Capítulo 13.

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El sistema empezó siendo muy bien recibido. 

En un principio, todos estaban muy emocionados de encontrar a sus verdaderas almas gemelas. Agradecidos de tener a alguien que les ahorrara el trabajo de buscar a su otra parte y aún más felices de saber que serían realmente amados y no sufrirían el penoso "amor no-correspondido". El PSAG desde que se anunció comenzó teniendo muchos devotos fieles que iban a las mismas instalaciones de sus edificios a agradecerles por su arduo trabajo. Día a día, se formaban nuevas parejas y habían más y más personas que estaban satisfechas. Aquellos que tenían una muy buena estabilidad económica les donaban enormes cantidades de dinero para que siguieran progresando y los que no hacían pancartas o aportaban de la forma que podían, como por ejemplo,  llevándoles almuerzos a los trabajadores o ofreciéndose a ayudarles con la limpieza y cosas de ese estilo. La popularidad y aprobación fue algo que tuvieron desde el primer momento, y fue lo que los hizo establecerse como una de las mayores potencias en el mundo, en todos los sentidos.

Así que ahora el PSAG no sólo era un sistema para "designar" pareja, sino quienes imponían la ideología de la mayoría del mundo. Se encargaban de indiscretamente ordenar como debía comportarse la sociedad y que no era lo correcto y que no. Había quienes hasta los llamaban los "líderes del mundo".  

Con tanto a su favor, por supuesto que ésto último no podía ser sólo una exageración. Muchos dicen que "el amor mueve al mundo", y bueno... aquí así mismo era. Creyendo que hacían bien en creer en un sistema que promulgaba "el amor y la buena vida", la mayoría dejaba que ellos los mandaran por completo y decidieran como tenían que ser sus vidas.

Hubo sólo un momento en el que la popularidad del sistema decayó. Fue en el año 1989.

En esa época, no habían redes sociales o sitios confiables para que la gente se enterara qué estaba pasando en el mundo, por lo que por supuesto, casos como el de ese año eran un secreto a puertas cerradas. 

Había una chica, se llamaba Arian. Cumplía sus dieciocho años (como todos) cuando conoció a su alma gemela, un hombre llamado Theo y que era un conocido médico en su ciudad, el cual tenía veintisiete años y todavía no tenía a su AG. El primer punto controversial de su relación fue la diferencia de edad, el segundo era que la joven venía de una familia humilde y de baja posición social, lo que hacía que mucha gente se riera de ella y viniera a señalar en su cara cuán afortunada era porque alguien la vino a sacar de su "inmundicia". 

"Miren, ahí viene la princesita de la pobreza" reía un grupo de chicas en cuanto la veían. Las cuales nunca admitirían que detrás de su miradas burlonas estaba escondida la infame envidia.

Arian sólo podía suspirar y agachar la cabeza, sin atreverse a hablar. Aunque su madre les decía que sólo eran personas celosas de ella, era incapaz de entenderlo. 

¿Por qué estarían celosas de la situación en la que estaba?, ¿Acaso sabían....?

Después de ir a comprar todo lo que Theo le había ordenado, volvió a casa tan rápidamente como pudo. Cruzó el enorme jardín con pasos rápidos y le sonrío tímidamente al jardinero que la recibía siempre con amabilidad. Ese hombre era el único empleado de ahí que la trataba bien o no la ignoraba.

La joven entró a la residencia encajando las uñas en sus palmas. Cerrando fuertemente los ojos, se preparó mentalmente para lo que venía.

---- ¿¡Dónde estabas!? ---- ahí estaba. El grito del demonio que le sacudía violentamente el corazón y lo desgarraba por dentro. El de su supuesta alma gemela ---- ¿¡Por qué mierda tardaste tanto!?

---- S-señor... ---- susurró con miedo. Theo la miró embravecido y azotó las bolsas que tenía en la mano. 

---- ¡Te dije que tenías que estar aquí en veinte minutos!, ¡Te lo advertí!

90 días antes de perderte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora