Capítulo 22.

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N/A: no sé si cuente como especial navideño porque la fecha en la que está situada este capítulo también es navidad(??

......... 🎄..........

Esta podía ser una de las navidades más especiales para Efrén.

No sólo porque era la primera que la pasaba sin sus padres, sino porque también, esta vez estaría pasándola con sus amigos (¡que ahora ya no eran sólo Thomas!) y como no, ¡porque Aván también se les había incluido! 

¿Costó?, ¡Ni se imaginan cuanto! Pero la verdad es que él no fue quien puso sus esfuerzos en convencerlo, sino su casi cómplice y mayor cupido del mundo, ¡Nash, el mejor modelo y más amable, glorioso, ingenioso, codiciado, del-..!

Okay, esas palabras ya no eran suyas, sino del mismo peliazul. Quien parecía tener bastante aprecio por sí mismo (Era un ególatra, en palabras de Thomas, pero Efrén no quería decirlo de esa manera) 

En fin... Efrén, en ese mismo momento, estaba bastante ocupado intentando arreglar el desastre en la cocina que Nash y Thomas habían hecho como para pensar de más. 

---- ¡Jodido imbécil!, ¿¡Desde cuando que las galletas navideñas llevan sal!? ---- maldijo su mejor amigo en dirección al modelo. Él se jaló sus cabellos, desesperado. 

---- ¡Es que me confundí!

---- ¡Pues deja de hacerlo, joder!, ¡Ya es la segunda vez que la cagas! 

---- ¡No me grites así!, ¡Soy una persona sensible!

---- ¡Y idiota también! 

Efrén hizo una mueca, ¿Debía meterse antes de que la situación empeorara o no...? 

Thomas, aunque con él demostrara todo lo contrario, era una persona con muy poca paciencia, sobre todo cuando se metía en su modo perfeccionista. Y no es para extrañar que estuviera tan enojado, después de todo, esta era la segunda vez que Nash se confundía y arruinaba la comida. La primera, confundió el lavalozas con el aceite y terminó echándole este primero a las papas. Pasó una media hora antes de que los cinco chicos comenzaran a preguntarse porque las jodidas papas aún no se freían. 

Quizás debían a sacar a Nash de la cocina... ¡pero es que se veía tan ilusionado con querer ayudar! No quería romper su sensible corazón en una fecha tan importante como Noche Buena. 

---- ¿Deberíamos intentar pedirle que ayude en algo más? ---- Oyó la voz de Luo preguntarle y casi al instante, sintió sus brazos rodeando sus hombros. Avergonzándose por el contacto, le dio una muy pequeña sonrisa. 

---- T-tal vez... 

No sabía si era su idea o Luo había tomado mucha, mucha, confianza con él últimamente. A menudo lo abrazaba o le hablaba con un tono mucho más confidencial y amistoso que el que usaba con los demás. No sabía bien que era lo que lo tenía tan cómodo a su alrededor, pero la verdad es que no le disgustaba. De hecho, era todo lo contrario. Desde esa noche que durmió abrazado a él, sentía una extraña familiaridad cuando estaba a su lado. ¿Quizás lo había conocido cuando eran pequeños y no lo recordaba? Tal vez... 

Como si sus pensamientos fueran acertados, la imagen de un niño de ojos grises y mirada sonriente atravesó en medio de su mente. ¿Sería Luo...? 

Pero el color de sus ojos no concordaba... ¿Podría ser que se le habían aclarado? 

Cuando era muy pequeño, tenía un amigo en el jardín de niños. No podía ni siquiera recordar como era su rostro o de color eran sus ojos y su cabello. Lo único que tenía memorizado, era lo tranquilo y pacífico que era, y que continuamente lloraba porque sus padres eran muy duros con él y no lo dejaban salir a jugar como a los demás niños de su edad. Efrén había descubierto un día que vio que sus padres lo habían venido a buscar y le habían regañado por tener una mancha en su camisa y recordando que en ese tiempo, vivía una situación muy parecida debido a lo mal que lo trataba su padre, lo mucho que lo ignoraban sus hermanos y el trato ajeno que tenía su madre con él, se acercó y le ofreció ser su amigo. Al principio, el niño lo miró con bastante disgusto (ya que ni siquiera se conocían, debido a que Efrén era menor y estaban en distintos salones) pero con el tiempo y la insistencia de su parte, terminaron siendo tan cercanos que lo único que hacían era esperar a que la campana sonara para ir a jugar con el otro. Quizás no todos recordaban a los amigos que tuvieron a tan corta edad, pero Efrén sí lo hacía porque ese, fue el primer amiguito que tuvo. 

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