Capítulo 43 - Almas Gemelas.

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–Más vale que enserio sea ella.


Tragó con fuerza, conteniendo un quejido de dolor. Sus ojos se entreabrieron, cansados y confusos, sumergida en una extraña oscuridad. Su cuerpo estaba entumecido, pero sabía lo que había sucedido; alguien le había disparado. Intentó volver a respirar, pero el dolor volvía con cada bocanada tan doloroso e insistente cada segundo. Su pecho subía y bajaba con desesperación, intentó tocar su costado que sentía arder debajo de su ropa desgarrada, pero sus manos, piernas y cualquier extremidad peligrosa en su cuerpo se encontraba perfectamente atada, el intenso y penetrante aroma de su propia sangre le nublaba los sentidos. Estaba inmovilizada. No sanaba, ¿por qué no estaba sanando?

–Lo es, no hay duda de que se trata de una Alpha.


Las voces eran tan molestas, sin sentido y lejanas. O eso pensaba, hasta que el rechinido de una compuerta abriéndose la cegó momentáneamente, la luz entrando por la abertura siendo demasiado para sus ojos. Incluso la brisa fresca de la madrugada le revolvía el estómago, y escocía en la herida.


Las siluetas en la puerta se miraron.


–La quiero viva.


–Pero no llegara, y sí le quitamos la bala su cuerpo comenzara a sanar–objetó la otra voz.


Intentó levantarse, de verdad que lo hizo. Su cuerpo se giró, dejando una mancha de sangre a su paso. Tan pronto como lo hizo, logró ponerse de rodillas.


–Ha estado haciendo lo mismo todo el camino. Es muy terca–informó el mismo hombre. Se adentró a la desconocida cabina, y tomó una vez más la misma vara electrificada.


–No, es una Alpha.


En el momento en que la punta hizo contacto con la piel de Rosé, le atravesó una corriente por todo el cuerpo, como sí miles de cuchillos le traspasaran la piel con una sincronía escalofriante. Cómo sí la hubiesen sumergido en agua casi congelada. Gritó con dolor, tan fuerte y ahogado.


–Pero tienes razón, a éste ritmo no logrará llegar con Jane.


–¿Qué propone, Beta Henri?


Él hombre sonrió.


–Sáquenle la bala, del resto me encargo yo.


☾ * ☽


Jisoo gritó de nuevo, retorciéndose de dolor entre las sabanas.


Jennie compartió la misma mirada de preocupación con Jiyoon, ambas intentando reconfortar a la pelinegra. La guardia en varias ocasiones hizo el ademan de acercarse a ofrecer su ayuda, pero no había nada que ellos pudieran hacer.


–¿Qué sientes, Jisoo?–volvió a preguntar Jennie, dándole un suave apretón en su brazo–. ¿Qué pasa con Rosé?


La chica se quedó quieta unos segundos, teniendo cortos espasmos en su cuerpo, temblando, aunque no de frío, pues estaba cubierta en sudor. Sus dientes chocaban entre sí, y su mano pasaba constantemente por su adolorida marca.


–Duele–gruñó suavemente, apretando con fuerza los ojos–. La... están... tortu-rando...

–¿Qué esperas Jennie?–se acercó Joy, totalmente confundida por lo que la bruja intentaba hacer–. Es demasiado para ella, duérmela. Es una humana.


–Silencio, Joy–la calló la pequeña, volviendo su atención a Jisoo–. Jisoo, debes concentrarte en su lazo. Rosé y tú tienen una conexión única, puedes hacerlo... –la chica volvió a cerrar los ojos, sintiendo otra corriente atravesarle el cuerpo. Otro grito cortó el aire, y eso solo inquietaba más a los guardias–. Jisoo, tranquila. Sólo escucha mi voz. Concéntrate en Rosé, recuerda como es ella... recuerda cómo te sientes estando con ella, cada pequeño detalle... recuerda la noche que te marcó...

⌗𝐋𝐔𝐍𝐀 ; 𝐂𝐡𝐚𝐞𝐬𝐨𝐨 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora