Cap.7| La Habitación 405

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La mañana siguiente desperté con más dudas que de costumbre, tenía la cabeza en otro lado, preparé café y lo bebi casi de inmediato, sin importar lo caliente que pueda estar, y con cada sorbo, un nuevo recuerdo venía, las caricias, los besos, el s...

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La mañana siguiente desperté con más dudas que de costumbre, tenía la cabeza en otro lado, preparé café y lo bebi casi de inmediato, sin importar lo caliente que pueda estar, y con cada sorbo, un nuevo recuerdo venía, las caricias, los besos, el sexo salvaje y descontrolado... La traición, la mentira, la huida, no podía negarlo más, Sabrina aún tenía ese poder sobre mí, sentir sus labios en el ascensor despertó en mí sentimientos que había enterrado hacía muchos años, sentimientos que costaron mucho borrar, y que ahora volvían para recordarme que ella y yo éramos los amantes malditos, ambos éramos los guardianes de un secreto, los responsables de una traición.

El hotel en cuestión se llama "Paradise", y era uno de los hoteles más exclusivos de la ciudad, un lugar creado para darte las más excitantes fantasías, con habitaciones lujosamente equipadas, un lugar solo para parejas y para quienes desean saciar sus perversiones. Aquel lugar lo escogimos entre otras cosas por su ubicación, la cual era muy alejada de la ciudad, un lugar donde difícilmente nos descubrirían. Al recordarlo el deseo despertó, y no tuve más alternativa que ir. Sé que suena a que soy un hombre con poca voluntad, me había vuelto un hombre dependiente de ella en ese tiempo, con el pasar de los días, nuestra infidelidad se volvió algo más intenso, para cuando lo dejamos, yo simplemente no quería irme y no quería que Fernando se quede con ella, pero ella era fría y prefirió las comodidades que vivir conmigo lo que yo pensaba que era una relación seria.

Decidido a ir a su encuentro me preparé para verme con ella, me vestí manera informal, con unas gafas oscuras y una camiseta que cubrieran gran parte de mi piel tatuada, no deseaba que alguien nos describiera. Tomé un taxi y fui a su encuentro. Estaba loco, lo sabía, pero lo deseaba verla, había una sensación que cada vez más se apoderaba de mí, no sé si me resistiría al final o si caería en sus brazos una vez más.

Al llegar al hotel, la gran puerta de vidrio se abrió para mí, al entrar fue como volver en el tiempo, el hotel no había tenido muchos cambios en este bien durante todo este tiempo, quizá el color de la sala de estar era diferente, era como retroceder seis años en el tiempo.

— Buenas tardes. Bienvenido al hotel Paradise. — dijo el hombre de recepción con una sonrisa amistosa.

— Buenas tardes. Una mujer pidió una habitación el día de hoy, se llama Sabrina Alicante.

— Déjeme ver... — El hombre de recepción empezó a buscar el registro en el computador — ¡Si! Aquí está.

— Ella me está esperando. ¿Podría decirle que Abel Luna está en recepción?

El hombre marco al número de la habitación, Sabrina contestó y con voz sería le dijo que podía subir. Al decir esto el recepcionista me dio el número de piso y de habitación. Era nuestro número, la habitación 405, la misma que aquella ocasión en donde nos vimos tantas veces, aquella misma habitación, y donde fue nuestra ultima noche. Tome el ascensor y al cerrarse la puerta tuve un ataque de recuerdos, momentos que pasamos ambos y que no se habían ido de mi mente, solo estaban guardados en un cajón, ahora Sabrina los había abierto, y sabía que cuando entré a la habitación, el pasado volvería.

Prometo Guardar Nuestro SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora