07: ¡El asesino de la neblina!

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La neblina era densa y hacía mucho frío, o al menos así lo sentía. El ambiente en la Tierra de las Olas era muy... deprimente.

—Hanako, ¿por qué estás tan concentrada? —preguntó Kakashi-sensei.

Yo me giré y lo miré algo incómoda.

—Estoy entrenando mi percepción del chakra ajeno—expliqué—. Además —me concentré por unos momentos y sentí la presencia de personas que estaban a un radio de 1 kilómetro de mí—, Tazuna, tienes 10 trabajadores actualmente trabajando en el puente y todos están muy cansados, ¿no les da descanso? En tierra firme... hay... cinco adultos, un niño —y luego de un momento agregué: —creo.

—¡Wooow! —chilló Naruto— ¡Eso es genial! ¡Sasuke, Sasuke, ¿tú puedes hacer eso también?! ¡Y Sakura-chan, ¿tú también?! ¡Kakashi-sensei, Kakashi-sensei, ¿usted puede hacer eso también?! ¡Porque yo no! 

—Cállate, niño —dijo el señor que venía remando en el bote—. ¿Por qué crees que venimos así, sin el motor encendido y en toda ésta niebla?

—Lo siento —susurró Naruto, ahora hablando extremadamente bajo, tanto que con suerte se le escuchaba entre todo el silencio.

Claro, si no hablaba muy fuerte lo hacía muy bajo.

—Bueno, ya, chicos —nos frenó Kakashi-sensei—. Señor Tazuna, antes de llegar al muelle quiero pedirle una cosa —el constructor de puentes se puso tenso—. Con respecto a quiénes lo perseguían, necesito saber por qué lo perseguían. Si no me lo dice, me veré obligado a terminar la misión cuando estemos ya en la costa.

Tazuna hizo algo parecido a un gruñido y frunció el ceño mientras bajaba la cabeza, haciendo que su sombrero le tapara la mitad de la cara.

—No me queda otra que contarte, te diré la verdad —dijo, muy serio y dejando su bebida de lado—. Como tú anteriormente habías dicho, esto se sale de los alcances de la misión original. El hombre que está detrás de mí es muy pequeño, pero tiene una sombra muy grande y mortal.

—¿Sombra grande y mortal? —preguntó Kakashi-sensei con tono consternado.

—Así es. Creo que lo conoces o que al menos has escuchado hablar de él. Es uno de los hombres más ricos del mundo, llamado Gato.

—¿Gato? —pregunté— ¿Y qué? ¿No puede encontrar a un hombre que se llame Perro y ya?

—¡Hanako! —siseó Kakashi-sensei y me golpeó la cabeza, que ya era como un hábito para él—. ¿De verdad es Gato? ¡Todo el mundo lo conoce!

—¡Oh! —exclamó Naruto— ¡Digan más de él, parece un tipo interesante!

—Gato: él es un ejecutivo muy importante y respetable de un compañía, sí. Pero por debajo de todo eso, él se aprovecha de sus contrincantes. Vende droga y contrabando utilizando pandillas y ninjas. Fue hace un año cuando Gato le echó el ojo a la Tierra de las Olas, él vino a nuestra isla y usó el dinero para apoderarse de todo por aquí, cualquiera que interfiriera en su camino sólo tendría un final: la muerte. Aquí, si tienes el poder del mar tienes el poder de todo, pero hay una cosa a la que Gato teme: el puente, ya que eso nos unirá a tierra firme y le quitará el control. Yo soy el constructor de ese puente.

—Lo que significa, que los ninjas con los que peleamos, trabajan para Gato —habló Sasuke.

Me lo quedé viendo y por primera vez caí en cuenta de por qué Sasuke había sido el galán de la clase. Era realmente guapo.

¿Por qué estoy pensando en esto ahora?

Observé sus ojos negros por unos momentos más, pero decidí apartar la mirada, de lo contrario me iría a las nubes como hace un rato pensando en sus ojos. Me sonrojé de tan sólo imaginarlo y tuve la mala suerte de que él justo girara a verme. Volteé la cara rápidamente para que no me viera sonrojada.

La última UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora