Cap. 29 | Sospechoso

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Los días siguientes a los acontecimientos fueron relajados, fue sorprendente como las cosas iban tan bien, Sabrina había estado haciendo su vida normal, incluso habían celebrado su aniversario yendo al interior del país

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Los días siguientes a los acontecimientos fueron relajados, fue sorprendente como las cosas iban tan bien, Sabrina había estado haciendo su vida normal, incluso habían celebrado su aniversario yendo al interior del país. Mientras tanto, yo estaba muy bien, mi relación con Carolina había mejorado nuevamente, ella estaba feliz y eso me hacía sentir bien. La verdad, no lograba comprender como podía estar tan tranquilo con el puto cargo de consciencia que tenía, con todas las mentiras, el engaño, y, sobre todo, con dos personas muertas a cuestas, era increíble como con tal cargo de culpa bajo los hombros, podía ver a Carolina directamente a los ojos, con un total descaro, maldición... de veras que no sabía cómo podía ser tan cara dura.

Aparte de eso, las noticias sobre la muerte de Rodrigo hacían indicar que, al parecer las investigaciones estaban empezando a moverse, pero yo me sentía tranquilo, tenía esa seguridad del quien se sabe que engañó a la ley, y que la persona que podía delatarnos estaba muerta, o al menos, eso creíamos, el hecho de que no aparecieran noticias sobre su muerte me hacía pensar en la posibilidad de que ella estuviera viva, pero la verdad, me importaba un comino, me sentía tan seguro de que la habíamos asustado que ella jamás volvería a meterse con nosotros, me sentía de una forma extraña, inmune, libre de culpa, nadie podría dar con nosotros, no había testigos, no había nada, y esa mujer no volvería a meterse con nosotros, de hecho, pensaba que toda esa historia de la información que tenía ni siquiera existía, que aquello se había convertido en una trampa para asustarnos y sacarnos dinero fácil, y nosotros, por poco y caemos en ese cuento barato.

A pesar de eso la policía seguía investigando, dado que las evidencias encontradas en el yate daban a suponer que alguien había estado ahí, y que había ocurrido una pelea, ocasionando la muerte de Rodrigo. El inspector Rivas, quien se encargaba de la investigación, se acercaba cada vez más a descubrir la verdad, yo no lo sabía en ese momento, pero luego me enteraría que el inspector había estado indagando en las comunicaciones de Rodrigo, intentando buscar un móvil, un culpable, alguna pista que lograra identificar al asesino, y también descubrir quien había sido el culpable de su muerte, así poder llevarlo tras las rejas. Era evidente que yo era uno de sus sospechosos, me hizo ir a declarar un par de veces, y yo siempre daba la misma respuesta, jamás acepté que fui yo, siempre decía que jamás haría algo a mi mejor amigo, y en ocasiones de lo creyeron, y por eso me dejaban en paz por unas semanas, hasta que sucedió.

Tres semanas después, el inspector Rivas me llamo en la mañana, cuando contesté y escuché su voz no pude evitar poner una expresión sería y molesta en mi rostro, Carolina lo notó, y me preguntó si estaba bien, al contestar afirmativamente me alejé unos metros de ella y le pregunte que quería, a lo que él contestó que solo sería una conversación de rutina para ayudar a esclarecer algunas dudas sobre Rodrigo, yo acepté, sabía que tenía que hacerlo, no tenía de otra, porque de negarme, podría dar el mensaje que no ayudar al caso por alguna cuestión, y eso podría ponerme en la mira.

No tuve remedio, así que fui hacia la estación de policía, estaba confiado, ya había pasado por esto antes, sabía perfectamente que hacer. Cuando llegué, el inspector Rivas me esperaba, se encontraba serio y con el ceño fruncido, quería dar esa imagen de policía rudo para poder intimidarme, yo le sonreí, y luego de saludarlo fuimos a su oficina, me ofreció agua, estaba atento y amable, pero yo no me confiaba de eso, sabía que todo eso era una fachada, y que pronto empezaría con el hostigamiento, con el objetivo de sacar algo de información que me inculpe, yo lo sabía, y no me iba a dejar, jamás caería en sus trampas.

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