19. Helado y licor

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Natalia

Andi y yo vimos una película de estreno. Era comedia romántica y estuvo bastante divertida, nos hizo reír en diversas ocasiones. Entre las dos acabamos con un bote mediano de palomitas que compramos para compartir, además de soda para cada quien y un par de golosinas. Después de esas dos horas, salimos de la sala oscura y mi nariz se despidió del agradable olor a palomitas recién hechas. Por idea mía decidimos pasar a tomar un helado antes de volver, pero Andi sugirió visitar una heladería que ella conoce en lugar de comprar de esos helados que te sirven directo de la máquina.

Son casi las seis de la tarde y aquí estamos, ubicadas en una de las pequeñas y redondas mesas coloridas de la heladería, disfrutando de los sabores que pedimos. Andi pidió dos sabores diferentes: nuez y café; Y yo pedí mi sabor favorito: vainilla con chispas de chocolate.
Al pedir los helados, la dependienta nos preguntó si deseamos algún ingrediente extra y yo solo pedí que le pusiera chocolate derretido al mío mientras que Andi no quiso que le agregaran nada extra al suyo, excepto por la típica galleta de barquillo con que te decoran la copa de helado.

— Está muy bueno. —comento, mientras sigo degustando de mi helado.

— Te lo dije. Y tú querías uno de esos helados de McDonald's. —dice sonriendo como burlándose.

— ¿Qué tienen de malo los helados de McDonald's?

— Nada, pero debes admitir que estos están mucho mejor.

No la contradigo porque tiene razón en que estos helados están muy buenos. Seguimos un momento más, solo disfrutando de nuestros postres congelados hasta que alguien llega a nuestra mesa. Andi levanta la mirada hacia el rostro de la recién llegada quien es una chica que usa una blusa escotada y una minifalda, y le está sonriendo resplandecientemente.

— Hola, guapa. —la saluda la chica, sin quitarle los ojos de encima.

— Hola, Tania. —responde Andi al saludo con una tenue sonrisa amable.

— Es un verdadero milagro verte por aquí. No recuerdo la última vez que nos vimos. —comenta la recién llegada.

— Sí, he estado ocupada. —se excusa Andi— Te presento a mi amiga Natalia. Natalia ella es Tania. —me presenta.

Yo dejo de disfrutar de mi helado y por educación le sonrío a la recién llegada.

— Hola. —saludo.

En cambio la chica de tez morena me mira seria antes de decir algo.

— Un gusto. —me termina respondiendo el saludo, aunque por su expresión parece que no es verdad lo que acaba de decir, y enseguida vuelve a centrar toda su atención en Andi— Espero que uno de estos días aceptes salir de paseo. Sólo tú y yo. —le dice, recalcando las últimas palabras y dándome una rápida mirada de reojo.

— De verdad lo siento, Tania, pero no creo que pueda. —responde Andi siendo muy directa.

— ¿Por qué no?

— Porque casi siempre estoy muy ocupada.

— Sí, ya veo. —dice la chica repasándome con otra mirada de reojo y con una expresión donde deja en claro que no me aprecia mucho— Las dejo, no quiero seguir... interrumpiendo. —habla con aparente comprensión y se inclina para despedirse de Andi con un beso en la mejilla.

Andi le acepta de buena gana la despedida e intercambian ese beso en la mejilla.

— Si cambias de opinión... —vuelve a hablar la chica, recuperando la postura recta— Aquí estaré. —le deja en claro a Andi.

Compañeras de Departamento   [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora