Capítulo 4

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Cuando un libro llega al mundo

Muchas personas tienen la mala idea de que un libro se hace fácil, que sólo es escritor, papel e ideas lo que hace que un libro cobre vida, pero la verdad es que, un libro no se hace con sólo una persona. Detrás del nombre de un escritor, están los nombres de cada una de las personas que trabajaron día y noche para que ese libro se publicara.

El corazón de Blazz estaba detrás de escena, estaba junto al proceso de edición. Su trabajo perfecto estaba en sentarse junto al escritor y ayudarlo a que su obra cobrara un mejor sentido, algo que pudiese representar a todo una comunidad de lectores.

A Blazz no le gustaba estudiar, a menos que la clase fuese lengua y literatura. Amaba conocer todo sobre el idioma y todo sobre los libros que han existido y que han marcado a generaciones. A Otis por su lado, lo único que le gustaba de literatura era cuando tenía que leer los libros que Blazz editaba.

—Esto va buenísimo—mencionó leyendo los capítulos de uno de los manuscritos que le habían dejado a Blazz—. ¿Cómo es que Juana Blanca rechazó esta historia?

—Dicen que el escritor no tiene mucha experiencia—mencionó—. ¿Cómo va a tener experiencia si no aceptan sus libros? Los escritores no nacen con tres libros publicados.

—Ojalá otra editorial le diga que sí—suspiró, ambos se encontraban en el patio de su Instituto esperando a que los buscaran.

Blazz había llevado uno de los manuscritos terminado y Otis pasó todo el día leyéndolo durante clases. No le tomó mucho editarlo debido a que sentía que el escritor estaba bastante familiarizado y tenía mucha confianza en sí; era la primera vez que lo leía por lo que probablemente era la primera vez que enviaba algo a la editorial.

—¿Le enviarás su manuscrito acomodado por correo?

—Sabes que no tengo esa información, pero me tomé la molestia de buscarlo en las redes sociales y escribirle. No sé si ha visto mi mensaje.

—Ohh, deberías hacer lo mismo con Vera—propuso, Blazz negó.

—Me da un poco de miedo conocer a Vera y no agradarle—mencionó—. O que se sienta ofendida porque le estoy editando su libro.

—No creo que se llegue a ofender, la estás ayudando—comentó—. A menos que sea de esas personas orgullosas que no puede ver que alguien menor lo ayude.

— ¿Crees que Vera sea mayor?

—Eso imagino, dudo que sea menor que nosotros—dijo—, usa muchas palabras rebuscadas y sus personajes son como muy adultos para ser adolescentes. Es como John Green y sus personajes, que todos son unos adultos atrapados en el cuerpo de una persona de dieciséis años.

Blazz lo consideró como una opción, ¿qué habría pasado por la mente de Vera para crear su primer libro? ¿Tendría a alguien quién la ayudase cuando se mantenía en bloqueos para escribir? ¿O a alguien que leyese los capítulos que escribía?

¿Era egoísta desear ser él ese alguien?

No había relación más íntima que un escritor y su editor, el editor conocía todo sobre el libro, todo sobre el escritor y todo lo que podía hacer para que mejorara. Le daba sentido a las pequeñas cosas que no cuadraban en las historias.

Blazz sin conocer a Vera, tenía una idea muy valorada de ella. Vera no se daba por vencida, Vera mejoraba en cada manuscrito que enviaba, Vera superaba sus expectativas cada vez que la leía y Vera aparecía en sus fantasías sobre edición y sobre cómo ambos podrían pasar el rato juntos, leyendo libros y releyendo las ediciones de los mismos.

Pilares Del RechazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora