Cap.21 │Tragedia

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No podía dormir, lo intenté toda la noche, pero el maldito estrés no me había dejado cerrar los ojos durante toda la noche, di vueltas a la cama durante horas, me levanté, bebí algo, pero no podía dormir, solo pensaba, pensaba en lo que iba a suce...

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No podía dormir, lo intenté toda la noche, pero el maldito estrés no me había dejado cerrar los ojos durante toda la noche, di vueltas a la cama durante horas, me levanté, bebí algo, pero no podía dormir, solo pensaba, pensaba en lo que iba a suceder, pensaba en Sabrina, en lo que iba a pasarle, pensaba en mí, siendo un maldito cómplice de esto, por qué sentía que podía hacer nada para detenerlo, pensaba que no debía suceder así, que tenía que hacer algo, pero no sabía qué, estaba nublado, al igual que los días anteriores, todo estaba superándome, estaba volviéndome loco.

— ¿Mi amor qué haces despierto? — Preguntó Carolina, quién se había percatado que no estaba en la cama.
— Descuida mi amor, solo es que tengo algo de insomnio — Contesté mientras me levanté del sofá —, pero ya voy a la cama mi amor, descuida.
— Ven mi amor, voy a quitarte ese insomnio. — Dijo Carolina mientras me acercaba a ella.

Me senté a su lado y la besé apasionadamente, ella me abrazó y caí sobre ella envolviendo nuestros cuerpos entre las sábanas, me quitó la camiseta y beso mi pecho, yo acariciaba su cintura y empecé a sentirme febril, lascivo, quizá esa era mi forma de lidiar con mi estrés, no lo sé, Carolina y yo hicimos el amor esa noche, luego de eso pude conciliar algo de sueño, el cansancio logro que por fin cerrará los ojos y me olvidé por un instante que estaba a horas de un día que no olvidaría.

Cuando desperté Carolina no estaba a mi lado, me levanté de la cama y cuando fui al baño había una nota pegada en el espejo.

«Cariño tuve que salir rápido, estaré casi todo el día fuera, nos vemos esta noche. Te amo.»

La miré, y luego de un suspiro me metí a darme una ducha, escogí la ropa que usaría, una camiseta gris, unos pantalones color negro, y una chaqueta color azul oscuro, me arreglé y salí a hacer las cosas que siempre hacia, hablé con unos clientes que deseaban una sesión de fotografía, luego fui al supermercado a comprar unas cosas para llenar la despensa, cerca de las dos de la tarde, me dispuse a preparar algo para comer, vi un poco de televisión, y trate de pasar un día normal, nada me hacía presagiar que este sería un día que no olvidaría por nada del mundo. Cuando fueron las cuatro de la tarde, la calma se terminó al recibir un mensaje de Rodrigo dando la dirección donde tendría que dejar a Sabrina, junto a eso un mensaje que decía que si decía algo a alguien, él liberaría el vídeo donde salíamos Sabrina y yo teniendo sexo en su casa, quería gritar, reventar todo del coraje, pero decidí calmarme, debía pensar en la forma de que ese imbécil no llegue a estar solo con ella, así que antes de salir, tome aire profundamente, luego de eso tomé mi teléfono y llamé a Sabrina.

— Abel... — Dijo Sabrina.
— Sabrina, voy a pasar por tú...
— ¡El idiota de Rodrigo me envió un vestido a mí casa! — Exclamó Sabrina interrumpiéndome.
— ¿Qué? ¿De qué hablas? — Pregunté desconcertado.
— Está mañana me llegó un paquete de parte de ese idiota con una nota que decía que con esto me quería ver esta tarde, cuando abrí la caja era un vestido negro floreado, unas sandalias, un sombrero, y una lencería de encaje del mismo color... no entiendo nada... ¡Está loco!
— Ok... tranquila, ¿Si? — Contesté intentando tranquilizarla.
— ¡No pienso ponerme nada de este imbécil! — Grito Sabrina.
— Cálmate Sabrina, por más que querríamos hacer algo distinto, por ahora es cuestión de seguirle la corriente, ¿si? — Le dije —, ya veremos cómo salimos de esto, tu tranquila por favor.
— ¡Maldición! — Exclamó Sabrina a modo de rabieta.
— Ya estoy saliendo a buscarte, yo no te dejaré sola con ese idiota... Cálmate.

Prometo Guardar Nuestro SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora