Así fue como terminaron pasando dos días en los que Aván y Efrén no se hablaron.
Aván (por supuesto) era un chico demasiado orgulloso, así que no se acercaría a su menor para intentar arreglar las cosas (o recuperar la extraña y efímera amistad que lograron crear en ese tiempo). En cuanto a Efrén, él estaba convencido de que esta distancia le ayudaría a deshacerse de sus sentimientos y así volver a ser un chico "normal", recuperar la estabilidad en su familia y convencerse a sí mismo de que le faltaban sólo dos años para que él también conociera a su supuesta y verdadera alma gemela.
Además, el pequeño rizado quería creer que ahora habían cosas mucho más importantes que atender que su desastroso amor no correspondido. Por ejemplo: Su padre había vuelto a casa.
No era algo que lo había hecho sentirse feliz, al contrario. Pero estaba intentando razonar en su interior que esto era lo mejor y que claro, era la única forma de que su madre estuviera bien físicamente y que sus hermanos mayores no lo miraran con tanto disgusto cuando se los topara. Así que bueno... debía resignarse a volver a escuchar los gritos de su padre y todas las oraciones en las que promulgaba cuán decepcionado estaba de él.
Efrén suspiró, mirándose al espejo del baño de su casa como por tercera vez en la mañana. Acomodó su cabello para que sus rizos se vieran un poco más ordenados de lo habitual y frunció levemente los labios. Había una razón por la que esa mañana quería verse diferente a las otras.
---- ¡¡Dónde está mi chiquitín estúpido!!, ¡Lo necesito! ---- gritó una voz cantarina que al parecer recién entraba a su casa. Efrén no pudo evitar la gran sonrisa que apareció en su rostro y dándose vuelta rápidamente, salió del baño con sus ojitos brillando más de lo usual ---- ¡¡Efrén!!, ¡Feliz cumpleaños!
Y entonces ahí estaba, la voz de su mejor amigo deseándole un feliz cumpleaños tan animada y felizmente como cada año. Aunque Thomas siempre sería el único que se veía tan emocionado aquel día, Efrén apreciaba con todo su corazón que al menos hubiera alguien contento por celebrar su nacimiento.
Thomas lo abrazó apretándolo fuertemente contra él, hasta el punto de que sus pies dejaron de tocar el piso por algunos segundos. Esos pequeños y fugaces momentos en los que Efrén estuvo suspendido en el aire, sintió que su vida estaba completa con sólo tener a este chico rubio a su lado. Quizás y aunque estuviera enamorado de alguien más, Thomas era aquel complemento que necesitaría cada mañana para poder sonreír. ¿Qué tanto importaba el tener una alma gemela?, Si su mejor amigo era algo mucho más especial que eso y le daba tanto o más amor que su propio par le podría llegar a dar alguna vez.
---- ¡Feliz cumpleaños!, ¡Feliz cumpleaños!, ¡Feliz cumpleaños! ---- canturreó Thomas después de soltarlo. Efrén dejó que por un momento todas sus preocupaciones desaparecieran y le sonrió cálidamente, sus ojos incluso llenándose de lágrimas ---- ¿Por qué lloras, ternurita tonta?, ¡Este es un día para celebrar!, ¡Se cumple un año más desde que la felicidad de mi vida apareció en este mundo!
Los tres hermanos de Efrén estaban sentados en el comedor esperando el desayuno, justo en frente de el living donde los dos chicos hacían tal escena. Miraron la interacción con rostros incrédulos y cuchichearon entre ellos.
---- ¿Cada año Thomas tiene que ser tan escandaloso? ---- preguntó Peter arqueando las cejas y arrugando la nariz. Sarah lo codeó para que bajara la voz.
---- Déjalos ser. Al menos Efrén tiene alguien que es bueno con él... ---- susurró la chica, sintiéndose culpable. Aunque ella no fuera tan pesada con Efrén como los otros dos, sabía muy bien que tampoco era la mejor hermana. Al igual que su madre, jamás hizo algo por él. Siempre se quedó callada y agachó la cabeza, temiendo que su padre o hermanos arremetieran contra ella. Sarah siempre había jurado que era diferente a los demás y que era muy valiente, pero después de todo, si ni siquiera era capaz de defender a su hermanito, no era más que una hipócrita. O al menos así se sentía.
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90 días antes de perderte.
Ficção Adolescente''---- ¡Pero yo creo que realmente me gustas!'' En un mundo donde un sistema escoge quien es tu alma gemela, Efrén se enamora de Aván. Pero hay un pequeño problema, no sólo su crush es irremediablemente heterosexual, sino que también está a punto...