Capítulo 17

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El amor suele vestirse de libro

— ¿Te sientes bien?—escuchó a Jenell pasar por su lado y dirigirse a la cocina. Vera se encontraba sentada tomando el desayuno, pero sus pensamientos estaban vagando en la historia que estaba escribiendo.

Su mejor amiga, al ver que ella no respondió. Se colocó frente a ella y la vio, su mirada estaba perdida, pasó una mano por sus ojos llamando su atención pero tampoco había funcionado.

—Vera—la movió por el hombro—, Vera—la volvió a llamar.

La chica parpadeó y fue cuando notó a Jenell.

—¿Me estabas llamando?

—Tienes como cinco minutos con la mirada clavada en la nada.

—Disculpa, estaba pensando—bajó la mirada—, ayer dormí poco.

—Puedo notarlo, tus ojeras están más marcadas hoy.

—Estuve con Blazz revisando los capítulos.

—¿Blazz? ¿El chico que está en el Instituto y que se sabe tus historias de memoria?—Vera asintió. Jenell frunció ligeramente sus labios—,¿de qué me perdí? ¿Desde cuándo mantienen esta cercana relación?

—Yo no diría que es cercana, quizás un poco más allegada.

—Es lo mismo—respondió ella, Vera negó rápidamente.

No sabía cómo describir la relación de ellos pero tampoco sabía si decir que era cercana estaba bien. Blazz conocía sus inseguridades con la escritura, cosa que ni siquiera Jenell conocía, pero si se ponía a pensar, ella no conocía casi nada sobre él.

—¿Te gusta?—preguntó ella, Vera la miró sin comprender—, Blazz, ¿te gusta?

—No, claro que no. ¿Por qué tendría que gustarme?

—Es sólo idea.

—Está en el Instituto, puede ser mi hermano.

—Se llevan tres años. No es mucho.

—Lo es si él se encuentra en el Instituto todavía—dijo levantándose del banco y guardando en el bolso todo lo que tenía regado en el mesón—, lo que me recuerda, tengo que ir a clases.

—Ni siquiera has terminado de comer—le dijo. Vera se despidió de ella y tomó la taza con café para irse a la Universidad, que para su suerte, quedaba cerca.

Era mejor eso que escuchar a Jenell hablando sobre las posibilidades de estar con Blazz.

...

—Te traje estos nuevos manuscritos—dijo Tania sentándose a su lado, Blazz estaba en la sala de su casa, con el portátil en las piernas mientras revisaba lo último que Vera le había enviado y tomaba a su vez notas de la historia.

Blazz asintió sin quitar la mirada de la pantalla. Tania miró de reojo lo que estaba haciendo.

—¿Y esa historia? ¿Te la envié yo? Se ve interesante—el chico sonrió.

—No, es algo que estoy haciendo por mi cuenta—respondió—, la leerás pronto, pero cuando esté en una librería siendo el nuevo descubrimiento del año.

La mujer sólo rió ante la seguridad del chico, le parecía algo admirable y confiaba en que sería posible. Cuando Blazz de proponía algo, daba todo para poder lograrlo. Lo conocía desde que tenía diez años, y se sentía orgullosa cuando lo veía de esa manera; sus ojos brillaban cuando estaba leyendo un libro, y se iluminaban más cuando tenía que editarlo.

—Te dejo entonces para que hagas tu magia en la edición—desordenó su cabello y se retiró de la sala para regresar a la Editorial.

Blazz leyó una vez más el párrafo y frunció el ceño al no entender a qué se refería Vera con ello. Su historia hablaba sobre la protagonista, Olivia, intentando luchar con sus miedos como patinadora artística y estaba seguro desde que leyó el segundo capítulo, que sería una historia de amor, cuando MJ, el patinador estrella, había aparecido en la historia.

Pero ahora estaba introduciéndole un nuevo personaje, algo bastante similar a un triángulo amoroso y Vera no era de las que usaba triángulos amorosos. ¿Estaba experimentando con todo los recursos posibles? No conocía este tipo de escritura en ella pero le encantaba.

—Tengo que prestarle más atención a este chico, estoy segurísimo—habló con él mismo.

...

Quería estar toda la noche si fuese posible con Vera, mientras que ella escribía y él revisaba alguna de sus ideas, pero tenía clases y su papá no lo dejaría, más porque tenía un examen al día siguiente, de un tema que no tenía ni idea.

Sin embargo había ido hasta la cafetería en donde Vera trabajaba para poder al menos hablar rápido con ella. Tenía a Tania esperándolo en el auto fuera del café, por lo que tenía que ser rápido también.

—Buenas noches, estás en Inner Café, ¿en qué puedo ayudarte?—dijo la chica que estaba en la caja.

—Estoy buscando a Vera—habló él, ella asintió.

—Espera un momento, acaba de llegar—le respondió. Blazz asintió y esperó a que la chica saliese del cuarto de inventarios.

Llevaba una trenza muy bien acomodada y su uniforme impecable, en el cabello tenía también una gorra. Ella le sonrió y lo saludó al verlo.

—¿Qué haces aquí?

—No podré reunirme contigo hoy, pero te traje esto—sacó del bolsillo un pendrive morado y se lo entregó—. Marqué algunas ideas para el capítulo ocho, investigué un poco sobre el tema, tienes ahí los artículos.

—Oh, vaya Blazz, muchas gracias.

—Para eso está el editor, para hacerte el trabajo más fácil—le dijo él—, somos un equipo.

Ella se mostró levemente sonrojada con sus palabras pero logró ocultarlo para que el chico no notase.

—¿Quieres tomar algo? Te invito el café.

—Gracias, me encantaría, pero tengo a Tania esperándome en el auto—dijo avergonzado, ella entendió.

—Te veré mañana entonces—salió detrás de la barra y se acercó a él para darle un abrazo que hizo que él se congelara de la sorpresa—. Cuídate.

Se separó de él y regresó a su puesto. Blazz notó cómo su corazón estaba más acelerado, como si hubiese corrido y sólo sonrió para bajar el nerviosismo que apareció en él.

—Nos vemos mañana—se despidió y salió rápido de la cafetería para entrar al auto.

Tania lo miró con una sonrisa cómplice, había logrado ver todo desde las ventanas y le parecía tierno el comportamiento del chico. Estaba por primera vez viviendo un enamoramiento.

Ella no le dijo nada, lo cual Blazz agradeció. Sólo se dedicó a conducir mientras en la radio estaba sonando una canción de Jo Inoa. El celular del chico comenzó a sonar y éste atendió sin mirar quién era, nadie tenía su número, sólo personas cercanas a él.

—Hola.

—Blazz, cariño—escuchó la voz femenina al otro lado. Las manos del chico comenzaron a temblar y su garganta por un momento la sintió seca.

—¿Mamá?

Pilares Del RechazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora