90 días antes de perderte.

Capítulo 18.

En cuanto Thomas llegó, Alice resopló con fastidio y se fue, bufando entre dientes que no tenía tiempo como para estarse poniendo a discutir con niños tediosos. 

La verdad es que, ella había quedado en segundo plano (si ignoramos las pocas lágrimas que Efrén derramó cuando llegó a casa), ya que al día siguiente, se creó una gran conmoción debido a un horrible caso que vino a sacudir todos los corazones de todos los seguidores (y no) del sistema.

Y este fue un doble homicidio y posterior suicidio.

Un hombre descubrió que su AG le era infiel con su mismísimo compañero de copas y en su propia casa, y, atribuyéndoles la culpa de todos los malestares físicos que venía sintiendo desde hace más de cinco años, les disparó a ambos en la cabeza sin siquiera vacilar y siendo inerte ante sus suplicas. Con las manos manchadas de sangre y las venas dilatándose como si se fueran a reventar, transmitió en vivo la escena para mostrarles a todos las consecuencias de desafiar la conexión entre almas gemelas. Y, aunque el cuerpo sin vida de su par estaba detrás de él, dijo totalmente inexpresivo: 

---- Cuando conocí a mi AG, juré amarla y respetarla más allá de la unión que el sistema nos otorgaba. La cuidé cada día, recé por mantener su sonrisa y me dije a mí mismo que nunca desvanecería el brillo en sus ojos. Nunca, en todos estos cincos años, se me pasó por la cabeza que ella podía estarme traicionando de esta forma. Aquella mujer,- e incluso si nuestros corazones estaban entrelazados-, fue capaz de hacerme esto. Aunque veía como trabajaba sólo para que tuviera todo lo que tenía, rompió mi corazón y me puso así de enfermo. No sólo destruyó mi buena salud, sino también mi estabilidad mental. Me he vuelto loco, pero esto es todo su culpa. La maldigo en esta y en todas sus vidas. Que el karma no la haga reencarnar ni tampoco le dé una nueva alma gemela. 

Y se disparó a sí mismo justo antes de que la transmisión terminara y se hiciera viral. 

Como bien se es dicho, el amor es un arma de doble filo, y en un mundo en el cual el es quien lo rige, muchas veces puede resultar ser mortal. 

Ya habían pasado tres días desde aquel espantoso suceso y aún estaban todos temblando de ansiedad y deseando firmemente que su par lograra amarlos y no los traicionara a sus espaldas, junto con suplicarle a los cielos que nunca terminarán así de destrozados mentalmente. Había quienes conocieron al hombre, que fue dueño de un pequeño restaurante, y estaban bastante aturdidos por haberlo visto en ese estado. Siempre fue una persona amable y generosa, que atendía a sus clientes con una sonrisa y hablaba todo el día de lo mucho que amaba a su par e hijos. Ahora su tan amada esposa había muerto gracias a él y sus dos hijos de cuatro y once años habían quedado huérfanos y con un severo trauma emocional. Aunque el PSAG juró proteger a ambos niños y ayudarlos a lidiar con su dolor, nadie estaba seguro de si alguna vez ellos serían capaces de volver a sonreír. 

Los "Sin Amor" estaban más enojados que nunca. Al día siguiente de que el caso fue dado a luz, organizaron una marcha y destruyeron un par de instalaciones del sistema. La policía de inmediato intervino y apresó a un gran grupo, catalogándolos como rebeldes sociópatas que debían ser derrocados. Lamentablemente para ellos, esto causó que el grupo quedara desventaja y que tuvieran que mantenerse ocultos por un tiempo. Kayla sólo pudo resignarse a esperar que le dieran indicaciones en vez de ir directamente con Efrén y volver a insistirle que se uniera a ellos. Sabía que de por sí el niño era tímido y muy susceptible al miedo, por lo que de ahora en más debía ser más cautelosa al hablar con él.

Adelaide era otra persona más que estaba igual de atemorizada y sin saber qué hacer.

La mujer aún no estaba segura de si lo correcto era hablarlo a escondidas con su esposo y hermana para que sus hijos no se enteraran o ir directamente al PSAG a denunciarlos. No sólo  estaba demasiado aterrada de terminar de destruir la poca estabilidad que había en su familia, sino también le preocupaba que sus hijos mayores culpabilizaran a Efrén o que él mismo se sintiera responsable. Tampoco tenía claro cuál sería la respuesta del sistema; quizás le prohibirían a su hermana volver a acercarse a ellos o obligarían a su esposo renunciar a su trabajo y lo encarcelarían en su casa (para no separarlo de ella) por un par de años, además de cobrarle una buena suma de dinero como castigo. Lo único que tenía claro, es que no podía seguir ignorando la infidelidad, o sino, o terminaría muriendo por el daño en su corazón o se volvería igual de perturbada y demente que aquel hombre que fue capaz de matar a su misma AG.