La cena fue maravillosa, Gala, Antonio, risas, recuerdos y anécdotas salieron en cada conversación.
Todo estaba saliendo perfecto, hasta que el celular de Gala sonó, era hora de romper la burbuja y volver a casa.
Antonio estaba a unos pasos se nosotros, mientras ella y yo caminábamos lento, como si no quisiéramos que la velada se acabara.
—No pudimos hablar sobre el caso del colegio.—dice ella con la voz bajita.
—Una excusa para ir a visitarte... o que vayas a visitarme a casa ¿No crees?
—Eso sería genial, pero dudo que tenga permiso de mover un sólo músculo fuera de casa...
—Olvidé, padres enojados.
—No te haces idea de lo que iré a enfrentarme en estos días.
—Bien, el lunes será, pero ya te adelanto algo, no es el único colegio que apadrinamos, hay otros 7, y todos en las mismas condiciones, pero lo más llamativo, es que no es sólo nuestro colegio el que cuida a estos otros 7... hay un internado, que pertenece a una sociedad anónima, que firma con el mismo sello que... la constructora de tu padre.
—¿Cómo?—Pregunta deteniéndose en seco, Antonio ya comenzó a arrancar el vehículo y nosotros aún no subíamos.—Mi padre sabe de esto.
—¡No! O sea no lo sabemos Gala, ¿Cuanta gente trabaja y contrata la a la constructora? No saquemos esas conclusiones, pero la razón por la que te cuento esto es porque creo que a ti te será más fácil averiguar sobre este internado con tus padres.
>>Sólo necesitamos el nombre, y dónde queda, con eso, yo podré encadenar las cosas que quedan sueltas.
>>Lo único que encontré es que estos colegios en teoría reciben ayuda, pero viven bajo precariedades, definitivamente, alguien está desviando los fondos, y hace figurar como si llegaran.
—¿Cómo conseguiste todos esos datos Asier?—Gala me mira asombrada.
—¿Puedo confiarte un secreto? ¿verdad?
—¡Claro!—Dice ella acomodándose el mechón que cae sobre su ojo derecho, ¡Qué bella es esta niña!
Trago fuerte y me concentro para no desviar mis pensamientos en ella, porque lo que voy a hacer es mostrarle básicamente mi talón de Aquiles a la chica.
Saco mi celular y le muestro la pantalla, ella mira sin entender, y claro, sólo hay letras verdes, una pantalla negra, ceros y unos.
Al rato ella cae en la cuenta, cuando la bocina del auto la sobresalta.
Caminamos más rápido hasta el auto, pero antes de ingresar ella queda mirándome a los ojos, no solo parece sorprendida, parece encantada.
—¿Puedes hakear la cuenta de instagram de alguien?—Pregunta riendo.
Me pego la frente y sonrio mientras le abro la puerta para que suba al auto.
—¿Pudiendo entrar a miles de fuentes de información, me estás pidiendo que ingrese a una cuenta de instagram?
—¡Es broma niño hacker! ¿Pero puedes o no?
—Sí, y te voy a hackear tu cuenta ¿Te parece?
—Ufff, lo que te vas a aburrir, pero bueno.
—Olvidé que eras la señora aburrida, en fin...
—Si puedes hacer eso, ¿por qué necesitas mi ayuda?—pregunta sin entender.
—Porque el nombre que está en los registros no es real, el internado dice Santa Lucía, pero no encuentro ninguno con ese nombre capaz de "financiar" esa suma tan importante.
—O sea que trabajan en negro...
—Por supuesto que lo hacen, estamos hablando de 1530 millones al año, que deberían llegar estos colegios ¿sabes cuanto llegan?—El auto dio marcha, cuando Gala me niega ya con el rostro serio e inexpresivo. —50 millones... no les alcanza ni para la leche, mucho menos pare tener un lugar limpio y digno.
—Es realmente indignante, saber que esos niños no reciben absolutamente nada en comparación a lo que deberían recibir. Deberíamos poner una denuncia.
—¿Con qué pruebas Gala? Las de alguien que está violentando protocolos de seguridad de un colegio y compañías privadas. ¿Tienes idea de cuantos años de reformatorio me llevaría eso?
Gala calla, y creo que se lo está pensando mejor, pues sabe que lo que he dicho es verdad, no será para nada sencillo hacer algo en este caso.
—Quizás este sábado deberíamos hablar con Zelaia para obtener más información sobre cómo se manejaba el colegio antes de que ella fuera a su internado.
—Oh... eso—Gala habla apenas mientras mira sus manos—Mi papá, negoció mi estadía en el colegio, ya no quiere que vaya...
Eso fue un baño de agua fría, ya no voy a pasar los sábados con Gala, eso hace que una presión inmensa se instale en mi pecho, y no sé que decir.
—¿Y tú aceptaste el trato?
—¡No! Claro que no, pero insiste que no es un lugar para mi, sin embargo, te aseguro Asier, que voy a encontrar la manera de ir, ahora más que nunca tengo ganas de ayudar a esos niños.
—Me encanta saber eso—Aseguro mientras la rodeo con mi brazo para que ella se recueste.
En eso el auto frena, Antonio me mira a través del retrovisor y creo que llegué a mi destino.
—Bien, supongo que vamos a escribirnos para seguir hablando.
—¿Una videollamada antes de dormir?—Pregunta ella entusiasmada.
—¿Una video llamada hasta que nos quedemos dormidos?
—Me gusta...—Ella me da un beso en la mejilla, y vaya que me deja atontado, por un segundo dudo, pero termino devolviendo el beso en su frente.
—Seguimos hablando Gala—me bajo del auto y antes de cerrar de nuevo la puerta le hablo a Antonio—¡Gracias por acompañarnos a cenar!
—Para mi fue un placer señor Asier.
—Sólo dime Asier Antonio, nos vemos—Tiro un beso en el aire a Gala, y ella se sonroja, pero no parece desagradarle el hecho del beso.
Finalmente cierro la puerta del coche, y lo veo alejarse, allí se va, la chica de mis sueños, con mi secreto, y mi corazón en sus manos. ¿Pero que estoy diciendo? ¿De verdad me gusta tanto para pensar esto?
Creo que necesito una ducha, pata quitarme su aroma y dejar de pensar en ella, y quizás evitar esa video llamada, o quedaré más enganchado a ella, y no estoy seguro de querer estar loco de amor por una chica coml Gala ¿vale el dolor? Definitivamente, mi locura me hace creer que sí lo vale.
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Harta de las alas (LIBRO 1)
Teen FictionGala De la Sierra Kempre, es la hija de Martsa Kempre De la Sierra y Danico De la Sierra, dueños de la más grande constructora de toda Latino América. Su vida y la de sus hermanos fue planificada y diseñada para alcanzar la perfección. Sin embargo...