Capítulo 59 - Justicia.

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Lena dormía plácidamente, sus cachetes redondos y suaves resaltaban entre esa piel blanca. Largas pestañas y un puchero bien marcado. Los ojos de la Alpha no podían apartarse de ella ni por un segundo, observando la pacífica forma en que el pecho de su hija subía y bajaba con tranquilidad. Todo en silencio, incluso cuando Jisoo salió de la ducha lo hizo sin provocar sonido alguno.

–Ella ama dormir–murmuró Rosé con gracia, quitando un poco de saliva que le escurría a Lena entre sueños–. Es un cachorrito muy holgazán.

–También es bastante risueña–siguió por decir Jisoo, situándose en la espalda de su mujer para mirarla por encima de su hombro–. Namjoon se cayó de la cama ayer y ella no paraba de reír.

Rosé rodó los ojos divertida, acariciando la cabeza de la pequeña.

–¿Me contarás lo que pasó?–indagó, logrando que Rosé se girara hacia ella bastante tensa.

Su mano acarició la mejilla de Jisoo, soltando un suspiro. Ya no tenía sentido seguir guardando secretos para mantener la calma. Todo lo que pasaría era algo que les concernía a ambas.

Rosé tomó su mano, y ella no puso resistencia alguna cuando la guió al borde de la cama, tomando asiento en ella sin desenlazar sus dedos. Era todo lo contrario, los ojos de Rosé brillaban con temor, algo que no le gustaba para nada.

Permanecieron en silencio un buen rato, y eso sólo alertaba más a Jisoo.

–Luna... te amo. Y daré todo de mí para que él no pueda siquiera acercarse a ustedes. A ninguna.

Podía saborear su aliento tembloroso tan cerca de sus labios, y su estómago sólo podía darle un vuelco en su interior. Un calor familiar trepó en sus mejillas, encontrándose a sí misma asintiendo a sus palabras.

Rosé bajó la mirada, sin poder continuar lo que decía. Pero para Jisoo no era necesario, porque ambas estaban juntas.

Rosé estaba con ellas. Rosé las amaba, su amante, su protectora, la madre de su hija. Rosé, quién la amaba a pesar de todas las estupideces que había hecho o dicho. ¿Era esta una despedida?

El aire quedó encerrado en sus pulmones al sentir su mano deslizándose entre su cabello húmedo y enmarañado. Quedando tan cerca de su rostro que sus narices se rozaban. El aroma a Alpha le inundó las fosas nasales, envolviéndola. No, esto no podía ser una despedida.

Llevó la palma de sus manos en el pecho de Rosé, intentando encontrar las fuerzas suficientes en su interior para alejarla. Ya era bastante difícil lo que ambas debían hablar, pero después Rosé la besó.

–No te vayas–rogó apenas se apartaron un centímetro. Rosé cerró los ojos con fuerza, intentando apartarse, pero Jisoo lo impidió al tomarla por la camiseta hacía ella–. No... nosotras te necesitamos, Rosie.

Rosé la rodeó con ambos brazos, permaneciendo en un confortable abrazo que ninguna quería terminar. Que no tendría por qué hacerlo.

–Él sabe de ella. Sabe su nombre. Sabía que ayer la presentaríamos a la manada. Yo... no sé qué hacer, Soo.

Jisoo reforzó más su agarre, intentando transmitir más seguridad a su Alpha.

–No lograron rastrear a quienes provocaron el incendio. Y el territorio de Sehun está deshabitado. Se marchó...

–No, él huyó–gruñó Jisoo, levantando la cabeza para mirar a Rosé–. Quiso arruinar nuestro día, y sabía que irían tras él. No está listo aún para la guerra, por eso está escondido.

⌗𝐋𝐔𝐍𝐀 ; 𝐂𝐡𝐚𝐞𝐬𝐨𝐨 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora