8. ¿Problemas?

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Samantha

Una melodía suave me saca de mis sueños, sueños que al terminar de abrir los ojos lentamente quedan borrados por la realidad. La melodía deja de escucharse y en la penumbra de la habitación veo a Natalia salir por la puerta y cerrarla sin hacer ruido. Enseguida me apoyo en el codo izquierdo y busco mi teléfono sobre la mesita de noche. Veo la hora en él y el reloj indica que son las 5:31 am. Me dejo caer, me cubro con la sábana hasta los hombros y cierro los ojos. Intento volver a dormir, pero después de varios minutos no puedo volver a conciliar el sueño, así que decido levantarme de la cama.

Voy al baño para lavarme la cara y cepillarme los dientes y cuando he terminado salgo apagando la luz del baño de nuevo y cerrando la puerta. En lugar de volver a la habitación, voy a la cocina. No soy mucho de beber café, pero en este momento creo necesitar uno.

Enciendo la luz de la cocina y lo primero que veo son los platos sobre la barra desayunadora, con restos de comida en ellos y al lado dos copas a medio terminar. Es cierto, olvidé levantar todo anoche.

Después de depositar los restos de comida en el contenedor, dejo todo en el fregadero y pongo a calentar agua para hacer café instantáneo. Prosigo con mi deber, lavando las copas primero y después los cubiertos.

— Te levantaste. —escucho la voz de Natalia sobresaltándome.

— Me asustaste. —digo volteando a mirarla.

— Lo siento. ¿Te desperté? —pregunta mientras va al dispensador de agua.

La observo un poco mientras bebe agua. Ella está un poco sudada y como siempre su ajustada ropa de deportes deja admirar sus espectaculares cualidades físicas.

— ¿Y? —dice bajando el vaso— ¿Te desperté, verdad?

— Sí... Pero no te preocupes.

— Te lo dije. No debí haber puesto la alarma. O no debí haber dormido en tu habitación.

— Nada de eso. —me apresuro a responder— Es mejor que me levantara ahora. Olvide limpiar todo esto anoche. —digo señalando la vajilla en el fregadero— Y tengo que lavarlos antes de irme. No puedo dejarlos aquí.

Ella sólo asiente y termina el agua del vaso, después se acerca a mí.

— Este déjalo ahí. —dice a mi lado, depositando el vaso cerca del grifo— Yo lo lavaré después.

— No me cuesta nada lavarlo. —respondo sonriendo suavemente por su cortés sugerencia— Estoy calentando agua para café, ¿Quieres?

— Mm, no. Casi no me gusta el café tipo americano.

— Hay leche en el refrigerador.

— Así, sí. —dice sonriendo.

— Café con leche será entonces.

— Pero antes de todo, me voy a bañar.—dice saliendo del área de la cocina.

Inevitablemente la miro marcharse hasta que se pierde de mi campo de visión. Esas bonitas pompas... Me descubro mordiéndome el labio y regreso mi mirada a los cubiertos que yacen en el fregadero a medio lavar, sintiéndome avergonzada. ¡¿Qué pasa conmigo?! Esto ya no es normal. ¡Nada normal!  Me concentro en seguir lavando los cubiertos para deshacer cualquier conclusión que se me pueda ocurrir, hasta que es el turno de los platos.

Natalia
Me ducho con agua fría para despertarme por completo, aunque si soy sincera, ver a Sam en la cocina aún con su pijama puesto ha abierto todos mis sentidos. No hay mejor aliciente para despertarse. Al terminar, me seco y salgo de la ducha envuelta en la toalla. Voy a mi habitación, me coloco la ropa interior y empiezo a desenredar mi cabello.

Compañeras de Departamento   [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora