20: Hogar

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Sakou hizo parecer un pergamino frente a nosotros. Era grande, extenso y de colores oscuros. Me puse de rodillas en el suelo y abrí el pergamino.

—Cómo puedes apreciar, las firmas están anotadas con sangre, hazlo tú también.

Paseé mi mirada por las últimas firmas y leí el nombre de Itachi, a su lado izquierdo pude leer el nombre "Uchiha Shisui".

—¡Wooow! ¡No sabía que Shisui-nii firmó el contrato con ustedes!

—¿Shisui-nii? —preguntó Sakou— ¿De modo que eres su hermana?

—¡Lo soy, lo soy! —afirmé contenta y soltando una risilla al final— ¡¿Cómo era él al entrenar?!

La única persona que alguna vez me pudo hablar sobre Shisui fue Itachi, pero después de un tiempo a él se le habían acabado las historias y al final solo me repetía las mismas una y otra vez. De todas formas, siempre escuchaba con atención a Itachi, porque cuando él hablaba sobre sus tiempos de temprana juventud junto a Shisui, eran los únicos momentos dónde parecía estar tranquilo (y hasta un poco feliz), y por supuesto, yo siempre tenía ánimos de escuchar bonitas historias sobre mi hermano mayor.

—Shisui... —Sakou pareció pensárselo— era muy energético, aunque él sabía canalizar su energía en cosas productivas, no como otras personas —me miró fijamente y le saqué la lengua—. Desarrolló muchas técnicas con nosotros, ha sido el usuario de genjutsu más poderoso que alguna vez he podido entrenar.

—Sí, todo quién lo conoció dice que era muy talentoso y fuerte...

—Bueno, si no quieres ser un lastre para él y su memoria, más te vale apresurarte a firmar el contrato para volver pronto al entrenamiento.

Asentí repetidas veces con la cabeza. Me mordí el pulgar y escribí mi nombre en kanjis al lado de la firma de Itachi.

—Ahora tus huellas, igualmente con sangre.

Con mi pulgar manché cada dedo con sangre y los marqué en el papel, satisfecha. No podía esperar a entrenar con esas aves y desarrollar mis técnicas ninjas. Tenía mucho que estudiar y entrenar. 

—Listo, de ahora en adelante podrás invocarnos, dependerá del chakra que utilices el tamaño del cuervo.

—¿Y ustedes también me pueden invocar?

—Así es, como tú nos puedes invocar a nosotros cuando se te plazca, lo mismo pasa con nosotros.

—¿Y qué pasa si me invocan cuando me estoy vistiendo o bañando?

Sakou me miró mal a lo que yo reí.

—¿Quieres seguir haciendo preguntas estúpidas o quieres entrenar?

—¡Entrenar, por supuesto!

Volvimos a bailar, solo que esta vez, Sakou incrementó su velocidad. Me costaba seguirlo. A veces lo pisaba y otras veces él me pisaba a mí porque yo no podía seguir sus pasos y me quedaba pensando en vez de moverme.

—¡Quiero hacer eso de aparecerme y desaparecerme en cuervos! —le dije en un momento que nos tomamos un descanso. Mi voz sonaba agitada y todo mi cuerpo sudaba— ¡Se ve tan genial y es tan útil para huir o agarrar de sorpresa a alguien!

—Mañana, mocosa. Estás cansada y ya casi es de noche. ¿Cómo llegaste aquí, de todas formas?

—Un viejo feo y pervertido me enseñó el jutsu de invocación. Me dijo que no lo hiciera sin antes tener un contrato con algún animal, pero no le hice caso. ¡Que bueno que no obedecí, ¿verdad?! —dije contenta.

La última UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora