Cap.17 │ Atrapados

115 6 0
                                    

Los días pasaron y las cosas parecían estar más o menos encaminadas, Carolina había vuelto de viaje y mi relación estaba muy bien con ella, habíamos estado pasando días hermosos juntos, nada hacía presagiar lo que estaba por ocurrir, y las consecu...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los días pasaron y las cosas parecían estar más o menos encaminadas, Carolina había vuelto de viaje y mi relación estaba muy bien con ella, habíamos estado pasando días hermosos juntos, nada hacía presagiar lo que estaba por ocurrir, y las consecuencias que todo está cadena de sucesos iba a desencadenar.

Sabrina y yo habíamos dejado de vernos por un tiempo, y la verdad todo estaba tranquilo, no tenía esa necesidad imperiosa de verla, de estar con ella, y creo que estaba bien así, a fin de cuentas cuando volví no había planeado estar con ella, solo se dio, y eran momentos intensos y lascivos los que habíamos vivido pero, al parecer todo ese fuego empezaba a apagarse, al menos por mi lado yo ya no estaba tan ansioso de verla, aunque no podía negar el hecho que cuando la veía no podía evitar tener sexo con ella, Sabrina era un volcán, era algo que me excitaba demasiado, y aún no podía controlar eso del todo, pero deseaba en serio tener algo con Carolina, algo de verdad, ella no merecía toda la mierda que le hacía a escondidas, quería algo diferente, darle algo de verdad, pero es jodido saber que cuando quieres algo, a veces, ya es tarde, eso me iba a pasar con ella.

Pasaron semanas hasta que Fernando me llamó, había llegado de viaje y deseaba que nos encontremos esa noche para charlar y pasar un buen rato, yo acepté la propuesta, hacía tiempo que no me encontraba con él, lamentablemente Carolina estaría ausente por trabajo, pero me había enviado un mensaje diciendo que trataría de llegar, a los minutos también hablo Sabrina, quien estaba contenta con que vaya a ver a Fernando, por eso había llamada, para decirme que haríamos travesuras cuando él nos dejara solos, algo que me gustó, no puedo negarlo. Al llegar a casa llamé a Fernando para que me dejara entrar, pero sorpresivamente fue Sabrina quien abrió la puerta, cuando la vi ella estaba sería, con una expresión de desconcierto y hasta algo de preocupación, quise decirle algo pero su mirada me decía que no lo haga, estaba extrañado por su reacción, sin embargo ingresé, y al ingresar al living pude ver a Fernando acercarse de manera efusiva y amistosa, algo que me desconcertó mucho más— Mi cara no podía ser más evidente, incluso pude ver que Fernando me veía entre alegre y extrañado. — de pronto vi hacía al lado y alguien estaba sentado dándome la espalda.

— Hey hermano mira quien llegó de improviso, es Rodrigo. — Dijo Fernando con una gran sonrisa.

Me quedé frío, aquello era algo que no esperaba paraba nada, ¿Qué demonios estaba haciendo Rodrigo aquí? Se suponía que todo estaba bien entre los dos y que se olvidaría de todo lo que pasó, era evidente que algo estaba por ocurrir, y temía lo peor, está vez lo podía sentir.

— ¿Qué tal Abel, como has estado? — Preguntó Rodrigo con total cinismo.
— Bien Rodrigo, gracias. ¿Qué haces por aquí? No esperaba que llegara. — Dije extrañado.
— Solo pasaba por aquí y quise saludar a nuestro buen amigo Fernando — Su mirada podía decirme sus intenciones —, así que vine a verlo y me entere de que venías, así que me quede a esperarte y pasar un buen rato los tres, ¿Qué te parece?
— A mí me parece una genial idea — añadió Fernando —. Esperen aquí que voy por unas cervezas.

Fernando se fue y apenas lo hice no tuve reparos en tomarlo por la camiseta y ponerlo con fuerza contra la pared, Rodrigo no atino a nada más que sonreír y mirarme a los ojos fijamente, estaba ofuscado, se notaba en la forma como crecían mis orificios nasales, quería golpearlo porque sabía que lo hacía para molestarme, para hacerme enfadar, o peor, para delatarme. Sabrina fue rápidamente a detenerme porque sabía que si no lo hacía podía cometer una estupidez, tomo mis brazos y logró que soltara a Rodrigo, quien luego de soltarlo se acomodó la camiseta sin dejar de mirarme fijamente, con esa sonrisa hipócrita que había mostrado desde que me vio entrar a la casa.

— ¿Qué carajos haces aquí? — Pregunte aguantando la voz para que Fernando no me escuchara.
— Ya dije, vine a ver a nuestro amigo Fernando, yo no sabía que estarías aquí.
— Mentira. Viniste a contarle toda esa sarta de mentiras sobre Sabrina y yo, pero no voy a permitir que pongas en contra a mi mejor amigo, ¿Oíste imbécil? — Respondí colocándome cara a cara con Rodrigo.
— ¿Mentira? — Contestó Rodrigo de manera desafiante — ¿en serio crees que miento? Ok, veamos que dices luego de ver esto, quizá se te quite esa mala costumbre que has adquirido de mentirme vilmente a la cara.

Rodrigo sacó su teléfono y cuando me lo mostró me quede helado de la impresión. La pantalla mostraba a Sabrina y a mi teniendo sexo en el living de su casa, dado que se veían los muebles cubiertos al rededor, pude ver que eran del tiempo en el que Rodrigo había marchado de viaje, Sabrina quedó fría al ver aquel video, yo por mi parte, tenía deseos de destruir aquel equipo pero sabía que quizá Rodrigo habría hecho alguna copia y que la tenía escondida en algún lugar. No podía hablar... ¡Estaba atrapado! ¡Estaba jodido!

— Sé lo que estás pensando: "Pero si yo apagué las cámaras esa vez y le hice creer que se habían malogrado en ese momento."— dijo Rodrigo — Lamentablemente para ustedes, olvidé decirles que había otro juego de cámaras escondidas en lugares los cuales ustedes no tenían ni idea. Ahora no podrás mentirme de forma tan descarada Abel... ¡Te atrapé!
— Ahora lo entiendo, Me pediste que cuidara tu casa a propósito para tenderme una trampa. — Contesté con rabia.
— ¿Tú qué crees...? — Preguntó Rodrigo en tono burlón.

Estaba por partirle la cara cuando Fernando apareció, afortunadamente. Llevaba una bandeja con una jarra de Pisco sour y unos vasos, estaba animado, tuvimos todos que disimular, sobre todo Sabrina y yo, que estábamos molestos y temerosos al haber sido descubiertos.

— ¿Me perdí de algo por aquí? — Preguntó Fernando.
— No te perdiste de mucho amigo mío — respondió Rodrigo —, solo hablábamos de lo genial que es el estar reunidos aquí, que deberíamos hacer esto más seguido, ¿Verdad Abel?
— ¡Sí, claro! — Añadí — deberíamos hacer esto... más seguido.


━ ⛓  ━

Prometo Guardar Nuestro SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora