La verdad

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Asier no mentía cuando dijo que sabía a dónde me traería, estamos en el backstage de la sala de teatro, como este lugar se usa de jueves a sábado ahora mismo es un desierto, y estamos solos los dos en la penumbra.

Yo estoy recostada contra la pared y él está al lado de la misma forma, el silencio se adueña del lugar, y eso hace que segundo a segundo la curiosidad crezca en mi cabeza.

—Aunque me encantaría usar este momento para hacer y decir otras cosas— La voz de Asier suena temblorosa—, tristemente debo usarla para hacerte una confesión.

El corazón me late a mil, porque algo me dice que lo que viene será horrible, así que me preparo, intento poner ese armazón que antes me protegía de los comentarios dolorosos y abusivos de mis compañeros y espero a que caiga la bomba.

—El día que nos conocimos, no fue casualidad, que yo esté en este colegio tampoco...—la sonrisa de decepción ya se instaló en mi, todo mi corazón acaba de romperse—, y si me acerqué a ti por conveniencia...

—Y no de poder—Completé la oración, para que Asier guarde silencio, alzó la cabeza para mirar hacia arriba y afirmó—, habla pues...

—Mi padre es fugitivo de la justicia, debido a una causa de estafa y malversación de fondos... ¿Y qué tienes que ver tú allí? Nada, pero tu padre sí, o al menos es lo que nosotros creemos, vine a este país para poder quitar la mayor cantidad de información para una agente de la INTERPOL que trabaja justo aquí... la persona que me proveyó la información sobre la malversación de fondos...

—La misma que me envió a aquel colegio—Digo enojada, porque no puedo creer que Alanis tenga algo que ver, la conozco de años, pero ahora entiendo sus desapariciones repentinas y sus apariciones oportunas—, ¿por qué me lo cuentas, si buscas información?

—Porque mereces saber la verdad, y porque estoy cansado de mentirle, porque de verdad me gustas, y prefiero que me odies por saber de mi la verdad, a que te enteres cuando el lío se haga más grande.

—¿Encontraste pruebas contra mi padre?—pregunto de inmediato cuando su declaración sale de su boca, porque de ser así, yo misma lo he entregado en bandeja de plata.

—No, más allá de que hay una transacción de compra sobre la petrolera de mi familia, no hay otra cosa... la compra se hizo de forma legítima.

—Pero ¿Entonces? ¿Me lo estás contando para que yo te consiga información sobre él?

—No... Gala, te lo cuento porque ya no quiero jugar, porque prefiero que sepas esto de una buena vez... y que hay una ligera sospecha, de que tu familia tiene dinero gracias al tráfico de drogas... sin embargo no hay pruebas, todas son conjeturas.

No sé si quiero llorar, gritar, tirarme al suelo, o simplemente no pensar, porque la acusación de Asier sobre el origen de la riqueza en mi familia suena horrible, y de ser así, no sabría cómo actuar.

—Esto es un locura Asier... lo siento pero no te puedo creer...—Intento escaparme del lugar, quizás y llame a Antonio para que me busque.

Mientras camino Asier me toma del brazo, pero no dudo en sacudirlo para deshacerme del agarre, lo miro con desprecio, enojo e indignación, todo en mí se quebró.

—Gala... Solo piensalo, ¿Por qué se van a Laos? Justo a Laos, donde no hay extradición...

—¡Basta! tú no vas a decir una palabra más sobre mi familia, sea verdad o mentira esa estúpida acusación...

—Lo siento, pero ya no tiene sentido que cuide mis palabras ante tí, al fin y al cabo, la rueda se puso en marcha, ¿Crees que soy el único interesado tras tu padre? al menos yo tengo una razón válida, no cómo la de los demás, los padres de Federico y de Giorgio quieren el poder de él, y estoy seguro que son capaces de tirar a la boca del lobo a quien sea para quedarse con el negocio.

—¿Qué es lo que de verdad quieres Asier?—pregunto ya entre sollozos, las lágrimas caen una tras otra.

—Ahora, que abras los ojos, nada más, y que hagas algo, que busques la verdad, para tí, no para mi, y que te liberes de las mentiras que te rodean, yo acabo de quitarte el peso de la mía.

—Tu confesión no quita las consecuencias de tu mentira...

—Y la negación no borra la verdad—dice mientras me deja en el salón, sola.

Asier también tenía lágrimas en los ojos, y a medida que se alejaba de mí, podía ver cómo pasaba sus manos en el rostro secando el rastro.

Susmanos terminaron en sus bolsillos, y el eco de sus pasos llegaban a mis oidos, mientras yo me tiraba al suelo, dejandome llevar por las preguntas y las dudas que comenzaron a carcomer mi ser.

Siempre me pareció sospechoso el origen de nuestra fortuna, la historia de mamá incongruente, incompleta, pero ¿Mi padre haciendo daño a otros? siempre tuvo una opinión sobre las drogas, detesta ese tipo de vicios, por ende no me cabe en la cabeza que él sea capaz de traficar.

Sí, dudo, sobre lo que pasa en el colegio, sobre el desvío de dinero, y sobre las circunstancias en que todo esto se está dando.

Necesito irme, y a pesar de que el resentimiento está en medio de mi pecho, a pesar de que quiero odiar a Asier, no puedo, porque muy en el fondo de mi cabeza, creo que él acaba de darme cierta libertad, que acaba de justificar todos mis vacíos, mis miedos y mis dolores.

De ser cierto, aunque sea una de las acusaciones de Asier, no sé qué es lo que voy a hacer. 

Harta de las alas (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora