Capítulo 30 - Vínculo.

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—¡Jennie espera!

El frío era insoportable, y cada bocanada de aire dolorosa. Pero debían salir del territorio lo antes posible, o ellos se darán cuenta. Jennie la guiaba un par de metros delante, corriendo de un manera sobrenatural, saltando y esquivando cada tronco en el bosque. Jisoo no era así de rápida, su agudeza visual no se comparaba a la suya, sin embargo le mantenía el paso a su amiga. Pero su capacidad tenía un limite, y comenzaba a dar un traspié tras otro, y por suerte, llegaron al pavimento de una carretera.

—Estamos fuera del territorio, pero aún no es seguro—le extendió una botella de agua, mirándola de una forma burlesca—. Hidrátate.

No tuvo que decirlo dos veces, pues Jisoo se bebió la mitad de la botella apenas la sostuvo. Estaba muy oscuro, pero aún podía ver los kilómetros y kilómetros de bosque que restaba por recorrer en la carretera hasta el pueblo dónde habían llegado.

Un agudo pitido le comenzó a taladrar los oídos, fue tan fuerte y devastador, que la dejo aturdida en el suelo.

—¿Qué mierda me diste?—gruñó entre dientes, sus manos presionando con desespero su cráneo.

—Sirve para contenerte de alertar a Rosé por su vínculo, si estas asustada, estresada, triste, o cualquier cosa. Rosé lo siente. Y si va a buscarte y no te encuentra, todo se viene abajo.

Jisoo asintió en acuerdo, pues sonaba lógico, y con la ayuda de Jennie logró levantarse. Se sentía mareada y débil, pero era el efecto secundario de esa extraña bebida. Ambas caminaban con paso rápido, o eso fue hasta que la Bruja se adentró entre una maleza del bosque. Estaba tan oscuro, que rápidamente la perdió de vista.

—¿Jennie?—llamó con nerviosismo, intentando identificar a su amiga entre tantas siluetas en la oscuridad.

—Ven aquí Jisoo—escuchó su voz, seguido del motor de un auto. Las luces se encendieron como dos faros, cegándola momentáneamente—. Sube.

El auto era chatarra andante, y la verdad era que le sorprendía que aún pudiese andar. Pero estaba ahí, escondido entre el bosque, y con las llaves en el contacto. No podía ser coincidencia. Quizá Jennie había tenido tiempo en organizar su escape, y el auto siempre estuvo ahí cuando llegara el momento. O tal vez los Sangre Pura se habían encargado de facilitarles el trabajo, pero dudaba que ellos estuvieran enterados de su plan.

—¿Te vas a quedar ahí o qué?—espetó la Bruja, asomando su cabeza por la ventana—. Debemos estar en la Comunidad por lo menos al amanecer. Y en el pueblo aún sigue el auto en el que llegamos, ese es más veloz que esto. Debemos darnos prisa, Cazadora.

Cazadora.

¿Desde cuándo Jennie la llamaba así?

—¿De dónde sacaste este auto?—interrogó con desconfianza.

Jennie gruñó frustrada, se veía realmente desesperada por estar lo más lejos posible de la manada.

—No tengo tiempo para esto. ¡Sube!

La sangre se le heló al escuchar su tono de voz tan demandante y autoritario, pero no puso objeción alguna: sólo subió al auto. Jennie arrancó con un bufido de exasperación, ahora estaban cortas de tiempo. Seguro Rosé en algún momento se daría cuenta que Jisoo no estaba en la recamara. Golpeó con fuerza el volante, causando que Jisoo brincara en su asiento asustada. Decidiendo por ponerse el cinturón de seguridad.

—¡Mierda!—ladró furiosa.

Tiempo después, cruzaron el pueblo sin siquiera hacer la parada que Jennie había previsto.

—Creí que tomaríamos el otro auto—dijo en tono bajo.

—No hay tiempo—fue lo único que salió de sus labios.

⌗𝐋𝐔𝐍𝐀 ; 𝐂𝐡𝐚𝐞𝐬𝐨𝐨 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora