11: ¿Exámenes chunin?

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Al llegar a Konoha luego de la misión en el País de las Olas, Kakashi-sensei nos dijo que fuéramos a descansar, porque mañana nos reuniríamos temprano. Nos dio hora y lugar determinado, con Naruto y Sakura le reclamamos que se esforzara por llegar a tiempo, pero él no nos hizo caso y solo desapareció en una bola de humo.

—¡Siempre lo mismo con este tipo!

Fui a casa igual que mis demás compañeros. Quería descansar, pero por más que diera vueltas y vueltas en mi cama buscando posiciones cómodas, no podía dormir. Había algo que me dejaba intranquila.

¿Será porque está toda la casa sucia?

Los muebles competían por ver cuál tenía más polvo acumulado. Me levanté e hice aseo. Luego me sonaron las tripas y cuando fui a ver mi despensa me di cuenta con terror de que había dejado un plato de arroz guardado desde antes de salir de misión. Ese plato tenía todo un sistema biológico creado y casi me hablaba diciéndome "mamá". El olor era tan asqueroso que me hizo soltar arcadas, lo agarré con la punta de mis dedos y corrí a botarlo.

Dios, tenía que comer algo. Vi mis libro de cocina tirados sobre mi velador y los ojeé. Solo conseguí que me diera más hambre.

Tomé mi monedero, las llaves y salí de casa; afuera ya estaba oscuro. Tendría que ir a la tienda de conveniencia a buscar comida instantánea o encontrar un local de comida que fuera barato.

Desde que había llegado a Konoha nunca me había dado el tiempo de recorrerla. Seguía sin sentir algún tipo de nostalgia por la aldea.

Nunca pasé mucho tiempo fuera de los complejos Uchiha...

Ese lugar...

Fue como si mi hambre desapareciera y solo tuviera una sola necesidad: volver a ver los complejos Uchiha.

Caminé por las calles, tratando de recordar cómo se llegaba a aquel lugar. Para mi sorpresa, no me equivoqué ni me perdí en el camino. Me quedé de pie frente a la entrada, mirando los banderines con los abanicos Uchiha impresos en la tela.

Avancé con pasos lentos, con el corazón latiéndome de forma extraña, con intensidad, casi doloroso.

¿Qué hago aquí? No necesito seguir pensando sobre lo que pasó.

Quise darme media vuelta y salir de ahí, pero en cuanto giré sobre mí misma para irme por dónde había venido, me topé de frente con Sasuke.

—¿Y tú por qué me sigues? —le gruñí, poniéndome en seguida a la defensiva.

Que ni se pensara que podía hablar conmigo como si nada. Estar al borde de la muerte no era suficiente como para que yo lo perdonara por tratarme mal.

—No te estaba siguiendo.

—¿Entonces por qué estás aquí?

—Quizás... por la misma razón por la que tú estás aquí.

No me dejé engatusar por su cara bonita y gesto triste que parecía buscar empatía.

—No —negué enseguida—, yo solo vine porque hace años no veía este lugar. Ya sé que está igual que siempre, así que no me importa seguir aquí.

Pasé por el lado de él, y justo cuando estaba cruzando el umbral de entrada, Sasuke me tomó de la mano y me dio un tirón. Bufé por lo bajo y giré a verlo con enojo, sacudiendo mi mano para que me soltara.

—¿Qué quieres ahora?

Me arrepentí en el mismo segundo en que había terminado de decir eso. Sasuke se veía realmente triste.

La última UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora