Renan realmente olia muy bien, subso sonrisa era encantadora y su mirada terriblemente seductora.
Se notaba en su hablar que vivir en el medio oriente dejó sus huellas, algunas palabras le salian con el mismo tono que el de su madre.
Me preguntó sobre cosas que parecerían ser superficiales, pero la verdad es que son preguntas que nunca me las hicieron, así que parecen significativas.
—¿Y por qué una chica cómo tú es la rechazada del colegio?—dice sentándose en el suelo de madera.
—Ammm, supongo que es una condena ser exageradamente rica.
—Entonces me tendrán rabia—Asegura mientras se apoya con las manos y los músculos de sus brazos se marcan.
—No lo creo, la diferencia, es que ustedes son... bien recibidos, por ser hombres, petroleros, y no le tienen rabia a sus padres...no creo que tengas la misma etiqueta que yo, así que, no sabrás ni por si acaso lo que sd sufre con el rechazo.
Renan río, y me pareció que fue una risa algo, burlona, o sarcástica, pero su silencio me hizo hacer una pregunta.
—¿Por qué volviste de Kuwait? O mejor dicho ¿Por qué no viniste con tus padres y con Asier.
Renan se cruza las piernas, me mira fijamente y echa un suspiro.
—Pensaba que era mejor seguir allá, el colegio, mi vida, todo, es más, tenía una novia, así que, me dijeron que podría quedarme allí.
>>El mejor estudiante, por eso me odia Asier, todo era perfecto... hasta que una semana bastó, para descubrir, que no borras lo que eres para los ojos de los demás.
>>Descubri, que la hipocresía, es un bien común entre los ricos... sin mis padres, yo era...
¡Ay por Dios! Ya sé porqué se ofendió con lo que dije hace un rato, me tomé de la cara antes de que pudiera decir algo, y creo que se dió cuenta que caí en la cuenta.
—¡Lo siento!—Lo interrumpo —,Soy muy distraída a veces, yo...
—Me alegra que lo seas, y que no saques a colación que soy adoptado... en mi antiguo colegio, no se cansaron de recordarmelo, soy débil, no aguanté y decidí venir con mis padres.
—Eso es muy triste.
—De puta madre... la verdad. Si no hubiera venido, me estaría perdiendo la diversión dd fastidiar a Asier.
—¿Por qué te gusta fastidiarlo?— Pregunto entre risas y acomodando mi cabello.
—Es la costumbre, y es difícil que se me quite.
—¿Tú también viviste lo mismo que él?
El silencio se hizo, y de nuevo he sido inoportuna, quizás debería callar un segundo, pero mi pregunta era genuina, en verdad lo quería saber.
—Sí, venimos del mismo basurero...
—Perdón yo...
—No, no—me detiene el discurso, se levanta y viene a sentarse a mi lado. —Es verdad, no me ofende que preguntes, es sólo que no hay forma dd describir cómo es el lugar de dónde venimos, si no fuera por los señores Maluf... quizás no estaríamos aquí.
>>Nos rescataron, del hambre, la miseria, la suciedad... es por ello que los rico que nacen en cuna de oro, no ven con desdén y rabia, porque un par de desgraciados corrieron con la suerte de caer en la casa de los petrolero más grandes dd América latina. ¡Una locura!
Guardo silencio, no porque me sienta incómoda, más bien porque lo entiendo, entiendo toda su rabia, y ese discurso, a pesar de que yo pertenezca al bando que él odia, eso no es garantía dd tener la vida pintada de rosa.
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Harta de las alas (LIBRO 1)
Teen FictionGala De la Sierra Kempre, es la hija de Martsa Kempre De la Sierra y Danico De la Sierra, dueños de la más grande constructora de toda Latino América. Su vida y la de sus hermanos fue planificada y diseñada para alcanzar la perfección. Sin embargo...