Cap.10 | Suspicacias

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Recuerdo estar algo nervioso aquella noche

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Recuerdo estar algo nervioso aquella noche. Sabrina y yo habíamos estado viéndonos por semanas, estábamos más unidos, podía sentirlo, incluso más que la otra vez, no quería pensar en la reacción de ambos al vernos con nuestras parejas, y demostrando afecto, conocía la cara de celosa de Sabrina, y sabía que si algo la molestaba no demoraría en demostrarlo haciendo alguna cosa de las que suele hacer ella.

— ¿Estás listo mi amor? — Preguntó Carolina mientras se aferraba a mí por la espalda.

— Si, vamos que no suelo perderme una fiesta de Rodrigo por nada, ¡Son demenciales! — Contesté con un tono burlón.

— ¿Así? ¿Tengo que preocuparme por las damas que vayan a ese lugar? — Preguntó ella con una mirada de preocupación.

— Detecto cierto aire de celos por aquí... — Contesté.

— No, claro que no...

En medio de bromas y juegos de pareja nos fuimos a casa de Rodrigo, el hombre vivía a media hora de la casa de Fernando, era lógico pensar que quizá el ya estén allí. Quería sacarme los nervios de encima, así que mientras conducía el auto de Carolina, empecé a besarla con pasión, ella me pedía que me fijé en el camino, pero Carolina estaba hecha una diabla aquella noche, vestida con un enterizo rojo con un hermoso escote, era tentador no estar queriendo tocarla, queriendo besarla.

Sin embargo, en un momento deje de verla para que la imagen de Sabrina entre a mi mente, me sorprendí por un momento, pero luego el deseo entro en mi mente de manera intempestiva, y la besé de la manera más ardiente y lasciva que pueda existir. Carolina entro en calor y empezó a tocar mi miembro por encima de la ropa, estaba erecto, demasiado duro, el morbo y el peligro se apoderaron del momento, era difícil tomar el volante cuando ella metía su mano dentro de mi ropa, estábamos muy extasiados y casi no podíamos contenernos.

Nos detuvimos en un lado y terminamos de hacerlo, Carolina terminó sorprendido con lo caliente que me había puesto de un momento a otro, solo atiné a mentir, no podía decirle que cuando la tomaba a ella, estaba viendo a Sabrina, las cosas estaban tomando dimensiones muy serias.

Luego de eso llegamos a casa de Rodrigo, ciertamente era una casa grande, al puto la estaba yendo bien como empresario en el mundo de la moda, la casa estaba repleta de gente, ciertamente no era el único que conocía de la reputación de las fiestas de Rodrigo, mujeres bailando, tipos mirando y bebiendo, algunos parecían ser gente importante, pude reconocer a algunos conocidos, pero no veía a Sabrina ni a Fernando por ningún lado.

De pronto alguien me toca el hombro por la espalda, al voltear a ver, era Rodrigo que con una sonrisa, y unos tragos, me saludó.

— ¡Hermano llegaste! — Exclamó Rodrigo.

— ¿Tu pensabas que me lo iba a perder? ¡De ninguna manera! — Dije en voz alta debido a la música.

— ¿Y ella es la mujer que te ha tenido como loco desde hace semanas? — Pregunta Rodrigo mientras toma la mano de Carolina.

Prometo Guardar Nuestro SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora