15: Problemas

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—¡Carajo! —grité antes de caer del árbol.

Saqué un kunai y lo enterré en la corteza del árbol: logré detener mi caída y quedé colgando sujeta al kunai. Suspiré fuerte, reuní chakra en mis pies y escalé el árbol sin problemas hasta llegar a una rama especialmente frondosa, ahí podría esconderme mientras trataba de recuperar el aliento.

Las piernas me dolían como el infierno; había estado corriendo todo el tiempo desde que me separé de mi equipo y buscaba en todas las partes posibles para hallar el pergamino del fuego, pero no encontraba nada. Me desesperaba la posibilidad de no encontrar el pergamino y joderle el examen a mis otros tres compañeros. Este sentimiento colaboraba a que mi control de chakra fuese cada vez más nefasto. Usaba mi chakra para mantener activo mi sharingan, para ser más rápida y también estaba atenta a percibir chakra ajeno para evadir equipos que pudieran estar cerca de mí.

Desactivé mi sharingan y suspiré. Me ardieron un poco los bordes de los ojos y fruncí el ceño. ¿Por qué me dolían justo en ese momento en que los necesitaba tanto? Tomé mi cantimplora y bebí un poco de agua. Me senté más cómodamente en la rama del árbol y traté de regularizar mi respiración. Estaba ansiosa. Tomé la liga y la usé para golpear mi piel. Sirvió para calmarme un poco.

La calma me duró poco, porque al instante después mi cuerpo se tensó y sentí que Naruto estaba en problemas.

Mierda, ¿sólo él? ¿Acaso se separaron?

A los pocos segundos después, sentí que Sakura y Sasuke también estaban en peligro.

Hice el sello manual de la rata y me esforcé por localizarlos. Fue fácil gracias al sello que había puesto en ellos. Naruto era el más cercano a mí, además de ser el primero en estar en peligro, así que en seguida fui a su encuentro.

—¡A-Aghhh! ¡Sáquenme de aquí! —escuché su grito ahogado.

Me quise enterrar 5 metros bajo tierra cuando vi una serpiente gigante arrastrándose entre los árboles, y no solo eso, los gritos de Naruto provenían del invertebrado.

Salté sobre la serpiente y con chakra en mis pies y manos, quedé prendida a ella.

—¡Naruto! —grité, casi apoyando mi boca en las escamas de ese reptil— ¡¿Puedes oírme?!

—¡Hanako-chan, sí!

—¡¿Tienes algo en mente para salir de ahí?!

—¡Sí, haré que esta cosa se arrepienta de haberme tragado! ¡La haré explotar! ¡Aléjate, Hanako-chan!

No tuvo que decírmelo dos veces. Salté lejos de la serpiente justo cuando desde dentro del reptil se escuchaba un ahogado: "¡Jutsu multiclones de sombra!". La serpiente comenzó a hincharse hasta que, efectivamente, explotó y un montón de Narutos salieron disparados en todas direcciones, hasta que al final, el Naruto real quedó ahí, empapado de sangre y sustancias viscosas, las cuales, por su olor, sospechaba que eran jugos gástricos.

—Sakura y Sasuke están en peligro —le dije—. Vamos, rápido.

No quería demostrarlo, pero temía por aquellos dos. Sentía que Sasuke tenía miedo y que Sakura no podía reaccionar, así que no podía ni imaginarme con qué o quién se habrían topado.

Naruto me siguió, íbamos saltando de rama en rama con una velocidad imprudente. Me daba muy mala espina el que Sasuke tuviera miedo.

Él ni siquiera le tiene miedo a Gaara, pensé mientras daba un potente salto en una rama (terminé quebrándola por mi fuerza), así que, ¿con qué se toparon como para que Sasuke se sienta así?

La última UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora