Cap. 28 | ¡Tenía que hacerlo!

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Existen tres momentos que no puedo borrar de mi cabeza, que me torturan, que me hacen desear la muerte a veces

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Existen tres momentos que no puedo borrar de mi cabeza, que me torturan, que me hacen desear la muerte a veces. El primero fue la muerte de Rodrigo, y este, fue ese segundo momento.

Cuando Sabrina y yo llegamos al lugar, sabía que algo iba a suceder, no sabía que era, pero algo me hacía sentir que pasaría algo malo. El lugar era un lugar donde hacían chatarra de los autos viejos y en desuso, había miles de autos apilados, doblados por maquinaria pesada, y otros estaban a punto de volverse chatarra, el lugar estaba vacío, al parecer los dueños sabían que algo ocurriría ahí, estaba seguro de que aquella mujer había pagado para que los dueños y los empleados se fueran ese día, estábamos algo desconcertados, algo asustados, no sabíamos que esperar, ni siquiera había rastros de esa mujer, por un momento pensé que era una trampa, pero luego escuché su voz a lo lejos.

— Estaba segura de que no llegarían. — dijo aquella misteriosa mujer.
— Tenemos tu dinero, ahora déjanos en paz. — Contesté efusivamente.
— Muy bien, ¿vieron qué sí podían conseguir mi dinero? — Preguntó de manera sarcástica.
— Dinero que no teníamos que pagar nosotros — Interrumpió Sabrina —, aquella deuda era del imbécil de Rodrigo por meterse en cosas turbias.
— Te equivocas, ustedes mataron a Rodrigo, y yo me quedé sin mi dinero, así que era correcto que les cobre mi deuda a los responsables de que ese idiota ya no pueda pagarme. — Sentenció la tipa.

Nos quedamos mirando por unos segundos, la distancia que teníamos de ella me hacía creer que teníamos ventaja.

De pronto ella empezó a dar unos pasos, yo estaba atento, miraba hacia todos lados, ya que pensaba que quizá, esta mujer no había aparecido sola. Cuando se detuvo, extendió su brazo derecho en señal de que quería que le entreguemos aquel maletín con el dinero, yo me aferré a dicho maletín.

"¿Por qué tenemos que darle? — Pensé — Nosotros no le debemos nada a esa tipa."

Ella nos miró seriamente, aquella expresión era algo intimidante.

— ¿Qué sucede? — Dijo la extraña — No piensen en cometer alguna estupidez, porque, sino, ya saben, todo el mundo sabrá lo que hicieron.
— ¿Y qué tal si te damos el dinero y luego alguien aparece y nos hace algo? — Pregunté.
— Son demasiado miedosos. Aquí solo estoy yo, claro que hay un par de personas cerca, pero, no harán nada — Contestó la mujer—, ahora si no les importa...¡Denme lo que es mío!

Empecé a dar pasos cortos hacia adelante, tenía nervios, miedo, la adrenalina era demasiada, el corazón me latía a mil por hora, estaba aterrado, pero quería que esto termine bien. Sin embargo, Sabrina me toma del brazo y al girar la vista hacia ella, puedo notar que ella no quiere entregar nada, algo se trama, su mirada lo decía, pero no sabía que era, yo la miré y con mi expresión le hice entender que lo haría, que era lo mejor, así me solté de ella y seguí hacia adelante.

Sabrina dio un paso más, lo que provocó la molestia de aquella mujer que sin titubear saco un arma que llevaba escondida detrás de ella, levantó el brazo y me apunto directamente al rostro, quedé pasmado, me lo veía venir, pero aun así, la experiencia es de terror.

Prometo Guardar Nuestro SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora