«En lo prohibido está el placer, y el placer está en tu piel».
Juré no volver. Juré alejarme de ella, y de todos esos momentos que no debieron pasar. Pero pasó el tiempo, y creí estar listo, creí estar preparado para volver y llevar una vida normal...
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Luego del incidente con Fernando envié a Sabrina a su casa, era peligroso que no la encuentre porque empezaría a sospechar, recuerdo que se despidió con un beso, pero me dijo que aquello la había excitado demasiado, sin embargo; y por más que quisiera, le pedí un taxi para que regresara rápidamente, eso la enojó demasiado porque deseaba quedarse más tiempo, pero yo lo quería que Fernando empezará a crearse historias en la cabeza, Sabrina llegó a casa esa mañana y horas después me envió un mensaje diciendo que le había parecido verdaderamente excitante sentir que podría ser descubierta, aquel mensaje estaba acompañado de un vídeo de ella masturbándose en su habitación, no lo niego aquello me excitó demasiado, pero lo que estaba insinuando no era algo para tomar a la ligera, y no es que no me guste la sensación de peligro en el sexo, ya habíamos tenido muestras de afecto en público, ya nos importaba poco si nos veían en algún lugar, pero sabía que ella elevaría el nivel de morbo y peligro en nuestra relación.
Pasaron algunos días, se venía el aniversario de matrimonio de Sabrina y Fernando, así que decidí no hablarle durante esos días, pero Sabrina tenía otros planes. Recuerdo que el teléfono sonó mientras tomaba una siesta junto a Carolina, quien para ese entonces prácticamente vivía conmigo, a pesar de eso ella sabía bien que me gustaba tener mi espacio y mi libertad, ella jamás tocaba mi teléfono así llamara alguien y no estuviera cerca. Desperté y al ver el teléfono era Fernando quien llamaba.
— Fernando, ¿qué sucede? — Dije a regañadientes — estaba tomando una siesta.
— Oh lo siento, no quería despertarte, pero necesito un favor tuyo. — Expresó Fernando.
— ¿Qué necesitas? — Pregunté.
— Mi aniversario de matrimonio es en unos días, y bueno a Sabrina se le ocurrió la gran idea de hacer una sesión de fotos para esa fecha especial, y bueno, quien mejor que mi mejor amigo y hermano para que nos haga la sesión de fotos — Respondió Fernando emocionado.
— ¿Sabrina te lo sugirió eh? — Volví a preguntar intentando entender lo que sucedía.
— Sí, ella fue. La verdad también me pareció extraño viniendo de ella, pero luego me convenció. — Contestó Fernando.
No podía negarme, si lo hacía el sospecharía, empezaría a hacer preguntas buscando el motivo y eso era peligroso para ambos, no quería que todo se fuera al carajo, así que no dude en aceptar, además, tenía curiosidad por saber que tenía planeado Sabrina.
— Ok, estaré en la tarde por ahí, con todo el equipo. — Dije a Fernando.
— ¡Perfecto hermano! — Exclamó — te esperamos a eso de las cuatro, Bye.
Le comenté a Carolina la situación, obviamente ella se alegró por eso, y me incentivó a hacer aquella sesión de fotos, no podía negarme porque podría ser sospechoso.
Me di una ducha, me vestí, prepare mi equipo y acompañé a Carolina a su trabajo, ella me se despidió con un beso y me deseó suerte, a veces no podía creer que le estuviera haciendo esto a ella, no lo merecía, y menos que las cosas acabarán como al final sucedió, pero al final de todo, era lo mejor. Recuerdo que entró al edificio cuando recibí un mensaje de texto de Sabrina.
