26: Pruebas y preguntas

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Después de lo que sentí que habían sido muchos días, volví a mirarme en un espejo.

Mi piel estaba pálida y de alguna forma había adelgazado un montón, se me notaba incluso a través de los brazos vendados y mi nueva ropa, que consistía en un pantalón negro, una playera sin mangas igualmente negra y holgada. Mi cuello nunca había estado tal delgado, se me notaban las ojeras oscuras bajo mis ojos y mi mirada era extraña. Por unos segundos, tuve la terrorífica sensación de que, quien me observaba en el espejo, no era yo. Cerré mis ojos y decidí apartarme, porque comenzaba a sentirme enferma. Y no necesitaba sentirme de esa manera a pocas horas de que iniciase el examen para convertirse en ANBU.

Todavía estaba en Raíz. Había ido a un baño a alistarme y verme la cara, pues sentía que desde hace mucho no veía mi reflejo.

—Ven aquí, Phoenix, tengo que darte algo.

Doushi me esperaba en el umbral de la puerta. Me miraba con su expresión vacía de siempre y tenía una jeringa en su mano derecha.

—¿Qué es eso?

—Te hará más fuerte por unas horas. Es una inyección pesada, pero la resistirás, he experimentado mucho con tu genética, la he adaptado a tu cuerpo.

Ni me lo pensé dos veces antes de comenzar a desvendarme el brazo derecho. Mi piel pronto quedó expuesta: estaba marcada por los instrumentos médicos que Doushi usaba cuando me atendía. Tenía mi piel maltratada y permanentemente enrojecida.

La aguja de la jeringa era especialmente grande y no creí que me dolería, pero vi mi error cuando un dolor agudo se expandió por todo mi brazo al momento en que el líquido entró en mi organismo. Apreté mis dientes en un intento de no dejar que ningún sonido delatara que me había dolido.

—Todavía eres demasiado expresiva. Tienes que cambiar eso. —El brazo me ardió y Doushi tiró la jeringa en el basurero del baño. —Vas a tener un poco de fiebre y es probable que vomites cuando se acaben los efectos, pero más allá de eso, nada.

Asentí un par de veces con la cabeza, repitiéndome a mí misma que debía estar más atenta con mis expresiones faciales.

—Me iré ahora, en poco empezará la prueba.

Doushi se fue sin contestarme. Cuando salí del baño, no caminé mucho hasta que me encontré con Danzo-sama. Le hice una reverencia y él solo me hizo una seña para que lo siguiera. Salimos de Raíz (que eran instalaciones subterráneas y secretas) y nos encaminamos hacia la mansión Hokage, la cual no quedaba muy lejos.

En el recibidor de la mansión Hokage, nos encontramos con los consejeros, a los cuales les hice una reverencia a modo de saludo y ambos mostraron una pequeña sonrisa satisfecha.

—No pensaba volver a verte tan pronto. En esta ocasión, también seré examinador —me dijo un ninja mientras se nos acercaba. Era el mismo sujeto que había sido censor en la última prueba del examen chunin, si no recordaba mal, Kakashi lo había llamado Genma. 

"—Mis alumnos no buscarán cuerpos en esta tragedia."

La voz de Kakashi resonó en mi cabeza como un rayo. Sentí una puntada en las sienes y fruncí el ceño con incomodidad. ¿Por qué estoy recordando esto?

—He descubierto un buen elemento, no podía estar desperdiciándose en ese equipo de genin —respondió Danzo-sama—. Ahora, llévala con los demás aspirantes a ANBU.

—Sígueme —me ordenó Genma.

Le hice un reverencia de 90 grados a Danzo-sama y los consejeros. Mientras me alejaba, escuché a Koharu decir:

La última UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora