Los sensores deben ser una mierda igual que los anteriores—le cortó Dimitri mientras se inclinaba sobre Lucas para quitarle todas sus pertenencias—debemos esconder el cuerpo antes de que vengan a buscarlo. Los nuevos aparatos poseen cámaras que filman todo. Si ven lo que ha pasado será un desastre.
—¡Ya es un desastre!—gritó Dani algo enfurecida—¡Acabas de matar a Lucas! Y te apuesto la vida a que Felipe ya mandó a las tropas a buscarnos. Salimos como desertores, Dimitri—yo no tenía idea de lo que había pasado, pero eso quería decir que Dimitri y Dani escaparían con nosotros y en el fondo me alegraba de tenerlos de mí lado.
—Oye—dijo Di acercándose a ella y tomándola por los hombros—aún hay esperanzas. Siempre las hay—y sin decir nada más, se llevó el dedo índice a los ojos y tomó los lentes. Encontró la manera de romperlo y Dani lo imitó.
Sabía que ella me culparía por su huida, y no quería que estuviese enojada conmigo porque de ser así, las cosas serían difíciles. Me acerqué a ella y tomándola desprevenida la abracé. Poco a poco su cuerpo se relajó y me abrazó también.
—¿Estás bien?—preguntó luego de lanzar un suspiro.  Asentí con la cabeza aún en su hombro.
Me sentí aliviada de que confiaran en mí.
Me sentí grata de saber que habían sacrificado su vida y sus comodidades en la base, por mí.
Me sentí tranquila de ver que Dimitri se había tomado el trabajo de traer a Dylan y a Dante con nosotros.
Me sentía protegida y acompañada y por fin, después de tantos años en soledad, había conseguido tener mi propio equipo.
Pero yo no estaba siendo sincera con ellos y en el fondo volví a sentirme culpable.

Arrojamos el cuerpo de Lucas en un tambor y lo prendimos fuego, salimos corriendo antes de que el olor nos hiciera vomitar. Al parecer esa era la mejor opción para borrar rastros que pudiesen ser notados a simple vista, el Ejército no se tomaba el trabajo de hacer autopsias.
Dimitri y Dylan buscaron el pequeño aparato de rastreo que según Di, le habían implantado en su Jeep. Lo encontraron luego de diez minutos debajo de uno de los asientos y se tomaron otros diez para asegurarse de que no hubiese otro.
Habían cargado el vehículo de provisiones y eso me hizo pensar que Di llevaba un tiempo pensando en escapar, aunque de seguro no se lo había dicho a nadie. Dylan y Dante no tenían sus mochilas preparadas para ello, y según el mayor de los hermanos solo pudieron guardar una muda de ropa cuando Dimitri se apareció agitado y los obligó a escapar con él.
—No confíe al principio—dijo Dylan en voz baja mientras Dimitri conducía y discutía con Dani la mejor estrategia—pero era eso o quedarme en ese maldito lugar.
Quien parecía realmente preocupado, era Dante. Miraba cada dos minutos hacia atrás para asegurarse de que no nos siguiera ningún coche.
El tanque de gasolina estaba lleno y Dimitri se reía de su estrategia, había vaciado los otros tanques hace algunos días, y había repartido bidones con combustibles por diferentes puntos de la zona.
—Si necesitamos más, solo es cuestión de buscarlos—aseguró.
Había pensado en todo y no me sorprendía ya que tenía un talento innato para ser líder.
También habían robado algunas armas de la armería y eso de seguro le molestaría a Felipe, quien al parecer tenía su puesto mucho antes de que Di lo notara.
Dani no se había quedado atrás, había conseguido los mapas de las zonas que le pertenecían a las otras bases, de esa manera sabríamos porque partes podíamos meternos y en que partes no. Tenía una lista detallada de cada lugar que estaba rodeado por minas escondidas y los mapas marcaban lugares de los que podríamos conseguir alimentos o medicamentos.
Estaba todo preparado. Me sentía confiada. Tenía esperanzas de sobrevivir, pero entonces Dimitri me miró por el espejo retrovisor y yo pregunté—¿A dónde nos dirigimos?
—A la base principal—Dylan y yo lo miramos como si estuviese loco y pude notar como Dante se tensaba pero se mantuvo en su lugar, era un pequeño asustado, acurrucado junto a la puerta del todoterreno.
—Estás loco—sentencié.
—Podemos pedir inmunidad—dijo Dani apoyándolo—Otis maneja la base principal.
—¡Acaban de escapar de las manos de Felipe! Mataron a Lucas e incendiamos su cuerpo en un puto tambor ¿Acaso creen que tendrán inmunidad?
—Tendremos—aclaró Dimitri—tú vendrás con nosotros.
—¿Y nosotros?—preguntó Dante asustado. Tenía el rostro demasiado delgado y sus ojos parecían dos pelotas negras.
—Buscaremos a su madre en la zona—aseguró Dimitri y aquello me pareció darle falsas esperanzas a esos niños—estoy seguro de que siguen en el lugar.
Dylan y Dante sonrieron, yo fusilé con la mirada a Dimitri y él lo notó en el espejo.

El Nuevo Mundo (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora