SamanthaDespues de terminar de lavar la ropa de cama, lavé el baño, me duché, fui al supermercado a hacer algunas compras, volví al departamento y por último hice un flan de vainilla antes de tomar un gran descanso. Me sentía un poco ansiosa e hiperactiva y necesitaba mantenerme ocupada mientras las horas pasaban. Antes de retirarme a la habitación escuché el timbre sonar e inmediatamente imaginé que se trataba de Alejandro. Atendí y al comprobar que sí era él, lo dejé entrar al edificio.
Ahora mientras él sube hasta mi piso, simplemente espero en la sala mientras camino de aquí para allá mordiéndome el índice de la mano derecha. Realmente espero que esto termine bien, necesito que termine bien. Alejandro ha sido alguien importante en mi vida y mentiría si dijera que no siento pena por él. No me quedan dudas de que sus sentimientos por mí son sinceros, pero lamentablemente no puedo corresponderle de la misma forma. No sería justo seguir engañándolo y privarlo de la oportunidad de que encuentre a la mujer correcta, porque definitivamente esa no soy yo.
Los golpes en la puerta me sacan de mis cavilaciones y me apresuro abrir, pero justo antes de hacerlo inhalo suficiente aire y hasta entonces tiro de la manija con decisión. Y al instante aparece ante mí el hombre del que creí estar enamorada.
— Hola, amor. —me saluda con dulzura.
Y antes de que yo pueda hacerme a un lado, Alejandro me planta un beso en la mejilla. En lugar de corresponderle el cariñoso saludo, simplemente termino por hacerme a un lado para dejarlo entrar al departamento. Menos mal fue solo un beso en la mejilla, de otra manera habría sido un momento muy incómodo.
— Perdón por tardar tanto en llegar, pero tenía bastante trabajo. Pensé en traer una botella de vino, pero ya era demasiado tarde. —explica mientras se dirige hacia el área de la sala de estar— Papá y yo estamos trabajando en un caso muy importante y... ¿Compraste muebles? —pregunta sorprendido al ver el gran sofá en L y la mesita de centro— ¿Por qué no me dijiste para ir contigo? —pregunta, volteando a mirarme— Te hubiera ayudado con los gastos y a elegir muebles de buena calidad.
— Estos son de buena calidad y a mí me gustan mucho. —manifiesto, acercándome a donde está el sofá— Comprarlos fue idea de Natalia y los estamos pagando entre las dos. Recuerda que es ella quien vive conmigo. —expongo, deteniéndome un par de pasos frente a él.
— Pero eso puede cambiar. Puedes decirle que se vaya y yo puedo ser quien viva aquí contigo.
— Alejandro, ya hemos hablado sobre eso y sabes lo que pienso al respecto. Además hay algo importante que debo decirte.
— No entiendo para qué esperar más tiempo para poder vivir juntos. —exclama, omitiendo todo lo que acabo de decirle.
— Por favor, Alejandro, no comiences con eso. Tengo algo importante que decirte. —reitero.
— Yo tambien. —responde él y endurece el gesto— Y precisamente es sobre esa compañera tuya, Samantha.
— Alejandro, si te propuse vernos es porque necesito que hablemos sobre nosotros.
— Esto es importante. Debes alejarte de ella. —dice acercándose y tomándome por los hombros.
— ¿Vas a empezar a despotricar sobre ella? —pregunto, empezando a sentirme irritada.
— Samantha, ella es agresiva. Podría hacerte daño. ¡Ayer me amenazó! —se escandaliza.
— Ella no estaba hablando en serio. —declaro en defensa de mi hermosa compañera— Lo que te dijo... Fue una mentira porque ya nos estabas sacando de quicio con tu insistencia en el timbre.
ESTÁS LEYENDO
Compañeras de Departamento [Editando]
RomanceNatalia solo quiere un trabajo estable, y con suerte, encontrar el amor. Samantha es odontóloga y tiene novio, pero no está segura de si él es el indicado. Esta historia cuenta el día a día de varias chicas, con personalidades diferentes, con pasado...