Los días parecían ir cada vez más rápidos. Faltaba una semana para poder ir a la apertura del parque de diversiones y Poché ya quería que llegara.
Últimamente con Daniela y Manuela distraídas, gracias a los entrenamientos del equipo, no les daba ni el tiempo de fastidiarlas y era perfecto, sus días eran más normales.
Ya iba una semana de tranquilidad. Poché incluso asistía a los entrenamientos y siempre lograba ver a Daniela, sin que esta tuviera que estar burlándose de ella. Algunas veces podía jurar que la castaña la observaba de reojo, pero estaba tan concentrada en vigilar que no estuviera constantemente cerca de Sebastián, que no pudo estar del todo segura.
De vez en cuando, en medio de los entrenamientos, ellos se daban unos castos besos en los labios. Claro que Poché rechinaba los dientes cada vez que los veía pero después el chico tenía que seguir con el partido, y duraban casi toda la tarde separados.
Hoy se encontraba nuevamente observándola. Había quedado un poco traumada desde la última vez que estuvo en las gradas y por ello procuró estar toda la hora pendiente del balón y a donde lo lanzaban. Después, cuando las porristas se estaban vistiendo, tuvo que ir a esperar a Nora fuera de los vestuarios. Estaba tardando mucho.
De la nada la puerta se abrió, mostrando a una enojada Daniela que llevaba nada más un top blanco y una falda, su cabello estaba mojado y olía a vainilla. Poché tuvo que echarse hacia atrás, ya que la castaña había lanzado la toalla contra al piso, que al parecer aún no la había visto.
—¡Maldita pelirroja! —dijo en un pequeño murmullo, pero no lo suficiente bajo cómo para que las chicas en el vestuario no la escucharan. Apretaba los dientes y se frotaba las manos.
En verdad, verdad, estaba increíblemente sexy y tierna ¿Cómo eso era posible? Pronto la mirada avellana se posó en ella y abrió los ojos, seguidamente frunció el ceño ya que no se encontraba de ánimos para la morena.
—¿Qué coño miras? —le dijo muy bruscamente.
Poché volvió a la realidad, al ver su rostro vio sus labios y recordó el besuqueo de Daniela con su novio. Apretó las manos y se acercó a la castaña. Daniela, un poco desorientada, se alejó unos cuantos pasos.
—¿Qué te pasa? —la acusó, prácticamente fulminando a la morena con la mirada.
—¿Peleaste con Nora, cierto? —preguntó más cerca de lo que planeaba de la rubia, Daniela volvió a retroceder y Poché avanzó un paso más.
—¿Qué te importa si peleé con esa perra? Igual, es su culpa, por no parar de ladrar —dijo apoyándose de los casilleros a sus espaldas.
Poché estaba muy cerca.
—Ella no es una perra, no te confundas contigo misma —espetó acercándose aún más y acorralando a la rubia contra la pared—. Más te vale que no le hayas hecho nada.
—Awww ¿Por qué? ¿Es tu novia? —preguntó con un tono adorable completamente falso, pero atravesó a Poché con los ojos, la última palabra la soltó con una amargura palpable.
Poché perdió la compostura, por un momento parpadeó confundida, y alejó su rostro de la rubia.
—¿Novia? Para nada, es una de mis mejores amigas —aclaró y casi pudo ver cómo la mirada de Daniela se relajó levemente, sería su imaginación—. Por eso no quiero que chicas como tú la molesten, me enferman.
—¿Enfermarte? Si yo soy una de las chicas más deseadas del colegio, te quedas patética —rodó los ojos y alzó la barbilla con superioridad.
—Pues ya veo. Tu querido novio lo demuestra comiéndote la boca todos los días —observó la sonrisa burlona de Daniela y se irritó por ella.
—¿Qué? ¿Te molesta, no? —preguntó, insinuante, y Poché parpadeó.
—Qué tontería es esa.
—Por favor, si siempre nos estás mirando. Qué desagradable. ¿Acaso estás enamorada de mí o algo? Esa sería la única explicación, de porque nunca me puedes quitar los ojos de encima —dijo con una mirada burlona y un tono venenoso.
Poché sintió su corazón acelerarse, pero la indignación se apoderó de cada fibra de su cuerpo, y observó a la castaña con tanto odio que el rostro de Daniela se mostró ligeramente intimidada.
—¿Enamorada? ¿Yo? ¿De ti? ¡Ja! —soltó una risotada falsa y se alejó de la chica unos centímetros, observando fijamente sus ojos—. Nunca en mi vida podría fijarme en alguien tan jodida como tú. Primero seguro besaría a tu amiga, Paula, antes que a ti —Sonrió mordazmente, aunque no era del todo cierto lo que decía—. Además, no me gustan las bajitas —dijo eso ultimo alejándose de ella como si tuviese una enfermedad contagiosa, observó el rostro enojado de Daniela y sus ojos húmedos. ¿Eran lagrimas? Imposible.
—Qué suerte, ya me estaba preocupando de tener a una perdedora babeando por mí. Ya es suficiente con el resto de la escuela, fenómeno —dijo acomodándose la mochila en el hombro, aunque ahora su voz se escuchaba ahogada, y fue tanto así, que su rostro cambió momentáneamente.
Poché sintió un gran dolor en el pecho y sin pensar que hacer intentó acercarse, pero Daniela se alejó de ella, hablando con voz rota.
—Haz un favor con tu vida, vete a otro país y simplemente desaparece —se dio la vuelta y se fue por el pasillo.
Emily seguía con una punzada dolorosa en el pecho, pero esas palabras fueron muy hirientes cómo para hacerla quedarse en su lugar y no ir corriendo a besarla hasta quedarse sin aire en los pulmones.
Oh. Eso era nuevo. En ese momento, que la había visto tan vulnerable y con los ojos húmedos, había sentido unas increíbles ganas de besarla.
Qué mierda, cada vez empeoraba más.
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Adeu :)
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Rivales | Caché Adaptación | Corrigiendo
FanfictionHistoria de "Thebookstore" María José Garzón comienza la secundaria sintiendo las burlas de sus amigos. Entre un grupito de chicas que la fastidian conocerá a Daniela Calle. Durante varios años ellas comienzan una gran rivalidad. Se odiaban a muert...