No mientas diciéndome que me extrañas
Lo único que se escuchaba en la habitación, era el sonido de las teclas , como si la persona que estuviese escribiendo con el teclado de la computadora, golpeara las teclas en vez de presionarlas con cuidado; la verdad es que lo estaba haciendo, Blazz se sentía molesto, con rabia dentro de él y no sabía cómo soltarla.
Su papá entró a la habitación haciendo que él soltara todo y voltease a verlo.
—Blazz, hijo, ¿está todo bien?
—Claro, ¿por qué crees que no?—respondió él ocultando un poco su enojo.
—Estás golpeando las teclas, son las dos de la mañana y se escucha en toda la casa.
—Intentaré escribir más bajo—murmuró. Su papá suspiró y se sentó en la cama que se encontraba a un lado del escritorio del chico.
—¿Qué ocurre? ¿Por qué te has molestado?
—Mamá llamó hoy.
Bastián pudo entender rápido lo que sucedía. Blazz tenía una mala relación con su madre, cuando sus padres se separaron había aceptado quedarse con su papá porque siempre se había llevado mejor con él, ambos compartían el mismo amor por los libros y por contar historias, sin embargo no había dejado de tener contacto con su mamá, hasta que a los catorce años, ella dejó de llamarlo y sólo regresaba en momentos muy específicos.
Blazz sentía que de una forma u otra, el volver hacía que él se alejara más de ella.
—Es como si la culpa la comiese y por eso se acuerda que tiene un hijo—le explicó a su papá.
Su papá jaló de la silla en donde se encontraba y lo hizo mirarlo de frente. Blazz bajó la mirada, siempre había querido mostrarle a su papá que él era una persona fuerte y capaz de todo, pero en ese momento se sentía tan vulnerable.
—Está bien si la extrañas, campeón—le dijo—, es tu mamá. No me molesta que la extrañes.
—Ella no me extraña a mí.
—Claro que lo hace, ¿no te ha llamado? Me ha escrito varias veces preguntando por ti.
Blazz se quedó en silencio y se encogió en la silla haciéndose una bolita. Miró a su papá que estaba atento a lo que hacía-
—No quiero hablar de ella.
—Está bien, no hablemos de ella—le dijo—. Háblame de lo que estás editando, ¿qué tal la historia?
El estado de ánimo de Blazz cambió un poco, hablar sobre Vera y su historia realmente le apasionaba, por lo que tomó el ordenador y se lo entregó a su padre para que este pudiese leer lo que llevaba.
—Este será el próximo libro que Juana Blanca saque—le dijo con seguridad—- Estamos trabajando en ello y sé que será increíble. Estará en los best-sellers.
—¿De qué trata?
—Una patinadora luchando contra los miedos que están en su cabeza.
—¿Es de Vera?
—Lo sé, no es algo que ella acostumbra, pero realmente es bueno, tiene romance, tiene temas serios como la ansiedad y habla también del patinaje artístico. Te va a encantar.
Su papá sonrió, le parecía increíble cuando un editor hablaba del libro que tenía bajo su edición. Los ojos brillaban, la sonrisa siempre era amplia, cuando podías ver eso en un editor sabías que la historia era realmente buena y necesitas darle una oportunidad. Sentir pasión al hablar de tu propia historia era algo necesario pero que otra persona lo hiciese por algo que no había escrito, era algo que demostraba lo bueno que era realmente.
Miró la hora en su celular.
—Ya es tarde, debes irte a dormir—se levantó de la cama y besó la frente de su hijo—. También deberías llamar a tu mamá—caminó hacia la puerta y luego volteó a verlo—. Puedes decirle a Vera que te acompañe.
...
Blazz jugaba con sus manos, no sabía en dónde colocarlas y su cuerpo temblaba de los nervios que sentía. Se quedó quieto sólo cuando una mano se colocó sobre las suyas, miró a la chica a su lado que había llegado y sintió sonrojarse ante ella.
Vera le sonrió y se sentó junto a él.
—Tranquilo, estoy aquí.
—Gracias Vera—le dijo—, de verdad gracias por acompañarme.
—Oye, somos un equipo. Para lo que necesites, aquí estaré—le dijo y de forma juguetona apretó un poco una de sus mejillas sin saber el revoltijo de sensaciones que causó en el joven.
Vera tocó su hombro y señaló de forma disimulada hacia la puerta del café en donde se encontraban. Blazz observó a su mamá caminando hacia ellos.
—Imagino que es tu mamá, viene decidida a acercarse a nosotros.
El sonido de los tacones se escucharon tan cerca, su madre siempre los usaba. Estaba vestida con una chaqueta de cuadros y una falda que hacía juego con ella. Vera la reconoció rápido luego de detallarla, la había visto varias veces en la televisión.
—Blazz—dijo ella, el chico suspiró.
—Megan—le dijo su nombre, su mamá lo miró atónita. ¿Acaba de llamarla por su nombre? ¿Desde cuando hacía eso?
Ella miró a Vera y esta la saludó.
—Hola, un placer conocerla, soy Vera, amiga de Blazz—se presentó ella. La mujer le sonrió de forma dulce y Vera no comprendía las razones por las cuales Blazz se llevase mal con ella.
—Un placer Vera, puedes llamarme Megan—le dijo a la chica y se sentó en los asientos frente a ellos—- ¿Ordenaste algo ya, cariño?
—No.
—Estábamos esperándola—habló Vera, la mujer asintió.
—Vera, linda, ¿podrías comprar los cafés?—sacó de su cartera un pequeño monedero y de ahí tomó una tarjeta para entregársela—. Yo quiero un granizado de caramelo—Vera aceptó la tarjeta y caminó hacia la barra para pedir las bebidas.
Aprovechaba también darle un poco de tiempo a ambos, estaba segura que Blazz aunque no lo mostrase, quería ver a su mamá.
Megan miró a su hijo y sonrió, tenía mucho tiempo sin verlo y podía sentirse feliz de lo mucho que había crecido, sin embargo le entristecía no haber estado mucho tiempo con él. Siempre vivía ocupada, eran pocas las veces que tenía el tiempo para ir a buscarlo.
—¿Cómo van las clases?—le preguntó—. Ya vas a graduarte del Instituto, ¿no te emociona?
—Las clases están bien—le respondió con pesadez.
—¿Y los libros? ¿Has trabajado con tu papá?
Blazz suspiró y la miró a los ojos esperando causar en ella una emoción.
—Megan, ¿por qué me buscaste?
—Soy tu madre, Blazz, debes dejar de llamarme Megan—le respondió ella—. Te extraño, quería que pasáramos un tiempo juntos.
—No me respondiste mis mensajes por cinco meses seguidos.
—Estaba muy ocupada Blazz.
—Mi papá también vive ocupado con el trabajo pero siempre tiene tiempo para mí—le respondió.
Su mamá se quedó sin saber qué responderle, no tenía una respuesta concreta para eso, él tenía razón. Vera llegó a la mesa junto a tres vasos de café, le entregó la tarjeta a Megan y se sentó al lado de Blazz, lo miró de reojo y pudo notar que sus ojos se mostraban apagados, tomó su mano por debajo de la mesa y el chico volteó a verla.
Cuando sus ojos se encontraron, le sonrió dulce sin saber que, ese pequeño gesto había dejado al chico completamente feliz por tenerla a su lado.
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Espero les guste <3
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Pilares Del Rechazo
Short StoryBlazz es un estudiante de secundaria quién recibe todas las semanas los manuscritos que casi fueron aprobados en la editorial de su padre. Su hobby es tomar aquellos libros y editarlos para lograr una mejor versión de ellos y se los entrega a Otis...