Posibilidades de ser
Blazz llegó a su casa con la mente hecha un caos, miles de ideas y miles de realidades llegaron a su mente. Tan sólo la posibilidad de que Vera, la chica del café, fuese la misma Vera Zabat que él veía en sus redes hacía que se muriera del susto. Quería realmente conocer a la chica, pero tenía un poco de vergüenza al mismo tiempo.
¿Qué pasaría si no quisiera escuchar sus comentarios sobre su historia?
¿O si pensaba que sólo era alguien que no tenía idea de nada?
Sentía que podía conocer a Vera con sólo leerla y no quería que la idea que tenía en su cabeza fuese destruida por la verdadera imagen de ella. Quería que fuese la misma, quería que la Vera que él conocía, fuese la misma.
Blazz solía pensar que los seres humanos son cómo los libros, están ahí esperando ser encontrados por la persona adecuada que los lea. Blazz creía poder leer a Vera, pero quizás no era correcto pensar que la Vera que se desenvolvía a través de las letras, era la misma Vera que se mostraba frente a los demás; los libros no eran iguales a las personas, la vida real y los libros siempre estarían diferenciados con una claridad máxima, aunque los seres humanos tenían algo en común con los libros, todos siempre eran juzgados por su portada antes de ser leídos.
—Blazz—escuchó la voz de su papá llegando a la casa, el chico volteó hacia la puerta y se encontró con su padre—. Tu mamá me ha llamado, dice que no le has respondido las llamadas.
Era cierto. Blazz tenía una relación complicada con su madre, tenía doce años cuando decidió quedarse con su padre y tenía dieciséis cuando dejó de tener contacto diario con su madre. La mamá de Blazz trabajaba en una empresa de cosméticos, y tenía mucho más tiempo libre que su padre, pero aun así, nunca tenía tiempo para estar con él; se había casado dos años atrás y vivía con su esposo y su hijo en el centro de la ciudad.
—No tengo nada para hablar con ella—respondió él, su papá negó.
—Es tu mamá, siempre hay algo para hablar—le dijo—. Llámala, no la has visto desde su cumpleaños.
—Y está bien así—frunció el ceño, él realmente tenía cosas más importantes que hacer.
Su papá suspiró cansado de tener esa conversación una vez más, realmente no entendía por qué Blazz tenía miles de barreras sobre su madre, creyó que había sido por su divorcio pero la relación de ambos iba más allá que eso.
—Vale, tendrás que atender su llamada en algún momento—le dijo—. ¿Cómo te fue hoy?
—Bien—respondió—, estuve toda la tarde en el café de aquí cerca—mencionó y su papá asintió. Se sentó junto a él en el sofá y echó su cabeza hacia atrás recostándose con los cojines.
—Bien es muy ambiguo, ¿no lo crees?
—Eh, en clases tuve un examen de matemática que seguro rasparé, en deportes me hicieron correr tres vueltas más porque me encontró el profesor hablando con Amelia en medio del trote, al salir fui a la editorial y me presentaste a Joanne Jones y luego en el café, estuve un rato ahí leyendo hasta que regresé hace unos veinte minutos a la casa.
Su papá sonrió y asintió.
—Eso es mucho mejor—dijo—. ¿Cómo vas con los libros? ¿Te gustó estar con Joanne?
—Estoy editando uno, lo sentí tan bueno que tuve que hablar con el escritor, lo busqué y le envié lo que hice, me dijo que luego me escribiría; con Joanne estuvo bien—dijo sin saber qué decir—. No sé por qué me la presentaste.
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Pilares Del Rechazo
Short StoryBlazz es un estudiante de secundaria quién recibe todas las semanas los manuscritos que casi fueron aprobados en la editorial de su padre. Su hobby es tomar aquellos libros y editarlos para lograr una mejor versión de ellos y se los entrega a Otis...