Capítulo 25.

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Esa fue una de las pocas que Alec se atrevió a pisar la casa de Zack, después de todo lo que pasó. 

No tenía idea de qué era lo que debía hacer. El lugar se veía tan triste y solitario que le producía un fuerte dolor en el pecho.  Siempre que pasaba por ahí, se quejaba de lo malditamente fuerte que Zack ponía la música en la radio, pero en ese momento, sólo podía desear desesperadamente que su niño regresara y encendiera ese estúpido aparato. No importaba si volvía a poner esas estúpidas canciones pegajosas que él detestaba o alguna balada cursi; él sólo quería escuchar que la radio volviera a sonar. 

Se sentó en el patio de la casa, justo donde tantos recuerdos habían sido guardados y sonrió. Nunca se había sentido así mal en aquel lugar que tanto había llegado a amar. 

De repente, una pequeña figura blanca  emergió de algún lugar y caminó hacia donde él estaba. Se sintió sorprendido.

---- Yuki ---- susurró, observando como el perro se paraba frente a él y comenzaba a gimotear. El pobre animal estaba mucho más de lo delgado de lo que lo recordaba y algo en su aspecto lucía enfermizo. No sólo había sido "abandonado" por las dos únicas personas que lo cuidaban, sino que nadie se había atrevido a acogerlo. Y no porque fuera una mascota desobediente o agresiva, sino porque él se negaba a dejar aquella casa e irse con otras personas. Yuki seguía esperando fielmente a sus dos dueños. 

El perro lo miró con tristeza, sus orejas estaban caídas y su boca no dejaba de emitir gemidos llenos de lástima. Alec no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas. 

Ambos estaban deseando ver a la misma persona. Pero ella ya no estaba aquí. 

---- No está ---- dijo, tragando el nudo en su garganta. Yuki volvió a soltar un gemido lleno de tristeza ---- Él no está aquí, l-lo siento.. 

Yuki gimoteó fuerte, como si algo le doliera. Al igual que Alec, se rehusaba a creer que Zack no volvería nunca más.

Alec tomó a la mascota de Zack en sus brazos y le acarició la cabeza, buscando el consuelo que nadie era capaz de darle. 

---- Siempre te odié porque el tonto de Zack te prestaba más atención que a mí. Lo siento... ---- Una pequeña risa temblorosa escapó de sus labios. Recordó cada una de las veces en las que le llamó "Bestia fea" y que el otro le respondió con un gruñido. Ante esto, Zack siempre comenzaba a reírse y decía que los dos eran igual de celosos y infantiles. ---- Si ese diablillo nos viera, ¿Estaría muy feliz, no? Por fin nos hemos amigado. 

Dejó que el animal se recostara en sus piernas y volvió a acariciarle las orejas. Sabía que esta sería una de las pocas veces en las que podría estar con él, ya que era obvio que al animal le quedaba poco tiempo. 

---- Cuando te vayas, hazle compañía allá, ¿Bien? É-él debe sentirse muy solo... 

Mordió su labio para que el sollozo que iba a soltar no se escuchara. Escondió su rostro en el pelaje de Yuki y paseó su nariz por ahí. Estaba temblando de la misma forma en la que el perrito lo hacía. 

---- Y por favor dile que no se enoje cuando vea que no soy capaz de cumplir su promesa. No puedo aguantar más aquí... 

Tanto Yuki como Alec siguieron lamentándose en silencio. La persona que tanto amaban les había sido arrebatada cruelmente. 

Y ninguno era capaz de soportarlo más. 

......... 🌦 ..........


En toda la noche, Efrén fue incapaz de dormir. 

Se pasó cada una de las horas atormentándose a sí mismo, debatiéndose entre tirarse del balcón de su casa o pegarse un tiro. Según él, no tenía otra opción más que esa:  Morir.

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