Cap.13 | ¿Por qué te siento extraño?

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Me quedé observando molesto al taxi que había pedido alejarse a lo lejos, estaba ofuscado, gire hacia mi derecha y me fui sobre Rodrigo, lo coloqué contra la pared y lo tomé fuertemente de los brazos

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Me quedé observando molesto al taxi que había pedido alejarse a lo lejos, estaba ofuscado, gire hacia mi derecha y me fui sobre Rodrigo, lo coloqué contra la pared y lo tomé fuertemente de los brazos.

— ¿Viste lo que hiciste? ¡El maldito taxi se fue! — Exclamé totalmente ofuscado.
— Parece que no quieres hablar de esto frente la casa de Fernando, ¿Verdad? — Preguntó con una sonrisa que provoca más mi ira.
— Déjate de estupideces Rodrigo. Yo tenía que hacer cosas y ahora voy a llegar tarde a la cita que tengo. — Respondí mientras seguía apretando sus brazos por la molestia.

Rodrigo cambio el semblante y poniéndose serio tomo mis brazos y los retiró de su delgado cuerpo.

— Me parece que es por otra cosa que estás así. — insinuó — ¿Sabrina hizo algo que te molestó?:
— Deja de hablar estupideces. ¿Aún piensas que tengo algo con ella? — Pregunté directamente, mirándolo a los ojos aunque sabía que sabía que decía la verdad.
— Aunque me hayas dicho todo ese cuento que no sabías donde estaba ella y toda esa mierda, no te creo, yo se lo que vi, y lo que vi: fue a ti saliendo de la misma habitación en la que salió Sabrina. —Rodrigo alzó la voz.
— ¡Cállate idiota! — Dije intentando no gritar para que no alarmar a Fernando —, no sé que es lo que creíste ver en medio de tu borrachera, pero lo que haya sido, te lo has inventado tú, Sabrina y yo no tenemos nada, así que deja de hablar estupideces, no vayas a destruir un matrimonio y mi noviazgo con Carolina por culpa de tus delirios de borracho.
— No me harás cambiar de opinión, yo sé lo que vi— dijo Rodrigo mientras retrocedía —. Mira Abel, eres mi amigo desde hace muchos años al igual que Fernando, te quiero, pero yo sé lo que vi; sin embargo, voy a darte el beneficio de la duda, ya que si, estaba con varias copas de más, pero no me quedaré tranquilo, si yo descubro que tienes algo con ella, no me detendré en decirle a Fernando lo que has estado haciendo.
— No vas a descubrir nada, ya verás. — Exclamé mientras veía que se alejaba.
— Espero que no. — Contestó Rodrigo mientras se marchaba.

Rodrigo le había puesto la cereza al pastel para un día de mierda. Primero Sabrina obligándome a hacerle una sesión de fotos hot con Fernando solamente para darme celos, cosa que le funcionó, porque estaba hirviendo de los celos. Sabrina y yo sabíamos que éramos amantes y no me importaba si tenía sexo por cumplir con Fernando, pero no toleraba verlos juntos, en todo este tiempo había estado evitando verlos, incluso cuando nos reuníamos todos, pero esa vez no lo podía contener, y para cerrar con broche de oro, Rodrigo estaba empezando a sospechar por lo que había ocurrido aquella noche en su casa, no sabía cuanto tiempo tardaría en descubrirlo, pero tenía que hacer lo que sea por alargar el tiempo, no tenía que descubrirlo, si lo hacía debía tener un plan secundario por si se caía el teatro.

Volví a tomar un taxi, me senté e intenté relajarme un poco, no quería que todo esto me afecte, aunque no puedo negar que ya estaba empezando a joderme la vida. En este punto de la historia las cosas estaban comenzando a complicarse un poco, poniendo mi relación secreta con Sabrina a prueba, a pesar de eso no pensaba que las cosas se complicarían como se terminaron complicando, en ese momento solo creía que las cosas pasarían en unas semanas, estaba seguro de que rodrigo no tenía nada para poder romper mi relación con Carolina, ni romper el matrimonio de Sabrina con Fernando. Estaba cerca de llegar a casa cuando Carolina me llama con la intención de vernos para comer algo y luego ir a pasear, ciertamente no tenía ánimos para verla, luego de todo lo ocurrido, pero, por otra parte, pensé que me haría bien estar con ella, distraerme, Carolina era esa brisa en ese día caluroso, siempre me sacaba una sonrisa, a veces pensaba que no merecía todas las cosas que le hacía, pero, por otro lado no quería contarle y hacerla sufrir, romperle el corazón, aunque ella merecía saber la verdad, ocultarle la verdad era en ese momento lo mejor, o al menos eso era lo que creía.

Llegué a casa, me di una ducha y luego de vestirme, salí a encontrarme con Carolina, habíamos quedado en un restaurante cerca al mar, un lugar favorito para ambos por la hermosa vista que tenía. Cuando llegué ella ya estaba sentada en la mesa del final, estaba vestida totalmente de blanco, tanto la blusa como sus pantalones de mezclilla y esos zapatos que le quedaban hermoso, se veía preciosa y por un momento me sacó una sonrisa, de veras la necesitaba. Cuando me aparecí me abrazó fuerte y me dio uno de esos besos que te dejan queriendo más, sin embargo aún tenía en la cabeza todo lo ocurrido y mientras luchaba con esos pensamientos tenía que hacer sentir bien a Carolina, no quería que sospechara nada, pero cuando se trata de mi estado de ánimo, suelo ser demasiado evidente.

La comida estuvo buena, conversamos, bueno, ella lo hacía, yo la verdad pretendía hacer que la escuchaba, creí que no lo notaría, pero si, en verdad soy demasiado evidente.

— Amor, ¿Estás bien? — Pregunta Carolina mientras me toma de la mano —, te noto algo extraño.
— No mi amor, no me pasa nada, es solo estrés, el trabajo y todo eso. — Respondí sin mirarla a los ojos.

Sabrina no era nada tonta, sabía que algo más sucedía, y yo sabía que sospechaba algo desde hacía unos días, pero no podía confesarle las cosas que pasaban, no podía descubrirme, no soy tonto, pero, tenía que inventar algo siempre para no ser descubierto, a veces me cansaba estar mintiendo de esa manera, quizá era el sentimiento de culpa, no lo sé, pero siempre me pasaba cuando veían a Sabrina, el deseo y el pecado era cada vez más fuerte.

— No lo sé Abel, hace días que estar así y no quieres decir que sucede. — Carolina alzó un poco la voz en tono de preocupación, ella intentaba entenderme, pero yo no quería hablar.
— Cariño, no pasa nada. Es simplemente estrés todos estos días con todo lo que pasó del trabajo y todo eso, tranquila, ¿Sí? — Intenté calmarla.
— Está bien amor — Carolina toma me besa suavemente —. Me preocupo por ti, has estado algo distante pero entiendo lo del estrés, eso sí, si algo sucede me lo dirás, ¿Está bien?
— Está bien cariño, así será.

Había salido airoso, pero las cosas tenían que cambiar, Sabrina y yo teníamos que ser más cuidadosos, intentar ser más discretos y no jugar tanto con el morbo, porque nuestros conocidos empezaban a sospechar — Sobre todo en mi caso— y no quería que lo nuestro se arruine,.

La noche termino tranquila y después de ver a Carolina pude dormir más tranquilo, y pensaba que las cosas serían más tranquilas, pero no, las cosas no podían quedarse así de tranquilas, no por mucho tiempo al menos.

Sabrina y yo nos seguíamos viendo a escondidas, las tardes eran de pasión y sexo desenfrenado. Cada vez que nos veíamos probamos cosas nuevas, a Sabrina le encantaban las emociones fuertes y siempre quería cumplir fantasías cada vez más extremas, yo me dejaba llevar, me gustaba igual, no podía negarlo, pero quizá, de los dos, era el único que pensaba que quizá alguien podía vernos, y que debíamos tener algo de cuidado, ella se molestaba, pero jamás nos íbamos peleados, ella siempre tenía la forma para tranquilizarme y ponerme de su lado.

Una noche, mientras veía una serie en Netflix, recibí una llamada de Carolina, cuando contesté, me dijo que tenía la fórmula para liberar mi estrés y mejorar nuestra relación, le pregunté que era, pero ella me dijo que era mejor que me lo dijera en persona, y me citó en la plaza central al mediodía. Yo acepté, a fin y al cabo, era Carolina la de la idea, no podía ser algo malo, pero estaba muy equivocado.

 Yo acepté, a fin y al cabo, era Carolina la de la idea, no podía ser algo malo, pero estaba muy equivocado

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Prometo Guardar Nuestro SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora