Capítulo 27.

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Puñada por puñalada, el corazón de Efrén había sido destruido una y otra vez. 

Había perdido su reputación, su estabilidad emocional y el poco respeto que su familia le tenía por un amor que siempre estuvo destinado a fracasar. Un amor que se había llevado sus fuerzas y terminó por dejarlo completamente roto y con una soga tensándose en su cuello. 

Estaba harto, harto de luchar por algo que la otra persona no quería tomar. Quizás debería haberse dado por vencido hace mucho tiempo, pero, ¿Qué se podía hacer cuando eras un tonto enamorado? Nada, tu corazón comenzaba a actuar por su cuenta sin pensar en las consecuencias y, cuando menos te lo esperabas, quedabas completamente a la deriva ante alguien que tenía el poder de quebrarte completamente si es que así lo deseaba. 

---- Eres un tonto ---- se dijo a sí mismo, mientras caminaba de vuelta a su casa y trataba de dejar de llorar ---- ¿Quién podría amarte si eres tan feo y llorón, eh?

---- Si eso mismo me pregunto ---- Respondió una voz detrás suyo, ni siquiera alcanzó a reconocer de quien era cuando dos manos lo jalaron por detrás ---- ¿Habrá alguien que te ame, pequeño imbécil?

En un principio había comenzado a luchar para salir del agarre, sin embargo, al darse  cuenta de quien era, su cuerpo se relajó por instinto. Incluso cerró los ojos para escuchar los latidos mínimamente acelerados de la persona que lo estaba abrazando por detrás.

---- Thomas... ---- susurró cerrando los ojos.

---- Cállate, sólo cállate... ---- Dijo el chico, sonando enojado ---- ¿Crees que puedes alejarte de mí así como así, eh? Eres la cosilla más tonta del mundo.

Efrén bajó la mirada con tristeza y vergüenza.

---- L-lo siento...

---- Ya no digas nada ---- El rubio bufó, apoyando su barbilla en su hombro, sus manos apretaron su cintura  ---- Me tenías asustado. El día del cumpleaños de Aván te veías tan bien, ¿Entonces por qué de repente....?

---- Es que d-duele ---- murmuró, su voz se quebró ---- D-duele mucho. 

¿Alguna vez pasaste por un amor no-correspondido? 

¿Te aferraste a una persona a la que sabías que iba a terminar dañándote? 

¿O que tú ibas a lastimar? 

Efrén sabía muy bien que este sería el resultado; que al final, la persona que deseaba iba a irse tras su "verdadero amor" y lo dejaría completamente deshecho. Sin embargo y sabiendo que terminaría con una herida difícil de sanar, quiso arriesgarse. Quiso darlo todo en una casa construida con palillos y, ciegamente, pensó que ésta jamás se caería. Incluso sabiendo muy bien que había alguien a su lado que la estaba construyendo una enorme y hermosa casa con ladrillos. Él, en algún momento, fue feliz con su pequeña casita. Más terminó viendo como se destruía justo frente a sus ojos... 

No pudo evitar pensar que las personas que decían "Arriésgate, eres joven y no tienes nada que perder" eran muy crueles al desvalorizar las cargas emocionales con las que tenían que lidiar los que se tiraban de lleno al vacío y terminaban con un corazón roto.

Thomas sintió a Efrén temblar. Abatido, lo dejó ir para darle la vuelta y hacer que lo mirase. Aunque sintió que su pecho dolía al ver a la expresión triste de su pequeño, sonrió.

---- ¿Por qué sigues llorando, eh? Ternurita estúpida... ---- dijo enternecido, secándole las lágrimas con las mangas de su polerón--- ¿Qué te hizo pensar qué ignorándome ibas a alejarte de mí? Ni siquiera renaciendo una vez más conseguirías deshacerte de este rubio guapo.

Una diminuta sonrisa surcó los labios de Efrén, aún entre sus lágrimas. Después de verlo sonriendo por él, el corazón de Thomas latió emocionado y sus manos atraparon las de el pequeño rizado para entrelazar sus dedos. Como estaban acostumbrados a ser tan íntimos, no fue incómodo para ninguno de los dos aquel contacto.

90 días antes de perderte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora