Capítulo 50 - Tiempo.

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–Debemos hacerlo lo más pronto posible–advirtió Irene, notando la el estado en el que se encontraba Jisoo.

Su piel estaba aún más pálida, sí eso era posible. Casi gris, como sí hubiese perdido todo brillo y resplandor que la caracterizaba. Y eso solo hacía notar más su marca, la cual estaba morada, procediendo a oscurecerse. No podía mantener sus parpados del todo abiertos, pues dormir era lo último que había estado haciendo por las noches, se la pasaba en vela cuidando de Rosé.

Suspiró con cansancio, bajando la cabeza.

–¿Qué ocurriría si hacemos la interrupción en éstas condiciones?–preguntó dudosa, e Irene se acercó a ella, tomando asiento a su lado.

–No sería nada favorable. Estás tensa, estresada, es por eso que incluso es recomendable que la pareja en cuestión esté presente, para por lo menos tener un poco de tranquilidad.

–Rosé no quiere ni dirigirme la mirada justo ahora–murmuró bajo.

Irene torció el gesto.

–No quiero sonar entrometida, y te pido disculpas sí estoy cruzando una línea. Pero... ¿por qué no se lo contaste a tiempo?

Contárselo a tiempo...

–Se supone que es tu alma gemela, tu pareja de por vida, creía que los mates tenían confianza en el otro.

Las cosas fuesen diferentes justo ahora.

–Confío en ella... –se apresuró a decir, boqueando sin explicación–, yo... no lo sé, tenía miedo.

–¿De ella?

–No, no le temo a ella. Nunca le temería. Pero... yo sé que le duele lo que sucederá, porque... es nuestro hijo.

–¿Pero...?–prosiguió Irene.

La pelinegra se encogió de hombro, volviendo a masajear el área de su cuello para apaciguar el ardor.

–Ella ahora cree que estoy a su lado porque no tengo otra opción, porque me marcó, y ahora tenemos un futuro entrelazado de por vida–explicó exhausta, exhalando el aire con fuerza por la boca. Sus extremidades solo parecían tensarse aún más–. Demonios, claro que no es así. Estoy aquí porque así lo he decidido, porque mis decisiones me han llevado a esto, ella no ha hecho nada malo, nada sin mi aprobación.

–Tal vez esa sea la raíz del problema–dijo Irene, girándose para sacar un pomo de su cajonera–. Ella no quiere forzarte más a nada, piensa que todos tus problemas fueron causados por ella. Y ahora estando en celo, está conteniéndose para evitar que te sientas comprometida también a calmar su apetito sexual.

Wow... eso tenía bastante sentido.

La bruja abrió el pomo, el cual contenía una crema que olía bastante fuerte. Era color azul cielo, con destellos blancos.

–Es una receta casera.

–¿Para el dolor?

Irene se encogió de hombros.

–Algo así, la verdad serás la primera en usarla. A ver sí funciona, conejillo de indias.

–No me llames así–sonrió Jisoo, dejándose colocar la crema alrededor de su marca.

La bruja hacía movimientos circulares, dejando la zona algo cálida gracias a la fricción que ejercía. Sus ojos cafés oscuros estaban bien puestos en la piel por dónde pasaban sus dedos, subiendo por su cuello, llegando a las mejillas sonrosadas de la humana, y al fin deteniéndose en sus labios.

⌗𝐋𝐔𝐍𝐀 ; 𝐂𝐡𝐚𝐞𝐬𝐨𝐨 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora