Capítulo 14

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Había transcurrido una semana.

Poché no hablaba con nadie y si lo hacía con sus amigas, era durante unos breves minutos. Mantenía toda su concentración en los estudios. Duraba horas en la biblioteca, intentado escapar de la realidad, de su asquerosa realidad. Estaba enamorada de la perra que detestaban sus amigas, la misma que la humillaba a ella, la misma que se comía a su novio en los pasillos y la misma a quien Poché había tratado de evitar todos estos días.

Ahora que era consciente de sus sentimientos, sentía un gran nerviosismo al verla, como si fuera más torpe de lo estrictamente debido.

Sus amigas le preguntaban que sucedía y Poché prefería mentir o cambiar de tema. Las evitaba, evitaba a todo el mundo, al llegar a su casa iba directo a su habitación para estudiar.

Ya no podía diferenciar qué día era del otro. El tiempo pasaba sin realmente estar pasando para ella. No podía parar de pensar en el rostro de Daniela y era una mierda.

Estaba caminando por el pasillo, con su mochila colgándole del hombro y jugaba distraídamente con el cierre de su chamarra mientras avanzaba. Así llevaba todos esos días la chica de los ojos aceituna. Perdida en su mundo de enamorada.

Era estúpido y lo sabía, pero no podía evitar sonreír como boba cada vez que recordaba la risa de Alison o cómo mordía su lengua al sonreír.

—¡Pooochaaas! —canturreó Nora, colgándose de su brazo derecho, y Kim sujetó el izquierdo.

—¿Qué pasa? —preguntó, un poco intimidada por las sonrisas picaras que mostraban sus amigas. Laura intentaba parecer neutra, pero se reía.

—Tendremos una reunión de chicas —dijo, y las tres comenzaron a llevarla a rastras fuera del colegio, por la calle.

—¿A dónde vamos? Tengo que estudiar, mañana hay clases y... —Poché intentaba poner vagas excusas, pero sus amigas la ignoraron.

—Poché, hoy es viernes —dijo Nora y ella abrió los ojos ¿No era martes o algo así?

—Hoy, hoy será el día en que nos sueltes que sucede —dijo Kim con una voz cargada de veneno.

Poché comenzó a temblar e intentó soltarse del agarre de sus amigas. Ellas prácticamente la cargaron para entrar a la pizzería. Carmen las recibió con alegría y comenzó a reír al ver cómo Poché intentaba escapar, pero Kim la llevaba hasta la mesa. Los jóvenes de hoy en día eran muy animados.

—Ya, habla —exigió Nora fulminándola con los ojos. Poché se encogió en el asiento.

Parecía un interrogatorio. En la mesa estaban Nora y Kim sentadas una frente la otra con las manos cruzadas, observándola con una intensidad abrasadora. Poché tragó en seco, Laura sentada junto a ella también la observaba, expectante.

Le hizo señas con la mano, para que verbalizara alguna respuesta.

—¿Qué quieren que diga? —preguntó, haciéndose la desentendida.

Kim golpeó ligeramente su vaso contra la mesa y a atravesó a Poché con los ojos.

—¡Habla, ya! Algo te sucede, llevas toda la semana prácticamente fuera de satélite —dijo, acusándola, y Poché bajó el rostro.

—¿Te hicieron algo? —preguntó Nora un poco preocupada, su amiga no había estado muy bien en estos días.

—No ha... sucedido nada, en verdad. 

—Vete con esas mentiras a la vecina, porque yo se que no nos quieres decir —dijo Kim, apartando un mechón de su rostro. La rubia podía ser muy dura cuando quería.

Rivales | Caché Adaptación | Corrigiendo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora