Compañeras de Departamento [Editando]

3. Segundo día (Sam)

Samantha

Entro a mi habitación y empiezo buscar algo adecuado que ponerme. En un rato Emma, mi mejor amiga, pasará por mi. Es sábado en la tarde y este día lo reservamos para nosotras. A veces nos acompaña Lucía, otra buena amiga, pero es poco habitual ya que ella la mayoría del tiempo prefiere quedarse en el departamento que comparte con Emma, a terminar pendientes de su trabajo o ya tenía planes con su prometido.

Me parece muy conveniente esta salida con Emma ya que necesito contarle sobre todo esto. Necesito que sepa que acepté de compañera de departamento a una chica que es gay. Sé que no es algo tan raro, pero para mi es algo completamente nuevo. Ni siquiera sé como debo actuar con ella, hay momentos en que creo que debo guardar distancia, pero a la vez, ella me inspira confianza.

Me coloco una blusa azul sin mangas, de tela delgada y botones, luego empiezo a maquillarme. Normalmente mi maquillaje es muy sutil, así que sólo aplico un poco de base, rubor y para terminar, brillo labial apenas perceptible. Conociendo a Emma sé que no me libraré de sus comentarios sobre que tengo un rostro demasiado bello y que es una verdadera lástima que no resalte mis atributos.

Termino de aplicarme el labial y escucho que llega un mensaje a mi teléfono celular. Reviso y es Emma.

Emma: Estoy abajo. Apúrate.

Sólo niego con la cabeza. Ni siquiera pudo bajarse del auto a tocar el timbre.

Tomo mi bolso blanco y salgo de la habitación con rumbo a la puerta, pero veo a Natalia en la cocina cortando unos vegetales.

— Nos vemos al rato. —digo captando su atención.

— Que te diviertas.

— Gracias. —respondo antes de salir.

Minutos después salgo por la puerta del edificio y veo ese coche blanco tan conocido para mí, estacionado enfrente. Camino hacia el auto encendido y Emma está encerrada con el aire acondicionado y la música a todo volumen. Abro la puerta del coche, entro y ella de inmediato baja el volumen, ya que sabe de sobra que me molesta la música muy alta.

— Hola, hola, linda odontóloga, ¿cómo está usted? —me saluda Emma con una enorme sonrisa.

— Bien. Y tú eres una floja, ni siquiera pudiste subir por mí. —reclamo.

— Es que no quería perder tiempo. —se excusa— ¿Y qué clase de saludo es ese?

Nos damos un corto abrazo.

— ¿Cómo has estado? —pregunto y empiezo a colocarme el cinturón de seguridad.

— Pues no también como tú, pero aquí, con una carrera prometedora y un nuevo novio. —dice sonriendo y poniendo el auto en movimiento.

— ¿Nuevo novio? —pregunto fingiendo asombro— ¿Quién es esta vez?

Seguro que no lo conozco pero eso no es motivo para no interesarme en el nuevo romance de mi amiga. Espero que por fin consiga una relación estable y duradera.

— Se llama Kevin. Es un chico que conocí durante un evento y es muy guapo y encantador. —explica Emma con una gran sonrisa.

— Emma, eso dices de todos. —le recuerdo.

— Sí, pero qué quieres que haga. Sólo salgo con chicos guapos y encantadores. Aunque dudo que tú me envidies.

— Creo que deberías intentar tener una relación seria.

— No todas tenemos la suerte de encontrar al hombre perfecto y tener una relación estable y duradera como tú. Por cierto, ¿qué tal va eso? ¿Ya casi la boda?