03: Uchiha Itachi

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De camino a la mansión Hokage, me topé con Sakura buscando a Sasuke.

Mh, ¿por qué no?

Me quedé quieta arriba de un árbol, en silencio y viendo cómo Sakura se paseaba de un lado a otro tratando de encontrar a Sasuke.

—¡Sasuke-kun, Sasuke-kun...! Uh, creí que por estar en el mismo equipo podríamos comer juntos y conocernos mejor.

—¡Hey, Sakura-chan! —llegó Naruto, ruidoso como siempre—. ¡Creí que por estar en el mismo equipo podríamos comer juntos y conocernos mejor!

—¿¡Por qué yo comería el almuerzo, contigo?! ¿¡COMO LLEGÓ A PASAR ESO POR TU MENTE!?

Cielos, así que insinuar que fingí ser Uchiha solo para llamar la atención de Sasuke no ha sido lo más estúpido que ha dicho.

Estaba sorprendida y enojada a partes iguales. ¿Qué tan estúpida podía llegar a ser esa chica? Casi que me arrepentía de haber aceptado estar en el mismo equipo que ella.

—Pero Sakura-chan...

—¡Deja de hablarme! —le pidió— ¡¿Por qué siempre tratas de arruinarlo todo para mí?!

Salté del árbol, quedando entre ellos dos. Tenía algo personal en contra de Sakura. Ella notó la manera en la que yo la miraba y tragó saliva.

—¿Desde hace cuánto estás ahí? —preguntó, con un pequeño tono de terror.

Hice una sonrisa chueca.

¿Quizás debería intentar otro genjutsu?

—Hace mucho tiempo, Haruno Sakura, pero como estás tan preocupada en llamar la atención de Sasuke ni me notaste, de todas formas eres una pésima ninja y ni aunque estuviera enfrente de ti no lograrías verme. Supongo que detrás de esa gigantesca frente no hay más que un maní con el nombre "Sasuke" grabado en él.

Vi que tuvo ganas de gritarme, pero solo se contentó con apretar sus puños y decirme:

—No sabes lo que dices.

—Oh, definitivamente sé de lo que hablo. Y tú —apunté a Naruto con gesto amenazador—, deja de humillarte.

No quise seguir gastando más tiempo en ese lugar, además de que ya era hora. 

Seguí con mi camino hacia la mansión Hokage, en la entrada pude ver al Viejo ahí, fumando de su pipa. Al acercarme a él, lo primero que hice fue arrugar la nariz por el mal olor de su tabaco. El Viejo carcajeó un par de veces y apagó su pipa.

—Viniste muy rápido, Hanako. ¿Interrumpimos tu almuerzo? —preguntó de buen humor.

Alcé una ceja. —¿Interrumpimos?

—Ven conmigo.

La mansión Hokage estaba llena de guardias, lo cual me hacía pensar en Itachi y su seguridad. No quería que él estuviera cerca de Konoha, dónde todo el mundo (menos el Viejo y yo) lo consideraban el peor criminal existente. ¿Por qué había sido Itachi quién me había citado? ¿Acaso el Viejo no había podido mandar a uno de sus cientos de subordinados a buscarme o algo así?

—¿Cómo estuvo tu primer día, Hanako? —preguntó una vez que estuvimos dentro de la mansión. Los pasillos eran largos, anchos y tapizados de rojo.

—Mal, nadie me cayó bien y le hice genjutsu a una compañera —dije—. Aunque ahora que lo pienso, Naruto no me desagradó.

—¿Uzumaki Naruto? —preguntó él, volteando a verme.

—Sí, ¿lo conoces?

—Claro que lo conozco. Le gustan demasiado las travesuras. Hasta hace poco se le quitó la costumbre de rayar los rostros esculpidos de los Hokage —suspiró—. ¿Y por qué le hiciste genjutsu a una compañera?

La última UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora