Capítulo 49 - Irene.

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Jisoo se estiró en la cama, frunciendo el ceño ante la molestia que era quitarse la sabana inconscientemente. Después de toda la tormenta de anoche, el día seguía nublado, con una ligera llovizna que helaba bastante.


Bostezó, y buscó a ciegas a sus espaldas la sabana para cubrirse e intentar dormir nuevamente. Su mano topó con la de Rosé, y sonrió, tomándola para guiarla a su cintura y acurrucarse más hacía ella en busca de calor. Su brazo la rodeó con más firmeza. Aunque... algo se sentía diferente.


–Ronroneas cuando duermes.


¡¿Qué rayos?!


Jisoo ni siquiera fue capaz de contener un grito de miedo, girándose repentinamente y atestando un fuerte puñetazo directo al rostro. La chica en la cama gruñó del dolor, cubriendo la nariz con rapidez.


La desesperación por apartarse lo más posible de esa extraña la llevó a que sus piernas se enredasen con la sabana al final de la cama, y cayese sobre su propio trasero.


–Eso se llama karma instantáneo–se burló la chica, aun cubriendo la mitad de su rostro con la palma de su mano.


–¿Quién carajo eres tú?–cuestionó autoritaria, ignorando su comentario.


La chica se sentó entre las sabanas aterciopeladas, y a Jisoo le molestaba si quiera verla ahí. En el lugar de Rosé, de su Rosé. Se sintió un poco culpable cuando al apartar la mano dejó al descubierto la sangre que salía de su nariz, pero no lo suficiente, pues ya había manchado las sabanas.


–Creí escuchar que la hormonal sería otra–se quejó, cruzando las piernas.


De inmediato algo hizo click en la mente de Jisoo.


Oh no...


–Por cierto, ¿dónde está ella? Sólo he conocido a Alphas hombres, Rosé es la única mujer, siempre intenté entrar al territorio para conocerla pero jamás pude burlar a los guardias. Ella es toda una celebridad, más aún con otra chica como mate. Realmente estoy alucinando justo ahora que estoy en su habitación y yo...


El grave y fuerte gruñido de Rosé resonó en las paredes, haciéndola callar.


A Jisoo se le encogió el corazón con esa mirada. La Alpha estaba de pie en la puerta, se veía tan molesta mirando a la bruja que estaba de lo más cómoda en su cama. Pocas eran las veces que Jisoo tenía la oportunidad de ver el lado más salvaje de Rosé, ese lado que le recordaba forzosamente que su mujer no era del todo humana. Cuando el instinto superaba la razón, y actuaba sin pensar.


Ojos dilatados, iris claro, respiración agitada, el rumor grave en su pecho, los colmillos sobresalientes. Y sobre todo, el ardor en su propia marca.


–Rosie... tranquila–susurró, apartando las sabanas de sus pies para volver a levantarse–. Tranquila, no es peligrosa. No nos hará daño.


Bueno... eso no era del todo cierto sí era la encargada del aborto.


Pero sabía que la chica no la escuchaba del todo, pues sus ojos estaban firmemente puestos en la extraña en su habitación, como esperando que ésta hiciese un movimiento para atacar.


Nadie, nunca nadie más había entrado a su habitación más que personas demasiado cercanas a ellas. Mucho menos con tal confianza. Era un sitio íntimo y armónico, un lugar solo de Jisoo y de ella. Nadie más.


–No puedo creer que esté presenciando el asecho de la primer Alpha–susurró emocionada la bruja, sin quiera moverse un centímetro.


–¡Irene!–gruñó Jennie estupefacta, unos pasos muy por detrás de Rosé. Bastante aterrorizada–. Bájate. De. La. Cama–ordenó pausadamente.

⌗𝐋𝐔𝐍𝐀 ; 𝐂𝐡𝐚𝐞𝐬𝐨𝐨 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora