Cap. 32 | Nunca tuvo que ser así (Final)

182 4 0
                                    

El inspector Rivas había aparecido en escena justo para interrumpir está reunión, pero no había llegado solo, detrás de él había cuatro patrullas más, los policías que se encontraban dentro de los autos estaban armados, y listos para entrar en acc...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El inspector Rivas había aparecido en escena justo para interrumpir está reunión, pero no había llegado solo, detrás de él había cuatro patrullas más, los policías que se encontraban dentro de los autos estaban armados, y listos para entrar en acción, ¿Acaso pensaban dispararme? No podía quedarme para averiguarlo, por suerte, la noche anterior había tomado un cuchillo del restaurante que se encontraba al lado del hotel donde había pasado la noche, sentía que debía estar preparado, como si presintiera que algo iba a sucederme. Tomé el cuchillo con fuerza y tomé a Sabrina del cuello, no quería hacerlo, pero no deseaba ser atrapado.

— ¡Todos quédense quietos o le cortó el cuello, no tengo nada que perder ahora! — Mi advertencia hizo que tanto el inspector Rivas, como los demás policías se quedarán quietos, sin embargo, no dejaban de apuntarme.
— Tranquilo señor Luna, no tenemos que llegar a esto — Dijo el inspector —, déjala libre y entregues, no tiene escapatoria.
— ¿Está usted seguro de eso inspector? — Pregunté.

Apreté el cuchillo un poco más en el cuello de Sabrina provocando una pequeña herida, los policías decían de todo, pero yo nos los escuchaba, inclusive hice que Fernando se quedará en su sitio sin mover un solo pie hasta que me hubiera ido.

El inspector intentó dar un paso, pero le advertí que no lo hiciera, o la herida en el cuello de Sabrina podría llegar a ser mortal, mi advertencia hizo que no solo retrocedieran, sino que también, dejarán sus armas cerca de mis pies, di un par de pasos junto con Sabrina, nos agachados, y tomé uno de los revólveres que se encontraban en el suelo, luego retrocedí unos pasos, detuve un taxi que para su mala suerte había pasado justo en ese momento, apunte al conductor, haciéndolo salir del auto, luego de eso hice entrar a Sabrina al auto sin dejar de apuntar a los policías que se encontraban con ganas de ir tras de mí, una vez que ella entró yo hice lo propio, cerré la puerta del auto, y pise el acelerador a fondo para salir disparado del lugar, sabía que vendrían por mí, sabía que este podría ser mi fin, pero no me iba a rendir, no estaba dispuesto a pudrirme en una cárcel por culpa de una infidelidad y mucho menos, por un liquidar a un imbécil que se decía ser mi amigo, y que al final fue un maldito hijo de perra.

El auto era rápido, y mi destreza como conductor parecía haber mejorado como por arte de magia, como si estar en una situación de extremo peligro hubiera despertado en mí a un corredor profesional de fórmula uno, manejé como alma que lleve el diablo, y simplemente, no mire hacia atrás, Sabrina intentaba escapar golpeando la puerta y halando de mi cabello, pero nada le funcionaba, no conmigo, puse el seguro en las puertas y ella quedó atrapada conmigo. De pronto escuche las sirenas de los autos de policía que se acercaban, por el retrovisor podía ver como el auto del inspector Rivas se acercaba a toda velocidad, ya estábamos cerca de la carretera, llegando a ese punto no miraría hacia atrás, solo faltaba poco, aceleraba el auto, forzaba el motor a su máxima capacidad, Sabrina gritaba, parecía decirme cosas, pero en ese momento no escuchaba nada, solo estaba concentrado en escapar, "tenía que perderlos", me repetía a cada rato, de pronto escuché disparos, eran los policías, lanzaban disparos al aire para intentar detenerme, para intentar asustarme y hacerme chocar, o quizá frenar e auto y entregarme, pero nada me iba a detener.

Prometo Guardar Nuestro SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora