Capítulo 36 - Namjoon.

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Jisoo respiraba agitadamente cuando se separaron, intentando retener a Rosé más tiempo. Los brazos de la Alpha la rodeaban con firmeza, estrechándola contra sí.

-No me agrada-objetó contra su pecho.

Rosé rió.

-Lo sé-susurró-. Te molesta cuando está cerca.

-No. Me molesta cuando está cerca de ti.

Rosé apretó los dientes, disgustada y rígida. Se apartó de Jisoo ligeramente. En sus ojos no reflejaba más que confusión.

-No entiendo.

-Es sólo una tontería, Rosie. En realidad...

-No es una tontería si te causa molestia-la cortó de inmediato, buscando su mirada preocupada.

Jisoo quería decirlo, hablarlo con ella. Se sentía pequeña a un lado de el enorme Oliver. Se sentía menos. Y no le gustaba eso. La inseguridad y el temor comenzaban a hacer de las suyas.

-Tú no debes sentirte amenazada por cualquiera, Luna -dijo Rosé, como si le hubiese leído la mente. Tomando sus manos con delicadeza y ternura-. Sinceramente nadie es siquiera considerado para compararse contigo. Debes entender eso. Tú no le rindes cuentas a nadie. Tus inseguridades no son más que que eso, y son tan absurdas y perfectas que lo único que provocas es que me enamore más de ti, Kim Jisoo.

Jisoo estaba boquiabierta, enmudecida, y felizmente perdida en la calidez que le proporcionaba ese reconfortante color chocolate en sus ojos. Era tan sencillo y complicado como eso. Tan fuerte y delicado como ella.

-Tú también provocas que me enamore más de ti, Park Rosé.

La amaba.

La necesitaba.

Rosé sonrió, inclinando ligeramente la cabeza hacía un lado, apretando los labios algo tímida, sonrojada: Vulnerable. Jisoo la hacía vulnerable. Y se veía tan adorable.

Su cabello estaba sujetado en una coleta alta, con rebeldes mechones sueltos enmarcando su rostro, pupilas dilatadas y labios húmedos. Perfecta.

-Será mejor que bajemos-murmuro Jisoo al fin, suspirando.

La mano de Rosé buscó la suya, con un tacto suave y reconfortante, entrelazando sus dedos con los suyos. Era increíble ver la facilidad con la que ambas se complementaban, como si hubiesen sido hechas para permanecer unidas. Como una sola.

Jisoo se estremeció con el pensamiento, acercándose más a su Alpha mientras comenzaban a caminar. Un escalofrío le recorrió la columna al distinguir a Oliver al final de las escaleras, cerca de la entrada. Esperando a Rosé como cada mañana desde que comenzaron la construcción de las viviendas. Casi se atraganta con su propia saliva al verlo; llevaba una camisa de seda blanca, adherida al cuerpo y resaltando sus músculos como una segunda piel. La barba más notable de lo normal, y algunos vellos sobresalientes del pecho.

La comisura de su labio se alzó al ver a la Alpha, y quería quitarle esa cara de idiota de un puñetazo.

-Que hermosa te ves hoy-murmuró Rosé con una encantadora sonrisa, mordiendo su labio. Jisoo se sonrojó, y terminó por corresponder a su gesto. Olvidando por completo que Oliver estaba ahí.

-Rosé, sigo en pijama -objetó divertida, mirando de reojo su propio camisón.

-Tienes razón. Te ves más hermosa sin nada.

El rubor trepó por sus mejillas, causando una pequeña risa en la Alpha. De ese tipo de risa que te provoca suspiros soñadores, que se te corta la respiración, que las mariposas en el estómago revoloteen inquietas. Y la única manera de ocultar su sonrojado rostro era abrazándose a Rosé, ocultando su vergüenza contra su cuello.

⌗𝐋𝐔𝐍𝐀 ; 𝐂𝐡𝐚𝐞𝐬𝐨𝐨 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora