Capítulo 44 - El Molino.

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–Llévenla arriba, me encargaré de ella luego–instruyó Jane.


Nayeon le dirigió una cómplice mirada a su hermano, quien asintió inmediatamente. Ambos tomando a Rosé por los costados cuidadosamente. Dirigiéndose al viejo molino.


–¿Aquí es donde vives ahora? ¿Entre sucia paja y telarañas?


Jane volvió su vista a Henri.


–Sólo por ésta noche, cariño.


Le hizo una vaga seña con la cabeza para que la siguiese, entrando después de Nick y Nayeon al molino. Henri exhaló el aire con nerviosismo, abrigándose más para disimular el miedo que le causaba la Bruja, y la situación en la que se había metido. Les dio una rápida mirada a los cazadores a sus espaldas, y éstos entendieron la indirecta. Y pronto se encontró a solas con Jane.


–Teníamos un trato–espetó Henri entre dientes.

Jane rozó la Joya que tenía por colgante, la cual brillaba esplendorosamente. Los ojos volvieron al Beta, quien parecía cada vez más frustrado por la bruja, lo cual le causaba mucha gracia.


–Sí, lo teníamos.


–Tú dijiste que me convertirías en Alpha sí yo te traía uno. Sí te traía a Rosé.


–Lo hice–volvió a confirmar burlesca.


Henri golpeó con una fuerza ímproba la pared de piedra, mirando a la bruja furioso.


–¡Responde maldita sea!


–Demonios, Henri. Tienes un serio problema de ira–rió Jane, mordiendo su labio a propósito–. Sí, teníamos un trato. Pero yo no fui quien lo rompió primero, cariño.


Henri palideció.


–Dime, despreciable Beta–pronunció Jane, acercándose amenazante al hombre que ya retrocedía con cada paso hacía él–. ¿Cómo es que los cazadores accedieron a ayudarte? ¿Cómo les pagarás éste favor? No posees riquezas, ni autoridad, mucho menos poder.


La mirada de la bruja lo escrutaba con ojos entrecerrados, penetrando en sus pensamientos. El nerviosismo del lobo inmediatamente salió a flote, frías gotas de sudor resbalaban por su frente en el momento en que su mirada vagó por una fracción de segundo a un punto fijo en el cuerpo de la Bruja.


Jane lo supo de inmediato.


–¿La Joya?–cuestionó divertida, casi sorprendida–. Por supuesto que sí, es lo único que ellos buscan. Querías que yo matara a Rosé por ti, hacerte Alpha, y matarme a mí para conseguir la Joya. Y ser el nuevo Alpha de Dark Moon. Que ingenioso, Kim. Realmente creía que eras un idiota bueno para nada.


La ira en el rostro de Henri era rebosante. Sus puños se apretaron con enojo, e incluso mordía su propia lengua para acallar cualquier insulto que estaba por salir. Jane era demasiado peligrosa con la Joya, y no era tan idiota como para confrontarla con ella.


–Voy a asesinar a todos, y cada uno de los acompañantes que has traído contigo.


–¿Y qué harás con los niños de la manada?


Jane convirtió una mueca en una ladina sonrisa.


–Ese no es asunto tuyo.


No, no lo era. Y francamente no le interesaba. Seguramente se trataba de algún ritual o hechizo que necesitaba sacrificios, que los quemara, los regalara, que hiciera con ellos lo que le venga en gana. Pero él los había traído, y quería su paga.

⌗𝐋𝐔𝐍𝐀 ; 𝐂𝐡𝐚𝐞𝐬𝐨𝐨 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora