Cuando salimos al patio, la verdad todos nosotros estabamos sumamente emocionados y no podíamos dejar de parlotear, lo único que queríamos era poder comenzar el juego y disfrutar de la tarde.
Asier en verdad es una persona muy carismática, nos tenía a todos en su bolsillo, mis hermanos no dejaban de preguntarle cosas, de emocionarse con él, mientras respondía absolutamente todo con la misma emoción y amabilidad que respondió la primera pregunta.
Mientras ellos caminaban hacia la cancha, yo fui hasta el depósito, en dónde me encontré Eire, quién estaba guardando algunas cosas en un estante, lo veo diferente, ha de ser porque no trae puesta su ropa de trabajo, más bien una remera blanca y unos jeans azules, que dejan ver toda su juventud y buena a apariencia.
- Señorita Gala-Se apresura a decir mientras se arregla el cabello.
-Hola Eire ¿Cómo estás?
- Muy bien, a decir verdad, al verla sin hacerle una herida mejor.
-Eso también es agradable para mi-él se ríe, y de inmediato se para derecho, para al fin verme a lo ojos. -Eire ¿Sabes dónde tenemos las pelotas de balóncesto?
-¡Oh! Sí, claro que sí.
Eire camina hasta un armario, lo abre y allí están una cantidad impensable de balones. Cuando lo tiene camina hasta mi con algo de vergüenza quizás, y me lo entrega directamente en las manos, sus dedos rozan los mío, y eso hace que sus mejillas se tiñan de un rojo intenso, algo en eso se me hace muy tierno.
-¿Quieres jugar con nosotros?-Pregunto a Eire quién no sabe cómo contestarme.
-Hola-Interrumpe la voz de Asier a la respuesta del jardinero que quedó colgada en sus labios. -¡Bien! Ya tenemos la pelota, ¡Hey! Hola-Asier se apresura a ponerse en medio de Eire y mío para pasarla la mano al chico, quién lo saluda enérgicamente con el movimiento de su brazo, apretándose las manos al parecer con mucha fuerza ambos.
- Señor Asier-Eire aprieta su mandíbula al saludarlo y eso me llama mucho la atención
-Le estaba diciendo a Eire si quería ir a jugar con nosotros.
-¡Mientas más mejor!-Asier habla con una gran sonrisa.
-Me encantaría, y agradezco la invitación, pero, debo ir a preparar las cosas para el cumpleaños de Antonio, prometí a Lisenda que iba a limpiar la casa del fondo y preparar la carne asada.
-¡Vaya! -Digo algo feliz- Supongo que debes cocinar rico, como para que Lisenda te delegue esa misión, así que, me alegra saber que voy a cenar algo hecho por tí.
-¿Irás a cenar?-Se para más recto al realizar la pregunta y me mira un poco nervioso.
-Iremos-Completa Asier tomando el balón de mis manos y haciendolo botar en el suelo.
-Genial, supongo que me voy a esforzar más para sorprenderlos. Bien, me voy, nos vemos más tarde.
-Nos vemos-Decimos al unísono Asier y yo mientras Eire se va.
Tras él nosotros también salimos y comenzamos a caminar hacia el campo de baloncesto. Asier me detiene estirando su brazo, lo cuál me intriga, por lo que me asusto por un momento, cómo si fuera a decirme una mala noticia.
-Ese chico está flechado por ti Gala, ten cuidado.
-¿Cómo?-No puedo evitar reir al escuchar lo que me acaba de decir, es más, mi risa salío cómo carcajada, causando que mis hermanos se voltearan hacia nosotros.
-No es broma Gala, le gustas al jardinero, así que ten cuidado de no ilusionarlo, me imagino que no aspiras tener un novio así.
- ¿Por qué no? Asier, me sorprende que me hables de esta forma, y la verdad me ofende que digas eso- En verdad estaba molesta, tanto que crucé mis brazos- Para empezar, no soy del tipo que juega con los sentimientos de las personas, no tengo ganás de jugarle a la rompe corazones. ¿Y qué tal si me gusta Eire? porque te digo la verdad, el chico no me desagrada tampoco.
>> No te preocupes por mantenerme a salvo, Asier, ni mucho menos en decidir lo que aspiro o no.
Asier se queda con la boca semi abierta, sus ojos no paran de moverse y explorar mi rostro, y estoy segura que mi expresión es dura, porque me siento indignada, simplemente, por más infantil que parezca, por el hecho de que el chico que me pidió ser más abierta, me está volviendo a etiquetar y encasillar.
-No fue mi intención ofenderte Gala, lo siento.
-Las intenciones no son suficientes, Asier, los hechos terminan sanando o lastimando. Lo único te pido, es que no vuelvas nunca, a intentar determinar cuáles son mis aspiraciones. Gracias por intentar cuidarme, pero yo no veo el peligro sobre que me guste o no el jardinero.
-Olvidé que eres una chica que se rescata así misma-Dice susurrandome y mirando a lo lejos, por alguna razón eso me areció sexy, pero sacudo la cabeza y le quité el balón de las manos.
-Dejemonos de tonterías, y vamos a jugar.
Salí corriendo hacia la chancha, y comenzamos a corretear, instintivamente se armó nuestro equipo, Josía y yo, Martsa y Asier. No tenía idea de que era lo que estaba haciendo, pero la verdad es que me gustaba saber que estaba conviviendo con mis hermanos más allá que el sofá o un viaje en auto.
Asier era bueno en esto, hay que darle el crédito, sabe crear un ambiente de confianza y cálido, sabe arropar a los desprotegidos y sanar los vacíos, por lo que llego a la conclusión, de que en verdad es difícil enojarse con él, pues con sus acciones pide muy bien perdón.
ESTÁS LEYENDO
Harta de las alas (LIBRO 1)
Roman pour AdolescentsGala De la Sierra Kempre, es la hija de Martsa Kempre De la Sierra y Danico De la Sierra, dueños de la más grande constructora de toda Latino América. Su vida y la de sus hermanos fue planificada y diseñada para alcanzar la perfección. Sin embargo...