Capítulo 47 - Instinto Animal.

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El frío le traspasaba la delgada tela de su blusa, con la cuál tiraba constantemente de sus mangas para cubrir sus manos de la intemperie, a pesar de que la chimenea del gran salón se encontrase encendida y cálida. Cepilló su cabello con sus dedos hacía un lado, dejando los mechones ondulados a manera desordenada. Una manta le cubría la mitad del cuerpo, y el color rojo quemado del sofá contrastaba con su aspecto en ese momento. En el café de sus ojos se reflejaban las llamas, bastante consumidas en sus pensamientos.

Tiraba del borde de su blusa, nerviosa y confundida; su mirada se dirigió a un licor sobre la mesa de centro, era algún fermentado que habían cosechado recientemente en la huerta, y justo ahora parecía el maldito fruto prohibido. Quería olvidar, quería no pensar más, pero algo la detenía... y ni siquiera la consideraba como una buena razón.

Su mano bajó a su vientre, mortificada.

–Creo que a los cachorros como tú no se le permite el alcohol aún, ¿cierto?

De momentos, la idea de que la vida que ahora crecía dentro de ella se trataba del amor que existía entre Rosé y ella. Y ese solo pensamiento le causaba un revuelo en su estómago.

Pero después la razón le abrumaba, como un balde de agua fría sobre su cabeza.

No fue engendrado con amor.

Pero podría crecer con él.

Cerró los ojos, dejando caer su cabeza en el respaldo del sofá.

–Hey...

Ni siquiera hizo falta girarse a saber de quien se trataba, pues reconocería la voz de Jennie donde sea que estuviese. La sintió tomar asiento a su lado en silencio, insegura. Su mano se detuvo en su pierna, y la pelinegra le devolvió la mirada a manera escéptica.

–Hey–saludó en voz baja.

–Te estaba buscando, Rosé salió hace un rato al pueblo más cercano a conseguir lo que pediste. No pensé que estuvieses aquí.

–Le dije que no hacía falta que fuera ella–resopló–. Todavía no está del todo bien, además con los... síntomas... temo que ocurra algo.

Jennie asintió, nerviosa.

–¿Podemos hablar sobre... ya sabes... eso?

Jisoo suspiró, sentándose mejor en su lugar para estar frente a su amiga.

–Claro.

–¿Enserio quieres abortar?–preguntó suavemente, y Jisoo palideció–. Quiero decir, que sepas que no me parece mal. Es decisión tuya y todos te apoyaremos. Pero ahora sabemos que Rosé también está viviendo ese embarazo de alguna manera, y siendo su hijo biológico es inevitable esa conexión que tiene con él. Y pensé que quizás tu...

–¿Que había cambiado de parecer?–terminó por ella, elevando una ceja. Un gesto que intimidó un poco a la bruja–. No lo sé, Jennie. Sinceramente me siento muy confundida ahora.

Jennie bajó la cabeza, comprensiva, y por un buen rato ambas permanecieron en silencio. Jisoo con su atención puesta en el fuego que destellaba de la chimenea, perdida en la noche pasada; Rosé hablándole a su estómago, dándole explicaciones, haciéndole cariños, poniéndole un mote. Su corazón se oprimía contra su pecho de pensar el dolor que causaría en su Alpha cuando se deshaga de él, y con ello de la creciente conexión de la que Jennie hablaba. Una conexión que tal vez ella también tenía con ese bebé, pero la verdad es que preferiría ignorarla.

–Tengo... una vieja amiga. Es una bruja, pero no es mala como mi hermana–se apresuró a decir, tragando saliva con dificultad–. Su nombre es Irene. Y es bastante buena en lo que hace.

⌗𝐋𝐔𝐍𝐀 ; 𝐂𝐡𝐚𝐞𝐬𝐨𝐨 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora