23: Lo que hacen las guerras

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—¡¡No te atrevas a tocarlos!!

Naruto apareció en la escena. Le dio una poderosa patada a Gaara y lo envió lejos. De haber podido, hubiese suspirado del alivio, pero el dolor seguía latente en mi costado, sentía que mi costilla rota había perforado mi pulmón y me costaba respirar.

—¡Sasuke-kun! —Sakura se arrodilló al lado del cuerpo tembloroso de Sasuke y le puso las manos en la espalda— Y Hanako... ¡¿Hanako?!

Se desplazó hacia mí y su cara se puso pálida.

—Te-tengo... agh.

Ni siquiera podía hablar. A penas y podía mantenerme respirando. Debía hacer algo rápido. Se me estaba llenando el pulmón de sangre.

Sakura agarró mi remera de mallas y la levantó hasta dejar mi herida expuesta. Puse mis manos sobre la carne abierta y más tranquila gracias a la presencia de Naruto y Sakura, volví a aplicarme ninjutsu médico.

—Oye, Sakura-chan, ¿y este quién es? —preguntó Naruto apuntando a Gaara, luego recién volteó a vernos y también se puso pálido— ¡¿Hanako-chan?!

—¡Ella estará bien! —gritó Sakura, sacando vendas de su porta armas— ¡Concéntrate en Gaara, que es él!

—¿Si sabes que yo no sirvo para pelear ni para curar, verdad? —le preguntó un perrito que los acompañaba.

—¡No hace falta que me lo digas!

Mientras trataba de curar mi herida interna, Sakura ponía vendas para intentar detener el sangrado.

—¡Mueran!

De un segundo a otro, Gaara se lanzó contra Sasuke. Nunca había visto a Sakura reaccionar tan deprisa: adoptó una posición defensiva frente a Sasuke, pero lo único que logró fue que Gaara la apresara violentamente contra un árbol con una mano de arena.

Al escuchar el alarido de Sakura, mi flujo de chakra se volvió inestable. Sasuke quedó con sus ojos abiertos de par en par por unos segundos y luego volvió a cerrarlos con fuerza en un claro signo de dolor.

Mierda, mierda, somos tres fuera de combate. ¡Naruto estará solo y más encima cuidando de nuestros cuerpos!

La mano de arena apretó el cuerpo de Sakura contra el árbol, pero ella ya estaba inconsciente. Me asusté. Su cuerpo seguía viéndose tan endeble que daba la impresión de que pronto explotaría bajo la abrumadora fuerza de Gaara.

Al menos, Gaara volvió a quejarse de su cabeza, lo que le dio la oportunidad a Naruto de tomar mi cuerpo y el de Sasuke para alejarnos de ese maniático. Me mordí los interiores de la boca para no gritar de dolor en el momento en que Naruto me tomó en brazos.

—Lo siento mucho, Hanako-chan —dijo Naruto mientras me dejaba en una rama, a distancia del alcance de Gaara.

Aunque en mucha menos cantidad que hace un rato atrás, mi herida seguía sangrando y había manchado una mano de Naruto. Él quedó viendo su mano y la cerró en un puño. Sus cejas se fruncieron hacia abajo y vi la determinación en sus ojos.

—Naruto, ten mucho cuidado con ese tipo. Tiene un montón de chakra y es muy fuerte.

Seguí aplicando la palma mística. Estaba funcionando, porque ya podía hablar de corrido y respirar ya no era tan doloroso.

—No te preocupes, Hanako-chan. Yo también tengo un montón de chakra y soy muy fuerte.

—Pfff —Gaara se quitó una mano de la cabeza—, ¿crees que eso es todo lo que se necesita? ¿Qué pasa, no van a escapar? ¿Qué significan estos inútiles para ti?

La última UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora