Cap.18 │ Chantaje

111 4 0
                                    


Rodrigo había sacado las garras, el muy imbécil nos había tenido una trampa, tanto Sabrina como yo estábamos desde esa noche como dos malditos dementes, con esa sensación de psicosis, pendientes del teléfono para saber que iba a pedir este tipo, e...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Rodrigo había sacado las garras, el muy imbécil nos había tenido una trampa, tanto Sabrina como yo estábamos desde esa noche como dos malditos dementes, con esa sensación de psicosis, pendientes del teléfono para saber que iba a pedir este tipo, el cual alguna vez hice mi amigo. Sé lo que piensan... "Pero la culpa es tuya, no debiste haberte enredado con Sabrina", y sé que pueden tener razón, pero el pecado había sido cometido, y el paraíso que construimos a base de engaños y encuentros clandestinos empezaría a romperse poco a poco, al punto que terminaría todo de la forma más desastrosa posible.

Tengo que confesar que quise matarlo aquella noche, y no sería la única vez que llegarían a mí esos deseos extremos de terminar con su vida, por momentos pensaba que todo esto estaba afectando mi juicio, pero también me invadía esas ideas que para la situación en la que me encontraba, no me parecían para nada descabelladas con tal de salvar mi pellejo y el de Sabrina, no sabía que demonios pasaba conmigo, pero desde esa noche, las cosas en mí empezaron a cambiar.

— ¿Aún no ha llamado? — Dijo Sabrina mientras nos veíamos en una videollamada.
— No, aún no. Supongo que nos quiere dejar con los putos nervios de punta. — Respondí.
— Esto no me gusta para nada, Abel tú eres su amigo, habla con él y llega a un acuerdo, no puedo quedar expuesta de esa forma. — Exclamó ella.
— ¿Solo tú?¿Y qué hay de mí? — Pregunté con un tono de voz alto — Yo también estoy en una relación, ¿Recuerdas?
— No, no se me olvida que estás con esa Carolina.
— No vas a ponerte celosa ahora, ¿O si? — pregunté sarcásticamente.
— Cierra el pico, ¿Ok? — Respondió Sabrina — No debí aceptarte en mi vida nuevamente.
— ¿Ahora es mi culpa? — Pregunté extrañado — Tú te apareciste en mi apartamento para recordarme todo eso, si tuvimos algo fue porque ambos lo quisimos, porque sabes bien que conmigo gozas más que con Fernando.
— Es tu culpa porque no debiste aceptar la invitación de Fernando, estábamos bien así, y tú juraste no volver.
— ¿Sabes? Hablamos después, ahora no quiero pelear. — Dije antes de cerrar la videollamada.

Sabrina ahora intentaba culparme de todo como si ella no tuviera nada que ver, era increíble lo rápido que podía hacerse la víctima, como si ella no hubiera estado en esa casa, montada sobre mí, disfrutando de mis besos y caricias, como si ella no hubiera estado buscando esto, sin embargo, no podía dejar de pensar en su seguridad, Rodrigo había mostrado un lado poco conocido, la verdad, yo creía que haría todo de otra manera, él siempre había sido un tipo que no le gustaban las injusticias, pero no resolvía los conflictos de esta forma, así que me pareció demasiado maquiavélico, por primera vez en todos los años que conocía a Rodrigo, no podía reconocerlo, algo que me asustaba en parte, pero por otra, mi seguridad estaba primero, y si en algún momento las cosas se pondrían difíciles, no lo hubiera pensado dos veces, hubiera visto por mi seguridad.

Carolina había estado sospechando, siempre preguntando cosas como: "¿Te sientes bien amor?" "Estoy segura de que algo te preocupa" eran frases y preguntas recurrentes para saber cómo me sentía, al parecer todo esto era tan fuerte que ni mi mejor cara de póker iba a resultar para tratar de disimular todo esto.

Prometo Guardar Nuestro SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora