Los labios de Gala se sienten suaves, carnosos su piel tan delicada, su cabello escurridizo entre mis dedos, su perfume embriagador y su cuerpo la locura.
Alguna vez hubiera imaginado esta escena y me hubiera pedido parar para no sufrir la desilusión, hoy sin embargo, soy consciente de que mi corazón se hará pedazos al cabo de unos días, y aún así acepté el reto de escondernos en un pasillo del club de tenis y seguir con nuestra sesión de besos desenfrenados.
Me separo de su cuerpo para mirarla, admirar sus ojos sus labios rojos, su cara tierna. Acaricio su cuello con mis manos y este acto parece tenerla extasiada, suelto un suspiro mientras un vacío se va formado en medio de mi pecho.
—¿Qué sucede? — me pregunta entre suspiros mientras me siento totalmente ido por lo adictivo que puede resultar ella para mi.
—Que, no lo puedo creer ¿Quién diría que te besaría? —La miro totalmente perdido, y dolido.
—¿Te estás arrepintiendo de esto? —se muerde el labio y se recuesta contra la pared ¡Dios que bien se ve!
—Me pasa de todo menos arrepentimiento Gala, eso te lo aseguro, digo mientras mis manos se escabullen en su cintura y la traigo de nuevo a mi, es imposible no besarla, no querarla tener entre mis brazos.
Ella de inmedianto se deja llevar, y sus suaves e inexpertos labios bailan con los míos. La chica es demasiado pasional, demasiado ardiente, demasiado venenosa, y me encanta, porque hace que cada parte de mi cuerpo olvide que ella es prohibida... o por el contrario ese hecho lo que hace que disfrute más esta experiencia.
El sonido de su teléfono nos despegó a ambos, la intento soltar, pero me atrae a su cuerpo, por lo que yo sigo besando su cuello mientras ella atiende la llamada.
—¿Ya? Okok, espéranos unos segundos, fuimos a comprar algo de comer, y ya vamos.
Gala cortó la llamada y yo seguía dando pequeños besos sobre la piel descubierta de su cuello, volviéndome totalmente loco por su calidez.
—Debemos irnos Mirtsa ya está frente al auto—Dice en un susurro.
—¿Y de verdad ya quieres irte?
—No, definitivamente no... pero van a sospechar...
La suelto, pero no sin darle un ultimo beso profundo en los labios, ella se sonroja y dibuja una sonrisa para mi. Cuando comenzamos a caminar hacia donde se encuentra la camioneta.
—¿Una carrera? —Pregunta
—¿Cuál será mi premio?
—Pon el precio.
—¿Una salida?
Gala sonríe pícara, y afirma, ella está a punto de hablar, cuando en la caminata ella choca contra Asier y otro chico. ¡Puta Madre! Ley de Murphy debía de ser. Automáticamente mis misculos se tensan, mi mandíbula se pone dura y mi respiración se hace pesada.
—¡Hey! — Saluda el muchacho y le da un beso en la mejilla, muy coqueto el beso por cierto, muerdo mi labio y miro en otra dirección para no demostrar en demasía cuanto me molesta o pone celoso.
—¿Qué tal Renan?
—Bien, muy bien... y ahora que te veo mejor—Asier pone los ojos en blanco, y obviamente yo igual, se ve a kilómetros que odiamos esta situación— ¿Oye tienes la piel caliente? ¿Te sientes bien? —Renan pone su mano sobre la frente de Gala y eso hace que apriete mis manos en puños.
—Debe ser el calor del día nada más—Asier habla y me mira con algo de recelo, yo intento esconder la sonrisa de mis labios, es evidente que él ya sabe que lo que pasa entre Gala y yo.
—Sí, la señorita Gala no está muy acostumbrada a este clima, imagino que ustedes tampoco—Hice el comentario causando que Gala girara y me ofreciera una mirada de reproche, yo me encogí los hombros y seguí caminando para adelantarme a ellos.
—A decir verdad—habla Asier—Es el día está agradeble, el calor en el asfalto con los pies descalzos, ese sí es el insoportable...
—¿Qué estamos jugando a quién tiene la experiencia más miserable? —Pregunta Renan burlándose, y eso solo causa que me calle, por sobre todo luego de ver a Gala teñir su rostro con algo de vergüenza.
Eso si fue un golpe horrible, saber que le causo vergüenza, muerdo el interior de mi mejilla y con el alma puesta en el piso, decido que debo alejarme y dejar a los riquillos hablar.
—Nos vemos, la espero en el auto señorita— Digo mientras me alejo de la escena.
Escucho a Asier decir algo a Gala, no lo entiendo, pero el tono es claramente seco y enfadado, los celos han calado sus huesos, como el desprecio de Gala mi corazón.
Podría simplemente ponerme feliz por haber besado a la chica, pero la verdad es que no es todo lo quiero con ella, no es lo físico, aunque me vuelva loco con sus formas, yo de verdad quiero algo con ella, algo que me haga saber que nos queremos, incluso que podríamos ser algo, aunque suene muy irreal.
Pero a cada segundo me doy cuenta que hay un abismo gigante de miles de dólares entre los dos, y eso me duele, pero mucho.
—¡Eire! ¿Y Gala? —pregunta la pequeña Mirtsa un poco cansada
—Sen encontró con Asier y ¿Renan?
—¡A, si! Los Maluf, justo eso le iba a comentar a Gala, los vi jugar en la cancha, son muy buenos.
—¿Y cómo te fue con tu partido? —Pregunto para evitar seguir hablando de los pretendientes de Gala en lo que me subo a la camioneta.
—¿No ves la medalla? —pregunta altanera y yo me río por su expresión de ofendida, así que solo le desordeno el cabello para felicitarla.
Mirtsa sube al auto en la parte trasera, mientras yo prendo la radio, en eso la niña se cuelga en el asiento y hace una mueca de desagrado la emisora que está pasando ahora una propaganda.
—Conectemos mi celular el bluetooth —Anuncia en lo que yo cambio la configuración de la radio para que ella pueda hacer esa conexión
Cuando la melodía inicia miro a Mirtsa y pongo los ojos en blanco porque lo ultimo que necesito es que me pongan una música romántica. Y mucho menos vieja, pero no voy a decir nada, es la patrona, al fin y al cabo.
—" Y ahora entiendo cual es mi papel..."
—No, por favor Mirtsa, te juro que me iba a callar, pero, no puedo con esa música...
Mirtsa me mira con curiosidad y una emoción que no me gusta para nada, echo la cabeza para atrás y me preparo psicológicamente para el bombardeo de preguntas de una niña de 11 años.
—¿Un amor prohibido?¿Una novia a escondidas? ¡Ihhhhh! Una chica con un novio... lo necesito saber.
—Nada de eso, no me gustan esta música, soy más... rock clásico, ¿sabes?.
—¡Ah, claro un amargado nivel Gala! Pero sabes qué... no voy a cambiar, espero que sufras.
La puerta de la camioneta del lado del acompañante se abre y Gala entra al auto, en su rostro se ve algo más que inconformidad o esa vergüenza que le hice sentir hace un momento, se ve una especie de preocupación.
—¿Está todo bien? —Pregunto con algo de curiosidad y con muchas ganas e abrazarla.
—Sí, solo vamos a casa, necesito llegar pronto.
Puse en marcha la camioneta, y preparé mi alma para lo que va a venir, estoy seguro que el viaje será frio, confuso y abrumador, pero por sobre todo, doloroso porque voy atener que escuchar músicas con letras de amor, cuando tengo un amor que no puede ser posible a mi lado.
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Harta de las alas (LIBRO 1)
Teen FictionGala De la Sierra Kempre, es la hija de Martsa Kempre De la Sierra y Danico De la Sierra, dueños de la más grande constructora de toda Latino América. Su vida y la de sus hermanos fue planificada y diseñada para alcanzar la perfección. Sin embargo...